Una inspiración catalana: el impuesto turístico paga la adaptación al calor

Mesa redonda comarcas sotenibles.

Ángeles Arencibia

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Puede ser una inspiración en Canarias: Barcelona paga medidas de adaptación al calor derivado del cambio climático con el impuesto turístico. El Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles de la Mancomunidad del Sureste de Gran Canaria volvió esta semana,- y van 18 ediciones-, a poner al alcance de la ciudadanía información científica de calidad sobre el gran reto de nuestro tiempo: el cambio climático, cuando, en palabras de uno de los ponentes, el mayor problema que todavía hoy siguen teniendo los científicos es “que se lo crean las administraciones y la ciudadanía: a veces parece que estamos adormecidos”.

Las dos tardes de ponencias en el teatro Víctor Jara de Vecindario transcurrieron entre el pavor de los datos y la esperanza científica. Y así supimos que el calor mata mucho más a las mujeres (según estadísticas de Barcelona referidos a mayores de 75 años, ellas suponen el 72% de las muertes) y que 9 de los 47 puntos costeros catalogados como de alto riesgo en Canarias están ya en estudio por parte del Gobierno autonómico. También que la medición de la temperatura de los océanos es todavía “muy poca cosa”, o que los Países Bajos se plantean si una solución será vivir sobre el mar.  

Las sesiones -colgadas en YouTube- permiten asomarse al Plan Clima de la capital catalana, un amplísimo programa de medidas que se elaboró en 2018, pero con antecedentes en el siglo pasado, y que ha logrado ya que 85 de las 170 escuelas de infantil y primaria de la ciudad dispongan de aire acondicionado alimentado con placas fotovoltaicas a través del Pla Clima Escoles. Según precisó Benjamí Gauchia, técnico de la Oficina de Cambio Climático, “todo el plan se está pagando con el impuesto turístico”.

Gracias al Plan Clima, en Barcelona el 99% de la población ya cuenta con un refugio climático a una distancia de 10 minutos a pie - aunque el objetivo es recortar ese tiempo a la mitad-; y en Garachico, donde se desarrolla un proyecto europeo LIFE desde 2021, se trabaja en un sistema de alerta temprana que permita avisar a la población de invasiones de la marea con 72 horas de antelación. Las olas, aquí, por cierto, se fotografían para analizarlas con inteligencia artificial.

En esta 18 edición de las jornadas del Sureste se habló de calor y de incremento del nivel del mar. Y si en el segundo apartado, el quid de la cuestión en Canarias está en los 47 puntos calientes de la costa que requieren una intervención a corto plazo; en el primero, además del ejemplo catalán, el acento se pudo en la temperatura de los océanos y en la necesidad de mejorar de manera sustancial la recogida de datos.  

El dato más elocuente del seminario tiene 3 años a efectos de titular periodístico y aunque fue noticia en 2022, desgraciadamente aún sigue en vigor: en el peor escenario climático, Canarias perderá 147 playas turísticas en 2050 por la subida del mar.

En la mesa redonda final, moderada por la periodista Wendy Fuentes, los científicos pidieron más jornadas como estas para llegar a la ciudadanía, -que “tiene un papel que desempeñar”, en palabras de Corinne Vitale, de la Universidad de Radboud (Países Bajos)-, y acelerar la marcha.

“Es el momento, ya tenemos la base y ahora nos queda hacerlo con cabeza, hacerlo bien, pero hacerlo, con estrategias de acción que sean prácticas, pero que se hagan”, dijo Patricia Caro, coordinadora de proyectos en LIFE COSTAdapta. “Seamos proactivos a todas las escalas: el gobierno local es el primero que lo ve, ve que la policía tiene que sacar a la gente de su casa”.

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