“Hay gente que demanda que la izquierda se una y cambie La Laguna en 2015”
Rubens Ascanio fue designado candidato de Sí se Puede (SsP) en 2015 a la Alcaldía de La Laguna en un proceso de primarias celebrado el pasado 3 de julio. La ratificación llegó este viernes en la asamblea insular de la formación ecosocialista. Nacido hace 38 años, licenciado en Historia, activista político (estuvo en Azarug y en Alternativa Popular Canaria), de SsP de toda la vida (está desde la constitución del partido), ofrece un discurso que suele volver sobre dos ideas fundamentales: la gente y el cambio. También aplaude la gestión de su predecesor y hoy concejal lagunero, Juan Miguel Mena; critica el PGO, y reprueba el proceder de Coalición Canaria. Sin embargo, en lo que hace más énfasis es en la necesidad de un pacto de izquierdas.
¿Cómo afronta su designación como candidato?
Con ganas, ilusión y buena disposición a seguir el trabajo en el que he estado participando desde 2011 junto a Juan Miguel Mena. La labor institucional es un mundo aparte para la gente que venimos de las organizaciones alternativas, que no solemos tener experiencia en el trabajo dentro de una institución. En mi caso particular, fui portavoz del Sindicato de Estudiantes Canario, que puede ser algo asemejable; pero encontrarme de frente con la burocracia, el sistema que se mueve dentro del Ayuntamiento, y los estilos y las formas de la política local ha sido un descubrimiento. Ahora mismo es cuando estamos empezando a asimilar cómo se funciona aquí y de qué manera podemos convertirnos en una herramienta para que los vecinos intervengan y estén presentes en la vida pública. Porque una organización política debe ser una herramienta para que la gente pueda trasladar todas sus preocupaciones y se empodere en las instituciones.
¿Cómo se desarrolló el proceso de primarias en el que fue elegido?
Nosotros llevamos cerca de un mes y medio con este proceso. Todo el mundo es elector y elegible, y hay una predisposición enorme a que cualquiera pueda presentar una candidatura. Aunque en otros comités funcionó de otra manera, en el caso de La Laguna lo que hicimos fue un debate sobre qué tipo de perfiles son los más adecuados para ocupar un puesto relevante en una candidatura en el municipio. Fue ahí cuando Juan Miguel Mena expresó que, aunque sigue dispuesto a estar en un lugar relevante de la vida institucional, los últimos años habían supuesto para él un desgaste. En ese debate estuvimos planteando diversas posibilidades, y los compañeros pidieron que el perfil que había que tener para 2015 era quizá más joven, con una visión nueva de la vida política en el Ayuntamiento y que esa persona pudiera crear un equipo de trabajo alrededor. Nosotros ahora mismo no buscamos el liderazgo carismático, sino generar un equipo que pueda llevar al municipio a un cambio en profundidad con respecto a la forma en que ha funcionado en los últimos 30 años.
¿Rubens Ascanio está a la izquierda de Juan Miguel Mena?
(Risas). Venimos de tradiciones diferentes. Él es una persona que tiene una experiencia larguísima en política. Yo empecé a implicarme en organizaciones sociopolíticas con 17 años, en otra época completamente distinta. Él comenzó en los 70 y yo, en los 90. La izquierda en ese momento estaba en una crisis absoluta, donde, por desgracia, cada vez que salíamos en manifestaciones, éramos 500 personas, y eso era un exitazo; pero no había un ánimo de movilizarse y era muy complicado organizar una respuesta. Mena viene de otra tradición que es igual de valiosa. Lo fundamental es cómo uno afronta la vida municipal y, en ese sentido, yo creo que él ha hecho un trabajo excelente y ha estado en todo momento al servicio de las demandas de la gente. Ojalá, como mínimo, sea como Mena en esa acción municipal.
¿Un pacto de izquierdas es el gran objetivo?
Para mí es algo fundamental. Creo que hay posibilidades, por primera vez en muchísimos años, de que La Laguna tenga un cambio político en profundidad; con la gente. Porque hay voluntad de las personas, de las que están organizadas y de las que no, dado que hay muchos ciudadanos que viven en pueblos y barrios de La Laguna que están aprendiendo a marchas forzadas –sobre todo en el último año– a organizarse y a dar una respuesta a los problemas que les afectan y a generar alternativas. Y eso es algo imparable. Y es gente que está reclamando a las organizaciones de izquierdas del municipio que nos unamos. Esa llamada la tenemos que atender todos. Porque, además, puede cambiar el municipio y modificar de verdad el poder de Coalición Canaria, que se ha mantenido durante un cuarto de siglo en La Laguna.
