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Dice Gianni Rodari en su cuento El camino a ninguna parte que hay tesoros que sólo son para los primeros que recorren un camino. Durante treinta ediciones, los habitantes de la ciudad de Guadalajara se han adentrado en el camino que lleva a los cuentos cada mes de junio en el Palacio del Infantado. Es imposible perderse, porque sus latidos resuenan desde cualquier rincón y es fácil orientarse siguiendo su rastro
Sin embargo, 2020 y 2021 han sido años de zozobra, miedos, incertidumbres, pérdidas y dolor, por los motivos que todos conocemos. Y, a pesar de ello, hemos elegido movernos y volver a transitar el camino con esperanza, confianza y cuidado. Al igual que Martín, el protagonista del cuento de Rodari, hemos disfrutado de montañas de tesoros, en nuestro caso, la mayoría invisibles, intangibles e inmateriales, pero todos ellos de gran valor.
El tesoro ha sido poder realizar nuestra fiesta, lograr llenar de cuentos las 46 horas ininterrumpidas con las voces de tantos cuentistas, a pesar de la tormenta del viernes, a pesar de las precauciones, de los aforos y las restricciones. La ciudad de Guadalajara ha demostrado un año más que sí es posible soñar tantas veces como haga falta. El silencio fue un aliado más, el respeto y la paciencia con los que el público guardaba su turno a la espera de una silla libre, en una cola que rodeaba los jardines, fue emocionante.
Un cofre tridimensional daba la bienvenida a la entrada del Palacio, un ratón y una manzana, tantas veces protagonistas de cuentos, y las cartas de Alicia en el País de las Maravillas decoraban los jardines, los treinta pines correspondientes a las treinta ediciones del Maratón, se reprodujeron a tamaño grande y ocuparon un lugar destacado en el escenario principal y peces de oro brillaban en un zaguán convertido en el mar de las posibilidades.
Tesoros en la Sala de Linajes, tesoros en el Teatro Buero Vallejo, tesoros en los monumentos, tesoros en el Guitián, tesoros en cada cuento contado y escuchado en los escenarios. Un año más, se han guardado en el cofre de la memoria de quienes lo han vuelto a vivir.
Gracias Guadalajara. El Maratón de los Cuentos ha vuelto a despertar gracias al beso que tanto necesitaba recibir de su ciudad y de tantos amigos y amigas que emprenden el camino y confían.
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