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ENTREVISTA Marta Cerezales Laforet, traductora e hija de Carmen Laforet

“Es el momento de reivindicar otras obras de mi madre, aparte de 'Nada'”

Carmen Laforet.

Javier Fernández Rubio

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Carmen Laforet Díaz (Barcelona, 1921-Majadahonda, 2004) fue una escritora española conocida sobremanera por ser la autora de la novela 'Nada', que no solo ganó el Premio Nadal de 1944 sino que marcó una vida y una obra, eclipsada en su conjunto por aquel estreno deslumbrante. De sus cinco hijos -Marta, Cristina, Silvia, Manuel, recientemente fallecido, y Agustín-, tres siguieron sus pasos como escritores y una ha sido docente y traductora. Este es el caso de Marta Cerezales Laforet, quien en cierto modo tampoco pudo escapar del influjo del legado de su progenitora. No en vano, entiende que traducir es otra forma de crear, de recrear más bien, de vivir apegada en todo caso a la literatura. Afincada en Santander desde su matrimonio, la familia de una forma u otra ha estado por ello vinculada con esta ciudad, incluida su madre, Carmen Laforet, de la que este año se cumple el centenario de su nacimiento y de la que su hija espera ver el resto de su obra recuperada y en el lugar que le corresponde.

Lo primero que me gustaría saber es cómo ve usted y cómo ve su familia este centenario del nacimiento de su madre.

Lo vemos con la ilusión de que se hable de ella. Mi hermano Agustín es el que está organizando las cosas en Madrid. Creo que por ahora se va a hacer una exposición en el Instituto Cervantes y algunos otros actos. Algunas de sus obras se van a reeditar. A mí me han invitado al Cervantes de Túnez. Hasta ahora ha sido actividad online [ríe], pero espero que acabe siendo presencial.

¿A estas alturas queda algo por descubrir de la figura de su madre?

Sí. De mi madre siempre se habla de su Premio Nadal por 'Nada' y luego del silencio en que terminó sus días, cuando en realidad es autora de otros libros que merece la pena leer...

Y que por alguno de ellos le dieron el Premio Nacional.

Sí, pero de ellos se han olvidado mucho y de una manera injusta. Ahora se está reivindicando un poco obras como 'La isla y los demonios', 'La mujer nueva', 'La insolación', 'Al volver la esquina', así como sus cuentos y novelas cortas que son muchos. Y yo creo esto es lo que hay que mover.

Hay muchos clichés y casi frases hechas que afloran automáticamente cuando se habla de su madre Carmen como que dejó de escribir.

No es cierto exactamente. Ella era muy joven cuando escribió 'Nada'. Recuerdo que en 1953, cuando publico 'La isla y los demonios', en una entrevista la preguntaron cómo tardó tanto en volver a publicar. Ella contestó: “Tengo 31 años, he escrito dos novelas largas, otras cortas, cuentos, artículos de periódicos y he tenido cuatro hijos. Otros, a mi edad, aún no han empezado”. Estaba siempre presionada por ser autora de una novela y eso la influía, la influía que siempre compararan lo que escribía con 'Nada'. Ella sí que dejó de publicar novela desde la 'Insolación', la primera de una trilogía, en el año 1963 o 1964, no recuerdo bien. La segunda se publicó después de su muerte. Pero siguió escribiendo, aunque no publicaba. Recuerdo que cuando estaba en mi casa en Santander tenía varias novelas empezadas; rompía mucho, pero escribía. Sí es cierto que estuvo marcada por el éxito, demasiado joven, de 'Nada'.

Además no fue un éxito cualquiera, sino protagonizado por una mujer en un año de la posguerra como 1948 en un país como España.

Por una mujer joven y guapa. Tuvo mucha presión y ella huía un poco de la presión y quería que se la juzgara como a un escritor, por lo que escribía y por nada más.

