Proteger, conservar y usar

Dos son las propuestas que presentamos de edificios que tienen un alto valor patrimonial y que se encuentran hoy sin uso, deteriorados y, nos tememos, con un futuro incierto. Por ello, y antes de presentarlos a los lectores, pedimos a las autoridades tutelares (Consejería de Educación, Cultura y Deportes y Ayuntamiento de Toledo) y a los organismos consultores (Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y Real Fundación de Toledo) que tomen la iniciativa para solicitar y, en su caso, iniciar, el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural. Se trata de dos inmuebles de la primera mitad del siglo XX que nos muestran dos espléndidos ejemplos de arquitecturas para la industria y para los servicios hospitalarios.

Nos fijaremos primero en la fábrica de harinas de Safont, un edificio de fábrica industrial situado junto a la presa que toma el nombre del especulador y hombre de negocios José Safont y Lluch (1803-1861), que recreció azudes antiguos para desviar agua del río Tajo a la mina que regaría la Vega Baja, y que en 1944 recrecería para dar fuerza a la molienda de un molino harinero construido al lado. Los herederos de ambos artificios, la familia Leyún, construiría en 1929 -seguimos el trabajo realizado por Rafael del Cerro-, una fábrica de harinas y una central hidroeléctrica.

Hemos denunciado repetidas veces el estado de los edificios (Arqueología industrial 20.04.2006, Safón 22.11.2008 y Arquitectura industrial 11.11.2008) y de la inútil inversión, con fondos de la Unión Europea, que se realizó en el parque cercano que lleva el mismo nombre con balsa de agua, canales y acueductos, noria y proyectado jardín botánico. Noria que movería la energía que gracias a una servidumbre municipal, cedería la minicentral eléctrica de Santa Teresa.

Pues bien, ven en la fotografía que la central eléctrica sí se rehabilitó, merced a las facilidades que dio la modificación de la legislación sobre generación energética que favoreció la puesta de nuevo en funcionamiento de estas centrales hidroeléctricas. Pero no así la que fuera fábrica de harinas, sometida a un proceso de grave deterioro.

Hospital provincial

El segundo edificio no es menos interesante. Se trata del conocido Hospital provincial de Toledo, titulado “de la Misericordia”, propiedad de la Diputación y cedido en uso al SESCAM, que mantiene allí la atención psiquiátrica en la Unidad de Salud Mental, pero que el grueso de ocupación se ha derivado al recién inaugurado Hospital Universitario de Toledo.

El edificio es un ejemplo del racionalismo arquitectónico del periodo prebélico. Proyectado en 1926 por proyectado en 1926 por Luis Lacasa, Manuel Sánchez Arcas y Francisco Solana, e inaugurado ya durante la II República el 20 de enero de 1933.

El hospital es una muestra de sobriedad en el diseño de planta, alzado y decoración, así como en el planteamiento de los jardines y elementos arquitectónicos de los mismos. La disposición de pabellones, la existencia de zonas de descanso donde los enfermos tomaban baños de sol y estaban en contacto con la naturaleza invitan a pensar en que el uso hospitalario del conjunto puede seguir siendo posible.

Debería procederse, una vez declarado BIC, a quitar los añadidos posteriores dejando la fábrica original exenta y los espacios circundantes con el uso terapéutico que los autores del proyecto desearon. Sería una lástima que el abandono y la desidia nos hicieran perder uno de los ejemplos de arquitectura de las vanguardias regeneracionistas más interesantes de nuestro país.