Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

Accede aquí a nuestra portada.

La Zona de Desinterés

Javier Gallego

32

Sobre este blog

Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

Accede aquí a nuestra portada.

Los nazis llamaban “zona de interés” al área restringida que rodeaba el campo de concentración de Auschwitz, un término burocrático creado por las SS para esconder bajo un lenguaje impersonal el exterminio de más de 1 millón de personas. Martin Amis lo utilizó para una novela de la que se ha hecho una versión cinematográfica muy libre que ha ganado el Oscar a mejor película este año. En la zona de interés, la vida de las familias nazis transcurre apaciblemente a pocos metros del horror. Solo la columna de humo que sale de los hornos crematorios y los gritos lejanos de las víctimas avisan del infierno que sucede al otro lado de los muros del idílico jardín de los verdugos. El paralelismo con Palestina es evidente, lo recordaba el director de la película, el judío Jonathan Glazer, en su discurso ante la Academia de Hollywood. No hay más que pensar en la escalofriante frivolidad que fue celebrar un festival de música a unos kilómetros del campo de concentración al aire libre que es la Franja. 

Hoy las acampadas en las universidades de Estados Unidos contra el genocidio en Palestina son el humo de la chimenea. Ya que unos no quieren ver la humareda que dejan las bombas en Gaza, ya que otros escuchan impasibles los gritos lejanos de las víctimas mientras practican la jardinería, ya que nadie reacciona ante las imágenes de cuerpos desmembrados y casas arrasadas, han tenido que ser los jóvenes los que hagan señales de humo para enviar una llamada de socorro al planeta. Un S.O.S: “salvad nuestras almas”, por sus siglas en inglés. Porque se trata no solo de salvar las vidas de los palestinos sino de salvarnos a todos de la complicidad o la indiferencia. Se trata de salvar a la civilización frente a la barbarie. Se trata de sacarnos de la zona de desinterés en la que vivimos después de más de seis meses y más de treinta mil víctimas.