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“En el siglo XVI, las mujeres estábamos al nivel de las mulas, solo servíamos para parir”

Sofonisba Anguissola, pintora italiana

Bárbara D. Alarcón

“En la Feria de Arco, la feria de arte más importante de España, la presencia femenina es de un 25% mientras que la masculina de un 75%; solo un 12% de los nombres que aparecen en los libros de texto son de mujeres; el Museo del Prado ha organizado este año su segunda exposición de mujeres con solo dos pintoras; el Estado no invierte a la hora de comprar obras firmadas por mujeres”.

Estas son algunas de las cifras que instituciones, colectivos y particulares intentan cambiar con iniciativas que muestren los trabajos de las mujeres a lo largo de la Historia. Con este objetivo, el Museo de Guadalajara ha programado para este jueves, 24 de octubre, la conferencia ‘Sofonisba Anguissola, la cremonesa que pinta’.

La pintora de origen italiano fue dama de la Corte Española y pasó por el Palacio del Infantado guadalajareño con motivo de “la boda de Isabel de Valois con Felipe II”, nos cuenta la que será la ponente de la conferencia, Pilar Vicente De Foronda, Doctora en Bellas Artes y experta en gestión cultural con perspectiva de género.

“Sofonisba destacó en la pintura haciéndose famosa con tan solo 25 años” y ha pasado a la historia por sus retratos y autorretratos. Su fama ha sido invisibilizada a pesar del reconocimiento del resto de artistas de la época. “Los pintores de Europa van a visitarla para conocer su opinión acerca de las obras en las que estaban trabajando”.

Tal y como afirma De Foronda, la conferencia será “una valoración crítica y feminista sobre la obra de Sofonisba Anguissola” porque es necesario “establecer otras miradas” más allá de la “historia monolítica que nos han venido contando siempre”. “La historia de la Ilustración cuenta la perspectiva de los vencedores pero hay otras sobre la gente que no tenía el poder, como en este caso las mujeres”, asegura la experta en género.

La suerte como elemento vertebrador de la obra de Anguissola

De Foronda señala la suerte como pieza clave en la vida de la pintora cuyo padre apostó por la educación de sus cinco hijas con el objetivo de “resolver la fortuna familiar. La idea no era la salvación de Sofonisba, era la salvación de toda la casa”.

“Estábamos al nivel de las mulas, servíamos para parir y traer ciudadanos al mundo. Las mujeres no fuimos dueñas de nuestras firmas hasta que conseguimos el voto y ser consideradas ciudadanas”, explica.

“Para lo que era la vida de una mujer tuvo mucha suerte. Además de por su educación, porque en este momento histórico había bonanza económica y los retratos estaban de moda”, añade De Foronda quien recuerda que “cuando económicamente las cosas van bien a las mujeres nos suele ir muy bien en las artes liberales”.

La suerte siguió topándose con Anguissola tras la visita del Duque de Alba a Cremona. “El Duque buscaba una dama de corte que acompañara a Isabel de Valois”, quien con 13 ya estaba destinada a ser la futura reina de España.

Sus trabajos en la Corte fueron más allá del simple acompañamiento y la italiana elaboró obras como el retrato de Felipe II o de su hijo el infante Carlos. Respecto a las atribuciones de sus trabajos, De Foronda mantiene que “en la Corte de España se estaba pintando y comprando tanto que se mezclan las autorías a lo que se suma que las atribuciones dependían de la clase social y del género.” En el caso de la italiana, su sexo dejó de tener importancia “gracias a su fama”.

En el terreno personal la suerte continuó junto a la pintora pues, tras contraer matrimonio con el hombre que amaba, siguió ejerciendo su profesión.

“Seguimos sin arrancar por lo que seguimos en la misma lucha”

Conferencias como la del Museo de Guadalajara son iniciativas que, según De Foronda, deberían ir acompañadas por acciones de mayor calado y difusión como la inclusión “de las mujeres en los libros de texto.”

“El retrato de Felipe II en los libros no consta que fue pintado por Sofonisba Anguissola y tendría que aparecer en el pie de foto”, reclama la doctora quien también apunta a las instituciones públicas como agentes del cambio ya que, por ejemplo, podrían invertir en adquirir obras firmadas por mujeres.

Las cataratas de Anguissola fueron las únicas que pudieron frenar la pluma de su pincel. Quizá su suerte siga viva actualmente ya que existen instituciones e investigadoras como De Foronda que luchan por recuperar los trabajos invisibilizados de las artistas a lo largo de la historia.

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