¿Ahora mismo cuáles son los principales problemas del municipio?
En el último pleno se vio que el Plan General sigue siendo un elemento fundamental. La forma de entender el PGO está pensada en un modelo muy determinado: el del piche y el cemento. Ahora mismo lo que toca en La Laguna es conseguir que el Plan General esté al servicio de los ciudadanos y no de unos intereses urbanísticos. También está la democracia. La Laguna no puede quedarse contenta diciendo que es el municipio más participativo de la Isla, cuando es una mentira totalmente clara. Estamos dentro de la Ley de Grandes Ciudades desde hace más de diez años y no se aplica, como en otros municipios, posibilidades como tener una comisión de quejas y sugerencias. Igualmente, no hay un pleno de control, como se hace en el Ayuntamiento de Santa Cruz, donde la oposición puede hacer una labor de seguimiento de las políticas que está realizando el grupo de gobierno. Además, se debería abrir el municipio a nuevas formas de economía que partan desde lo más local.
¿Qué opinión le merece la gestión de Fernando Clavijo?
Me parece que ha jugado el papel que le corresponde en la historia: ser el heredero político de Ana Oramas, que, a su vez, era la heredera de Elfidio Alonso y de la ATI más conservadora. En La Laguna sufrimos la versión más tradicional y clásica de un movimiento profundamente retrógrado para las islas como es el de las Agrupaciones Independientes de Canarias, las antiguas AIC. La realidad es que tenemos un grupo que es prácticamente el único que, cuando llevas una moción por ejemplo en favor del derecho al aborto –que es aprobado con los votos de Coalición Canaria en ayuntamientos como La Orotava, Tegueste, Santa Cruz o Candelaria–, te votan en contra, porque su posición política está a la derecha de la de sus compañeros de otros consistorios. La forma en la que ellos entienden la participación es, básicamente, que un líder vecinal vaya a tocarle a la puerta del concejal para pedirle un favor. Es la forma que en el siglo XIX aplicaban los caciques con los aparceros o medianeros que tenían en sus fincas. Ese modelo no es el que queremos para el municipio, y es el que han aplicado y el que sigue aplicando Fernando Clavijo, que es una persona joven, supuestamente preparada, pero que tiene el mismo perfil de control absoluto y represión de las voces críticas que sus antecesores.
A grandes rasgos, ¿qué espera que va a pasar en las elecciones de 2015 en La Laguna?
Yo creo que Coalición Canaria va a sufrir un castigo por parte de la ciudadanía. Ya se anunció en las elecciones europeas, donde, en lugares en los que en las municipales consiguieron un resultado extraordinario, tuvieron un correctivo importante. Esa dinámica responde precisamente a la falta de propuestas y de iniciativas. El PSOE no creo que baje más de lo que bajó en las últimas elecciones. El Partido Popular va a caer, porque no ha hecho el más mínimo trabajo político en estos últimos tres años. Y espero que la izquierda demos voz a la gente que ahora mismo nos está pidiendo que nos unamos y que demos un golpe en la mesa y cambiemos el municipio en mayo de 2015. Y confío y trabajo para que eso suceda.
¿Qué lectura hace del auge de la izquierda y del fenómeno Podemos?
Nosotros en 2006 aparecimos en la vida política porque, precisamente, percibíamos que no había organizaciones que respondieran a las necesidades de los ciudadanos. Y en ese proceso nos tuvimos que unir gente que veníamos de historias muy diferentes: de partidos más tradicionales dentro de la izquierda, del nacionalismo, federalistas, ecologistas, ciudadanos preocupados por los distintos barrios... Esa alternativa se ha ido consolidando y tomando fuerza. ¿Por qué ocurre eso? Porque la gente está desencantada. Había muchos ciudadanos que estaban repitiendo el mantra de que todos los políticos son iguales y que no sirve para nada votar. Y se está demostrando que cuando haces un voto crítico a organizaciones que tienen un compromiso muy claro, en general nunca te defraudan. La mejor prueba es que a nosotros nos han ofrecido entrar en cinco ayuntamientos a gobernar y no lo hemos hecho, con historias tremendas de compañeros que están en paro, que tienen una situación de precariedad absoluta y que han dicho: “No, nosotros nos comprometidos a no participar en acuerdos de reparto de poder como si esto fuera un banquete”. Y a nivel del Estado también se está dando una respuesta ciudadana organizada que, en algunos casos, tiene el nombre de Podemos, Ganemos Barcelona, Municipalia o procesos donde la gente se organiza y opta por la política como una herramienta de transformación.
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