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La ULL patenta una técnica en impresión 3D para dosificar fármacos para niños

Gracias a la licencia firmada entre la Universidad y la empresa propietaria de la plataforma de impresión 3D, esta última se beneficiará de la invención desarrollada en la patente y del uso del programa informático creado por el grupo de investigación

Tenerife Ahora

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Una técnica patentada por el grupo de Desarrollo Galénico de Medicamentos de la Universidad de La Laguna (ULL) permite mejorar la impresión en tres dimensiones para dosificar fármacos pediátricos, de manera que se ajusta la dosis requerida en tratamientos individualizados a pacientes infantiles.

La Universidad de La Laguna ha explicado este lunes que la empresa británica FabRx ha desarrollado la primera impresora 3D GMP del mundo para la producción de medicamentos individualizados, denominada M3DIMAKER™, recientemente adquirida por el citado grupo Desarrollo Galénico de Medicamentos.

Gracias a la licencia firmada entre la Universidad de La Laguna y la empresa propietaria de la plataforma de impresión 3D (FabRx), esta última se podrá beneficiar de la invención desarrollada en la patente y del uso del programa informático creado por el grupo de investigación que dirige el catedrático José Bruno Fariña.

“En la elaboración de formas farmacéuticas a nivel industrial o a escala piloto es fundamental garantizar que la cantidad (dosis) de principio activo presente en cada una de las unidades de dosificación elaboradas es la declarada, y que además el proceso de elaboración no afecta a la estabilidad del principio activo”, explica el catedrático de Farmacia y Tecnología Farmacéutica.

Una de las tecnologías que presenta esta plataforma de impresión es la técnica de extrusión de semisólidos en la que se dispensa, a través de una boquilla, un semisólido que capa a capa conformará la forma farmacéutica final sólida.

El proceso tiene la ventaja que se realiza a bajas temperaturas, en comparación con otras técnicas, sin alterar la estabilidad del principio activo.

La elaboración de estas mezclas semisólidas de partida supone uno de los mayores retos a la hora del desarrollo de medicamentos individualizados, puesto que el estudio del flujo y la deformación de las mismas (propiedades reológicas) constituyen un punto crítico limitante del proceso, añade.

“La patente permite caracterizar reológicamente las masas empleadas, lo que facilita su optimización para su extrusión en la plataforma de impresión 3D, mejorando la calidad del proceso de impresión y por tanto de la forma de dosificación obtenida”, explica el experto.

Por otro lado, permite asegurar que el flujo de la masa semisólida a extruir a través de la boquilla de la plataforma de impresión sea constante, lo que garantiza que la dosis obtenida sea la requerida, uno de los requisitos fundamentales para que un medicamento sea autorizado.

A su vez, la patente de la ULL, gestionada por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación del centro académico y en cuya creación también figuran Ana Santoveña y Eduardo Díaz, facilita la detección de posibles errores de impresión, tales como la existencia de aire dentro de la masa a extruir que produzca errores en el flujo o la solidificación dentro de las boquillas.

Esta patente permite sumar la presión de impresión controlando el progreso del proceso de extrusión y, por tanto, detectar cualquier fallo durante la fabricación, lo que permite llevar a cabo un control continuo del proceso y realizar las pertinentes correcciones a tiempo real.

Así, una vez finalizado el proceso de impresión, se logra descartar aquellas unidades de dosificación en las que se haya registrado algunos de los errores predefinidos para cada lote elaborado.

Por todo ello, la licencia de esta invención del grupo de investigadores de la Universidad de La Laguna supone “un claro avance para el desarrollo de esta tecnología novedosa”, ya que facilita ajustar los parámetros de impresión antes del inicio del proceso, al tiempo que asegura que el flujo de la masa semisólida a través de la boquilla sea constante y, por tanto, el volumen y la dosis extruida sea la correcta.

“Este proceso consolida la hoja de ruta para la certificación y regulación de esta tecnología de impresión 3D para la fabricación de medicamentos individualizados seguros y de calidad”, concluye Fariña. 

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