Incluso por lo que escribía se la cuestionaba al salirse de la línea imperante en aquellos años de lo que se conocía como literatura femenina.

Pero sin embargo tuvo mucha repercusión en otras autoras. Ellas mismas lo reconocen, como Carmen Martín Gaite... Todas las escritoras que vinieron a partir de los años 50 pudieron escribir, se decidieron a escribir, presentarse a premios y demás por 'Nada', por la influencia que había tenido.

¿Cómo era Carmen Laforet en la intimidad?

Era una mujer alegre, en general. Se reía mucho. Era una mujer que siempre hablaba de la libertad. La libertad era muy importante para ella. Sin embargo, nosotros teníamos una educación bastante estricta [ríe]. Ahora lo veo lógico y no como una contradicción. Yo me acuerdo de una profesora suya en Canarias que recordaba que iba mucho a la playa y que un día la mandó un mensaje: “Dígale a Carmen Laforet que por muy bien que escriba, si no viene a clase, la voy a suspender”. Pero se enfadó mucho cuando yo una vez me fui a remar a El Retiro con unos amigos. Tuvimos una educación estricta pero porque vivíamos cinco hijos en un piso pequeño. En cambio, en verano éramos libres. Ella siempre apoyó después lo que queríamos hacer, nuestros viajes y demás, pero de pequeños tuvimos una educación estricta.

Volviendo a su obra, ¿quedan cosas por descubrir?

Puede haber cartas, pero no... Se intentó buscar el tercer manuscrito, la tercera obra, pero no la hemos encontrado.

¿Le parece bien que se publiquen las cartas personales de su madre?

Me da como reparo leer sus cartas personales. Se han publicado dos [libros de cartas] que me han gustado, uno con la correspondencia con Ramón Sender y otro con la de Elena Fortún. Hay muchas más cartas...

Ella siempre procuró mantenerse al margen de la farándula literaria, incluso tenía un aura misteriosa, que puede ser otro cliché atribuido.

Ella tenía sus amigos, pero no se metía en el mundo literario del momento. No es tan misterioso.

¿Hasta qué punto cambió el Nadal su vida?

El premio le cambió la vida. Era muy joven.

¿Y se arrepintió en algún momento de haberse presentado?

Me imagino que en el momento que se lo dieron estuvo contentísima. Fue mi padre, como crítico literario, quien le recomendó presentarse, pero ella siempre tuvo vocación literaria.

Hábleme de su padre.

Mi padre [Manuel Cerezales] era periodista, dirigió el periódico 'España de Tánger', era crítico literario, un hombre muy culto, con sentido del humor y durante años tuvieron una buena relación y luego se separaron.

¿Hasta qué punto la vocación literaria de los hijos estuvo determinada por la de su madre?

Eso influyó a todos los hijos, claro. Yo no soy escritora, aunque me interesa la traducción, que es una especie de reescritura. Me interesa mucho

La época viajera de su madre, ¿cómo la veía?

Bien. Ella estuvo viviendo en Roma. En los años 80 hizo muchos viajes a Estados Unidos, pero poco a poco lo fue perdiendo. Aunque también convivió mucho con sus hijos, en mi casa varios años, en casa de mi hermana Cristina... Hay un libro muy bonito titulado 'Música blanca', escrito por mi hermana Cristina, que es como una conversación con ella cuando dejó de hablar [por una enfermedad degenerativa los últimos años de su vida] y en la que sus palabras son sacadas de cartas, de diarios y hacen así una conversación. Me parece que es el mejor reflejo de ella.

¿Hasta que punto su madre era Andrea, la protagonista de 'Nada'?

Ella siempre negó que 'Nada' tuviera un componente autobiográfico aunque es reconocible parte de la familia en algún personaje. Por el ejemplo, Angustias era la tía Encarnación, que se había metido a monja [ríe]. Sin embargo, creo que es el momento de reivindicar otras obras de mi madre, aparte de 'Nada'.

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