TOLEDO

I Jornada Legumbreviva en Cabañas de la Sagra: “Hace falta más apoyo de la PAC a las leguminosas”

Las leguminosas son un tipo de cultivo que está viviendo un periodo de expansión en Castilla-La Mancha. Estas plantas, caracterizadas por las vainas que contienen fruto, se destinan tanto al consumo animal -en forma de piensos- como al consumo humano, con las tradicionales legumbres. 

La comunidad autónoma de Castilla-La Mancha las produce para ambos fines, al 50% y tanto su viabilidad como su expansión futura va a depender de varios factores. Uno de los más importantes, según la directora general directora general de Producción Agroalimentaria y Cooperativas, Elena Escobar, tiene que ver con el futuro modelo de la Política Agraria Comunitaria (PAC) que actualmente es motivo de debate en toda Europa.

“La PAC tiene mucha influencia en este tipo de cultivo. Hace falta más apoyo desde la Política Agraria Comunitaria”, ha asegurado Elena Escobar, una opinión con la que se alinea Alejandro García Gasco, secretario de Agricultura de UPA Castilla-La Mancha, que iba más allá y pedía “una ayuda específica”.

Así se ha puesto de manifiesto durante la celebración de la primera de las dos mesas redondas dentro de la I Jornada LegumbreViva que se ha celebrado este miércoles en la Casa de Cultura de la localidad toledana de Cabañas de la Sagra, con presencia de productores, distribuidores e investigadores, además las instituciones públicas.

Durante la primera parte de la sesión se habló de la ‘Evolución en la producción de legumbres en Castilla-La Mancha’, centrada en analizar el momento por el que atraviesa este cultivo en Castilla-La Mancha y también en su futuro.

“Debemos apostar, también en este sector, por la soberanía alimentaria. Ya hemos padecido demasiado por las guerras recientes. Que se mantenga el cultivo y se incremente”, comentaba durante su intervención la directora general.

El presente y el futuro del cultivo preocupa a los agricultores en las principales zonas de producción en la comunidad autónoma, tanto la Manchuela conquense como la Sagra toledana. Así lo ponía sobre la mesa Emilio Rodríguez, productor en Cabañas de la Sagra

“Se crían bien los garbanzos, pero el problema es la comercialización”, decía, además de “la falta de rentabilidad”. “Es uno de los principales problemas porque si antes se podía vivir con 60 hectáreas, hoy necesitas tener al menos 200”, ha comentado.

Una opinión compartida con otros agricultores presentes en la sala, como Juan Manuel Rodríguez y que participaba en el debate. “Empecé por vocación en la década de los 70. Sembraba legumbres de toda la vida: lenteja no hay mejor que la de Cabañas de la Sagra”, reivindicaba. Después, lamentaba la falta de relevo generacional en una zona limítrofe con la Comunidad de Madrid. “Tenemos que hacer atractiva y viable la agricultura porque la calidad ya la tenemos, desde siempre”.

En este sentido ha pedido a las instituciones “legislar sin trabas”, ha rechazado que los agricultores tengan que “vivir de las subvenciones” y también ha reclamado reducir el exceso de burocracia para los productores del sector.

Una IGP en camino que UPA pide extender a toda Castilla-La Mancha

La leguminosa es un cultivo de secano, lo es en el 95% en Castilla-La Mancha. “Necesita mucha subvención para que sea rentable, aunque eso es común en todos los cultivos”, reconocía la directora general antes de abogar por “dar un salto en la comercialización”.

Uno de los hándicap para el sector es que las legumbres que se producen en la comunidad autónoma no son autóctonas en esta región. “Hablamos por ejemplo de lenteja castellana, pero su cochura la hace diferente, así que hay que convencer al consumidor con la calidad. Debemos aportarle valor de marca”. Por eso, Elena Escobar ha ofrecido “trabajar de forma conjunta” en este sentido con los agricultores de las comarcas de la Sagra y la Manchuela.

¿Falta marketing?, se preguntaba a los ponentes. “Hay que dar a conocer las legumbres desde que somos pequeños. Las campañas de promoción están bien, pero siempre que haya mejora de la relación contractual entre el agricultor y la distribución. Si no, la promoción se puede ver difuminada. Se trata de mejorar el precio” para, en definitiva, mejorar “toda la cadena”, decía García Gasco.

En su opinión la fórmula puede pasar por crear mesas de trabajo o apostar por las interprofesionales para mejorar “la relación” entre los eslabones del sector.

Desde hace seis años, el Gobierno de Castilla-La Mancha trabaja para lograr la Indicación Geográfica Protegida (IGP) para la lenteja de la Manchuela conquense. “Ya hay 41 figuras de calidad y vamos a seguir trabajando en conseguir esta nueva IGP”, decía Elena Escobar.

