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Los partidos cierran el telón de una campaña discreta en Cantabria que no despeja dudas en torno al resultado

Urna sobre las papeletas en un colegio electoral. EFE

Rubén Alonso

Los partidos cierran el telón de una campaña más breve de lo habitual y con pocas sorpresas respecto a la de abril, prácticamente calcada a la del 28A. La repetición electoral de las generales ha propiciado que el principal enemigo a batir de todos los partidos sea la abstención, provocada por el descontento de la ciudadanía tras meses de bloqueo ante la imposibilidad formar Gobierno en España.

Así pues, las seis principales formaciones encaran la cita con las urnas con los resultados más inciertos e impredecibles de las últimas convocatorias electorales. Ahora es incluso más complicado vaticinar qué ocurrirá cuando se cierren los colegios electorales este domingo que hace siete meses.

El PSOE, que se impuso el 28A con un resultado histórico en la comunidad, espera repetir la victoria que le otorgó dos de los cinco escaños que reparte esta circunscripción. Para estos comicios, el partido ha hecho un cambio de cromos, sustituyendo al sindicalista Luis Santos Clemente por el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Santander, Pedro Casares, quien, tras quedarse a las puertas de conseguir la Alcaldía de la capital en mayo, se ha decantado por dar el salto a Madrid. 

La visita de Pedro Sánchez a pocos días de que empezara la campaña ha sido el plato fuerte de la misma para el PSOE cántabro que, posteriormente, ha contado con la presencia de varias ministras, como la de Educación y la de Justicia, así como la de su portavoz parlamentaria, Adriana Lastra. Los socialistas confían en volver a ser la fuerza más votada en la comunidad, tal y como pronostica el CIS, pero impera la cautela ante el ascenso en las encuestas del PP, que amenaza con acercarse e incluso disputarle la victoria. 

Los populares, que siguiendo con las expectativas nacionales esperan remontar la debacle del mes de abril, cuando perdieron cerca de 70.000 votos respecto a 2016, han optado por una campaña de perfil bajo, con una visita relámpago del candidato, Pablo Casado -justo después del debate a cinco organizado por la Academia de la Televisión-, en la que ofreció un mitin donde volvió a apelar a la unificación del voto de la derecha, estrategia que ha seguido toda la campaña para atraer votantes de Ciudadanos y Vox. Diego Movellán repite como candidato con el objetivo de ir a Madrid, este vez, acompañado de un segundo diputado. 

En la otra cara de la moneda está Ciudadanos, partido al que todas las encuestas, sobre todo a nivel nacional, le auguran una caída estrepitosa respecto al resultado que obtuvo en abril. Pinta negro para los naranjas que, de nuevo con Rubén Gómez al frente, no pierden la esperanza de conservar el escaño. No obstante, su campaña, sin grandes actos ni presencia de líderes nacionales, no parece haber buscado agitar a sus potenciales afines para tratar de revertir la tendencia negativa a la que le abocan los sondeos. 

Por contra, la formación de extrema derecha Vox, que se quedó a las puertas de conseguir un escaño cántabro en abril, amenaza con lograrlo en esta ocasión, fiando sus expectativas electorales al tirón nacional de su líder, Santiago Abascal, quien, antes de participar en el debate de candidatos difundiendo su discurso ultra y xenófobo en prime time, recaló en el Palacio de Festivales de Santander en un acto junto al aspirante autonómico, Emilio del Valle. 

No obstante, el partido que espera un mayor ascenso en esta repetición electoral es el PRC de Miguel Ángel Revilla. Los regionalistas hicieron historia en abril obteniendo un escaño en el Congreso por primera vez, que le sirvió para sellar un acuerdo con Pedro Sánchez para votar a favor de su investidura -y que facilitó el acuerdo de Gobierno autonómico entre PRC y PSOE- a cambio del cumplimiento de una serie de compromisos, en su mayoría en materia de infraestructuras ferroviarias, con Cantabria. 

El PRC, que se daría por satisfecho si su candidato, José María Mazón, vuelve a obtener escaño, cree que esta vez no será uno, sino dos los representantes regionalistas en la Cámara Baja tras el 10N. Su campaña, prácticamente calcada a la anterior, ha estado marcada por la llamada al voto “para los de casa” y con episodios mediáticos como el viaje en tren a Bilbao para reivindicar mejoras en la conexión con la capital vizcaína y con otro nuevo incidente -como ocurrió en abril con la avería del tren-, esta vez al encontrarse con un argayo que cortaba el tráfico en el Desfiladero de la Hermida que le sirvió para reclamar a Fomento mejoras en la travesía. 

Finalmente, Unidas Podemos, que perdió el escaño nacional que tenía por Cantabria el 28A, espera obtener representación este domingo, fiando sus opciones a la corriente nacional y a que, tras lo acaecido a lo largo de las negociaciones para formar gobierno con el PSOE, en esta ocasión “se desinfle”, en palabras de su candidato, Luis del Piñal, el conocido como 'voto útil' de la izquierda para los socialistas que lastraron las aspiraciones moradas en abril.

Aunque en esta ocasión tampoco ha venido Pablo Iglesias, que lleva tiempo sin visitar Cantabria, el partido sí ha contado en campaña con la presencia de Juan Carlos Monedero y de la jueza Victoria Rosell para tratar de dar el empuje que necesitan en la pugna por lograr uno de los cinco escaños autonómicos. 

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