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“La reforma laboral del PP vino a hacer pobres a los trabajadores, pero tampoco ha beneficiado a todos los empresarios”

La temporalidad en la industria ha crecido en los últimos años.

Blanca Sáinz

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María Jesús Cedrún, exsecretaria general de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Cantabria y consejera del Consejo Económico y Social (CES) de España es clara y concisa desde el inicio de la conversación: “La reforma laboral no se puede derogar porque se dejaría un vacío normativo en algo que se está utilizando cada minuto del día. Nosotros queremos acabar con ella, pero habrá que hacerlo artículo a artículo y sentándose a ver cómo lo hacemos”.

Así comienza la sindicalista a tratar una de las cuestiones que más ha dado que hablar en los últimos años y que más quebraderos de cabeza ha supuesto a los trabajadores de este país, y es que para Cedrún, la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy “vino a hacer pobres a los trabajadores, pero tampoco ha beneficiado a todos los empresarios”: “La crisis se llevó por delante empresas y los pequeños empresarios sufrieron mucho. Por el contrario, los grandes beneficiados fueron la banca y los explotadores sin conciencia, del resto no ha resultado beneficiado nadie”, asegura.

Sin embargo, y pese a reconocer que ha habido una “cierta” recuperación económica, la representante de UGT reconoce que “lo que no ha habido es una recuperación de las personas trabajadoras”: “La patronal y la derecha han puesto el foco en el abaratamiento del despido, pero lo realmente importante es que cuando entre a un trabajo cómo lo hago y en qué condiciones estoy. Eso y qué protección tengo cuando salgo. Y esas tres cosas han desaparecido con la reforma del PP”, señala.

Yendo a los datos, el informe elaborado por la Secretaría de Empleo de UGT con estadísticas comprendidas entre la entrada en vigor de la normativa laboral en 2012 y las últimas disponibles de este año indica que un 16,5% de los trabajadores de Cantabria (38.939 ocupados) estaban en riesgo de pobreza y exclusión social según el indicador europeo AROPE, que mide tanto la carestía de ingresos económicos como la privación material severa y la pertenencia a hogares con una intensidad de empleo muy baja.

Se trata de un dato que duplica al que había en la comunidad autónoma cuando entró en vigor la reforma laboral de 2012 (un 8% y 17.245 trabajadores) y, aunque el informe del sindicato puntualiza que podría estar afectado por la incidencia de la COVID-19, la realidad es que la media anual de todos los años anteriores a la pandemia (32.234 trabajadores) también supera con creces la que había antes de la actual normativa legal que regula el mercado laboral.

Para Cedrún, uno de los mayores motivos que ha provocado el empobrecimiento del trabajador es la temporalidad: “Se intenta que los trabajadores no se conviertan en un lastre para la empresa, así que se decide que la empresa podrá contratarles cuando les necesite y cuando no, podrá mandarles a casa. Todo esto mientras se empeoran las condiciones de los trabajadores cuando se quedan en el desempleo, como ocurre con el contador a cero”, asevera.

Y es que tal y como relata a este periódico la veterana sindicalista, los trabajadores comienzan a entrar y salir de sus puestos de trabajo y cada vez que se van al desempleo consumen su paro, lo que termina por eclosionar: “De repente nos encontramos con miles de trabajadores que ya habían consumido su prestación por desempleo y que ahora se habían quedado también sin trabajo”, explica.

La reforma laboral ha hecho que la competencia desleal se legalice. En lugar de condenarla, se favorece que tengas a tus trabajadores en malas condiciones. Es así de frustrante

Además, otro asunto en el que pone el foco es en la negociación colectiva, “algo fundamental cuando se trata de luchar por los derechos laborales”. Pero esto también se modifica con la reforma laboral de 2012 al hacer desaparecer la prevalencia del convenio del sector y comenzar a priorizar el convenio de la empresa. Precisamente, y por ser este asunto es uno de los fundamentales para Cedrún, admite que espera que próximamente se derogue la prevalencia del convenio de empresa sobre el del sector para favorecer la negociación colectiva “y poder empezar 2022 con las reglas el juego encima de la mesa y salir de este atasco que tenemos”.

No obstante, también reconoce las “batallas ganadas” de este Gobierno y considera que restaurar el subsidio para los mayores de 52 años fue “todo un logro”: “Se dio cobertura a un montón de gente, y además con ventajas para que no llegasen tan desheredados a la jubilación... Mucha gente se quedó sin nada tras la reforma laboral porque les despedían a esa edad, nadie les contrataba y no podían acceder a la jubilación hasta los 61 años. Era terrible ver que alguien que llevaba 35 años cotizados se quedase durante años en absoluto vacío y después tuviese una jubilación mínima”, cuenta.

En el lado contrario, para Cedrún los grandes olvidados siguen siendo los jóvenes, quienes se están acostumbrando “demasiado” a la precariedad: “La recuperación que ha venido, por llamarlo de alguna manera, era justo lo que se pronosticaba con la reforma laboral: trabajos precarios con un beneficio de las empresas a costa de los costes salariales. Está eso y que muchos jóvenes se han adaptado a tener trabajo hoy, y mañana ya se verá, y eso no es bueno ni para la persona, ni para la economía, ni, por supuesto, para la sociedad”, afirma.

La industria, menos peso y más inestabilidad

Algo que siempre lleva por bandera el sindicato, y la izquierda cántabra en general, es la falta de una industria fuerte en la comunidad como contraposición a la temporalidad del sector servicios. Sin embargo, la industria cada vez tiene más contratación temporal y según señalaba hace unos días el propio secretario general de UGT, Mariano Carmona, “hasta la industria, que en Cantabria nunca superaba el 90% de contratos temporales hasta justo antes de la reforma laboral, tiene hoy un 96% y lleva unos cuantos años siendo el sector con más eventualidad”.

De esta forma, para Cedrún puede haberse convertido en uno de los sectores más dañados ya que, a diferencia de otros que nunca terminaron de gozar de unos buenos derechos laborales, la industria llegó a ser durante años sinónimo de empleo estable, contratos indefinidos y negociación colectiva. “La reforma laboral tiene graves consecuencias en Cantabria porque tenemos un tejido productivo débil y con incertidumbres que ha utilizado la temporalidad y las subcontrataciones. Antes ibas a una industria y había 500 trabajadores de la empresa con unas buenas condiciones, ahora vas y 100 de esos trabajadores tienen unas buenas condiciones, el resto pertenecen a 10 subcontratas diferentes que tienen unas condiciones muy diferentes a las de sus compañeros”, argumenta.

Cedrún añade algo más: “La reforma laboral ha hecho que la competencia desleal se legalice. Si antes en un sitio se hacían las cosas bien y estaban en inferioridad de condiciones respecto a aquellos que no cumplían las normas, ahora se facilita que el que lo hace bien lo empiece a hacer mal. Es decir, en lugar de condenar la competencia desleal, se favorece que tengas a tus trabajadores en malas condiciones. Es así de frustrante”, finaliza.

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