El solsticio de diciembre y otros fenómenos en los cielos de invierno

A las 16:03 horas de este domingo 21 de diciembre ha tenido lugar el solsticio de invierno, instante en el que el Sol atraviesa el trópico de Capricornio, alcanza su mínima declinación sur al mediodía y el ángulo de incidencia de la luz que emite es menor, lo que anticipa la noche más larga del año y el día más corto, según ha informado AstroGuada.

Esta fecha marca el inicio del invierno en el hemisferio norte y del verano en el sur y representa un punto de inflexión en la dinámica entre la Tierra y el Sol. Que viene dado por un cambio significativo y perceptible en la duración de los días, que a partir de este momento se alargan de forma progresiva. Este hecho se justifica por la modificación que se produce en la inclinación de la Tierra con respecto a su posición en la órbita alrededor del Sol.

Conforme nuestro planeta se desplaza por su órbita elíptica, el hemisferio norte comienza a inclinarse de forma gradual hacia nuestra estrella más cercana. Esto se traduce en un aumento progresivo de la duración del día y la correspondiente disminución de la noche, que tiene su punto culminante en el solsticio de verano, cuando el Sol alcanza la altura máxima con respecto al ecuador, en torno a 71º.

El término ‘solsticio’ procede del latín solstitium, que significa Sol quieto. Se debe a que durante varios días la altura máxima del Sol al mediodía parece no alterarse lo más mínimo, tal y como recuerda el Observatorio Astronómico Nacional (OAN). Las noches invernales son magníficas para disfrutar de la observación del firmamento, donde distintos planetas y constelaciones acaparan el protagonismo. Al anochecer, con el tándem formado por Saturno y Júpiter, al que se unirá Venus a mediados de febrero. Conforme transcurran los meses, el señor de los anillos se irá aproximando al Sol y desapareciendo de los cielos vespertinos al inicio de marzo, momento en el que hará su entrada Mercurio.

El asterismo del triángulo del invierno lo forman tres de las estrellas más brillantes de esta época del año: Sirio en Can Mayor, que es la estrella más resplandeciente de nuestro cielo, Proción en Can Menor y Betelgeuse en Orión, que dominan el horizonte sur. Una figura geométrica que se reconvierte en el hexágono del invierno con el añadido de la rojiza Aldebarán en la constelación de Tauro, y Castor y Pollux en Géminis.

Los otros fenómenos de los cielos de invierno

Otros fenómenos de interés en los cielos invernales son la lluvia de estrellas de las Cuadrántidas, la más prolífica del año, que alcanza su máxima actividad el 3 de enero, así como las Úrsidas que se esperan en torno al 22 de diciembre. Precisamente, el 3 de enero coincide con el máximo acercamiento anual entre la Tierra y el Sol, denominado perihelio, cuya distancia se reduce a poco más de 147 millones de kilómetros, mientras que el afelio o momento de mayor alejamiento entre ambos objetos acontece el 6 de julio, al separarse unos 152 millones de kilómetros.

En el invierno de 2025 se producirán dos eclipses, ninguno de ellos visible desde España: uno anular de Sol que sucederá el 17 de febrero y cuya fase de anularidad se podrá observar desde la Antártida, el océano Ártico y el sur del Índico, y otro total de Luna que se verá el 3 de marzo desde América, el este de Asia y Oceanía. Con algo menos de 89 días, el invierno en el hemisferio norte es la estación más corta del año dado que nuestro planeta se mueve con más celeridad a lo largo de su órbita de acuerdo con los principios de la segunda ley de Kepler del movimiento planetario, por lo que requiere de menos tiempo para llegar al punto donde comienza la primavera.

En latitudes próximas a Guadalajara, hoy apenas ha habido 9 horas y 17 minutos de luz diurna, mientras que la oscuridad nocturna se prolongará durante algo más de 15 horas.