Así fue el rastreo del Ángeles Alvariño en Tenerife: más de 250 kilómetros cuadrados cartografiados en busca de Anna, Olivia y Tomás Gimeno
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño cesó este jueves las operaciones de búsqueda de Anna y Tomás Gimeno tras recibir la orden judicial en ese sentido y tras un mes de trabajos en la zona marítima delimitada por los investigadores de la Guardia Civil.
Según ha indicado el Instituto Español de Oceanografía (IEO), en estas semanas el buque cartografió un área de 250 kilómetros cuadrados con entre aproximadamente 100 y 2.000 metros de profundidad. También se filmaron 392 horas en las inmersiones del ROV Liropus 2000, el vehículo submarino no tripulado para la exploración del fondo.
En estas labores han participado cinco científicos, ocho ingenieros y once tripulantes. La primera función de este equipo al llegar a la isla para comenzar la búsqueda de las niñas desaparecidas y de su padre fue, debido a la baja resolución de las cartografías previas, conocer la morfología y topos de fondo de toda el área que iba a ser explorada.
A continuación, el buque recorrió líneas paralelas frente a la costa de Santa Cruz de Tenerife barriendo el fondo con la ecosonda multihaz para obtener una cartografía de toda el área 15x15 metros de resolución y cuatro cartografías de 5x5 metros de resolución de las áreas prioritarias identificadas por la Guardia Civil.
Una vez allí, el barco desplegó el vehículo submarino mediante el LARS, un sistema de largado y recuperación del TMS. El sistema TMS alberga y protege al ROV y contiene el sistema de gestión del cable que lo une con la embarcación en la superficie.
Se instaló también un sonar de barrido lateral en el TMS del ROV. Finalmente, el ROV, el vehículo submarino no tripulado, exploró el fondo marino siguiendo líneas paralelas con una distancia entre ellas menor de cinco metros para inspeccionar visualmente toda la zona.
Esta exhaustiva búsqueda permitió recuperar en distintas localizaciones el cuerpo de Olivia, la mayor de las dos hermanas, así como una botella de aire comprimido, dos biberones de oxígeno, una funda nórdica y una bolsa de deportes en donde se cree que estuvo el cuerpo de Anna, ya que se encontró con la cremallera rota y vacía.
El buque ha emprendido su regreso a la Península después de que la jueza haya autorizado el cese de las operaciones, dado que tanto la autoridad judicial que investiga el caso como el responsable de operaciones del buque han concluido que es “inabarcable” continuar con el rastreo ante lo escarpado del terreno submarino, lleno de grietas y barrancos, algo que imposibilita la búsqueda con este sistema.
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