Alejandro García Gasco, secretario de Agricultura de UPA Castilla-La Mancha ha pedido extender esa figura de calidad no solo a la provincia de Cuenca, sino a toda Castilla-La Mancha, dentro del sector productor de este tipo de alimentos.

Manuel Torrero, vicepresidente de ASAJA en la región ha calificado la futura IGP como “necesaria” pero también ha advertido que eso “no garantizará” una mejora de precios para los agricultores. Por eso, ha reclamado “hacer un esfuerzo” en el papel de intermediación entre el agricultor y el consumidor que juegan las empresas de distribución, para equilibrar la cadena alimentaria.

En este aspecto se ha mostrado crítico. “La globalización está muy bien para comprar coches, pero muy mal para el agricultor. Estamos dando vía libre a que se importe y para algunas empresas es más cómodo importar 500.000 toneladas de lenteja pardina que pedir que se cultive aquí”, aseguró.

Se ha referido también a la forma de producir de terceros países que “utilizan el glifosato para secar la lenteja pardina y lograr su madure. La cadena alimentaria debe ser consciente de que lo que se produce en este país es muy bueno”.

Después ha reclamado “un nuevo enfoque” sin perder de vista que “al final el consumidor es el que escoge”. La clave es “la transparencia en los canales, en el conjunto de la cadena, y que sean competitivos en precio”.

Desarrollar nuevas variedades adaptadas a “un clima cambiante”

Durante la conversación en esta jornada que busca visibilizar la producción de legumbres den Castilla-La Mancha se ha apostado también por la investigación y la innovación. “Hay que desarrollar variedades adaptadas a un clima cambiante”, decía Elena Escobar. El sindicato agrario UPA opina igual, según su secretario general, Alejandro García Gasco. “Es fundamental”.

Manuel Torrero, de ASAJA lamentaba que la investigación científica se haya “volcado” más en cultivos como la soja, con destino a la alimentación animal “y no tanto en otro tipo de proteína vegetal como las legumbres”. En este sentido cree que hay “un déficit” a la hora de invertir en mejoras genéticas que protejan el cultivo. “A veces el agricultor no tiene material vegetal que le permita ser productivo”, decía.

Optimismo con la vista puesta en jóvenes y cooperativas

El consumo de las legumbres como alimento fundamental de la Dieta Mediterránea también se ha colado en la conversación. En la actualidad la media está en algo más de tres kilos por persona y año, pero en los años 60 del siglo XX esa cifra llegaba a los 13 kilos.

¿El futuro? Elena Escobar se ha mostrado “optimista” en que el producto siga siendo consumido por las nuevas generaciones. Forma parte de la dieta mediterránea. “Veo a los jóvenes preocupados por tener una dieta sana”.

También se ha puesto en el foco, de cara al futuro, la necesidad de crear un sector cooperativo asociado a las legumbres. “Quizá sería una solución para que el agricultor participe más de los beneficios”, decía Elena Escobar. “Todos tienen que ganar dentro de la cadena alimentaria”, reivindicaba. “El modelo cooperativo no es la panacea, pero creo que debemos intentarlo”.

El director de Alcampo Toledo: “El producto local también se valora”

El director de Alcampo Toledo, Manuel Duque, ha participado también en el debate asociado a esta mesa. Desde su experiencia en el ámbito del consumo, recuerda que “hay productos de Castilla-La Mancha que se venden solos, como el queso manchego y en el sector del vino se ha logrado fijar precios por calidad. El producto local y nacional también se valora por parte del consumidor”, decía, para reconocer que falta mejorar en la comercialización. “Los americanos son los mejores vendedores del mundo, pero el cliente está cada vez más interesado en lo local. Eso hay que saber explotarlo y también las redes sociales y la gastronomía”

Según Manuel Duque hay clientes “para todo”. En su opinión, “la gente reconoce la calidad. Cuando hablamos por ejemplo de garbanzos, sabe lo que compra a 86 céntimos el kilo y también lo que compra por cuatro euros”.

Hay que crear conciencia del consumo de productos locales de calidad entre los más pequeños

Entre el público también se encontraba Lara Román, coordinadora del área de formación y acompañamiento al sector productivo en transición agroecológica dentro del Observatorio para una Cultura del Territorio (OCT). Ha abogado por la introducción en mayor medida del consumo de legumbres en los comedores escolares. “Hay que crear conciencia del consumo de productos locales de calidad entre los más pequeños”, ha dicho.

Además, ha sumado otra idea más. Al margen de la necesidad de crear cooperativas asociadas a las legumbres, ha apostado por seguir los pasos de otras comunidades autónomas que, como Navarra, están apostando por asociaciones de productores ecológicos. “Eso está mejorando el consumo y la calidad”, ha asegurado.