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“Garzón está arrastrando a IU al precipicio y él es consciente de ello”

Francisco Guarido (IU) en su despacho en la Alcaldía del Ayuntamiento de Zamora.

Luis V. Huerga

Francisco Guarido (Zamora, 1958) es el único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia. Logró uno de los mejores resultados en la historia de esta formación política, con el 30 por ciento de los votos en las elecciones municipales de 2015 para arrebatar, con el apoyo del PSOE, la alcaldía de Zamora al Partido Popular. Guarido habla claro, siempre lo ha hecho, se mantiene muy crítico con la postura de la dirección nacional de mantener una alianza con Podemos que califica de “error”. Un planteamiento que, teme, va a llevar a IU a “disolverse como un azucarillo”.

Usted dio la sorpresa en las elecciones municipales de 2015 cuando logró para Izquierda Unida la única Alcaldía de capital de provincia de España. ¿Qué balance hace de esos cuatro años?

Ya partía de cierta experiencia, después de 16 años en la oposición. Tampoco fue un salto repentino. Desde 1999, mientras Izquierda Unida iba perdiendo apoyos a nivel nacional, en el Ayuntamiento siempre creció. Llegamos a 2011 con cuatro concejales. En 2015, con la aparición de Podemos, que preocupaba, era el partido que iba a hacer competencia de manera legítima y honesta, de cuatro concejales pasamos a ocho. Un salto significativo con casi el 30% de los votos. En estos cuatro años lo que hemos hecho ha sido ratificar la imagen que teníamos en la oposición. Una imagen moderada, tranquila, de personas que explican lo que hacen y que se dedican a la política de manera altruista y con honradez.

¿Cuál considera que ha sido la clave del éxito en el crecimiento de Izquierda Unida en Zamora?

Hemos normalizado y regularizado la situación de un partido que iba a irrumpir y a caer mal en el gobierno, pero creo que hemos hecho una política con tranquilidad para que la sociedad asuma cambios que en otra época parecían imposibles. Con tranquilidad y sin exabruptos. Partíamos en 2015 de una situación que favorecía. Partíamos de 16 años en la oposición, con un PSOE caótico que cada vez que entraba en el Ayuntamiento el grupo se rompía y eso favorece a un partido con cierta estabilidad dentro. Teníamos una candidatura del PP que no acababa de cuajar en la sociedad. Teníamos todo a nuestro favor. Creo que hoy día, después de cuatro años, cuando se repitan las elecciones, el resultado de Izquierda Unida va a ser bueno.

¿Se conformaría con lograr el mismo resultado en mayo o cree que Izquierda Unida puede aspirar a más?

Izquierda Unida puede aspirar a algo más. Lideramos el bloque de la izquierda en Zamora y los resultados van a ser mejores, al menos a eso aspiramos. Hemos hecho una buena labor, en la calle se nos aprecia y la gente está dispuesta a apoyarnos cuatro años más para acabar muchas cosas que todavía tenemos pendientes.

Todavía no se ha pronunciado sobre si usted será la persona que lidere ese proyecto municipal de Izquierda Unida para el próximo mandato. ¿Va a ser Francisco Guarido, de nuevo, el candidato a la Alcaldía para renovar mandato?

Estamos debatiéndolo los ocho concejales. Como Asamblea de Izquierda Unida en Zamora, pase lo que pase y se presente quien se presente, vamos a ir solos a las elecciones con las siglas de Izquierda Unida. Intentaremos amparar, como siempre lo hemos hecho, a gente que no sea del partido, independientes pero relevantes de la izquierda. La asamblea decide que vamos solos y ahora tenemos debate interno sobre por quién apostamos. Llevo 20 años en este Ayuntamiento y ya está bien. Los estatutos dicen que lo máximo son ocho años y si se optara a más mandatos, tiene que haber mayorías muy contundentes. Como no me apoye toda la asamblea, no puedo repetir, cosas que me parece normal.

¿Se ve capacitado, entonces, si recibe ese apoyo contundente de sus compañeros?

A veces yo preferiría irme porque 20 años me parece demasiado. Sin embargo, aún no hemos tomado la decisión que va a ser en bloque. Yo no puedo abandonar a nadie y los demás no me van a abandonar a mí. A lo largo del mes de marzo decidiremos los ocho qué hacer. No somos personas individuales, somos un bloque colectivo.

Alude usted varias veces a esos 20 años en la vida municipal. ¿Se plantea no seguir por una cuestión de cansancio?

Estos 20 años cansan, en cualquier trabajo, pero en la política desgasta mucho. Aunque también es verdad que desgasta más en la oposición que en el gobierno. En la oposición, labrarse una imagen como partido y hacerse su propio espacio, cuesta mucho, con un aumento de los votos sin arrastre nacional, que nunca lo hemos tenido. Sólo con el arrastre de los compañeros de aquí.

¿Valoraría usted dar un paso al lado para, de alguna forma, cumplir con sus propios estatutos que señalan los ocho años en un cargo, y dar ejemplo?

No me preocupan tanto los estatutos porque a veces crean unos corsés insufribles. En una agrupación de pueblo de 200 habitantes con cinco militantes, ¿no pueden seguir si han hecho ocho años? Eso no puede ser. Tienes que dar una salida a las agrupaciones de los pueblos. Por eso no me preocupan los estatutos. Lo que me preocupa es que podamos rendir los próximos cuatro años como hemos rendido estos últimos cuatro años. Si colectivamente decidimos los ocho concejales que podemos sacar tanto trabajo, quizá merezca la pena.

Frente a la tendencia nacional y los intentos que se han hecho en Castilla y León por consolidar la confluencia entre Izquierda Unida y Podemos, usted ha salido siempre en contra de esa decisión. ¿Se siente solo en la defensa de las siglas de Izquierda Unida como una formación política propia?

Solo no me veo, porque aquí es la asamblea entera, empezando por el coordinador provincial, Miguel Ángel Viñas. No me veo solo, aunque seamos solo nosotros dentro de Castilla y León, pero ahora se nos ve con más respeto. En Castilla y León, el coordinador autonómico José Sarrión, lo que está haciendo ahora es admitir en cierta manera que se equivocó. Ahora parece que en la Comunidad, al cien por cien, Izquierda Unida va a ir en solitario. Quizá Sarrión esté ahora admitiendo el fracaso de todo lo que ha defendido insistentemente junto con Alberto Garzón.

Habla usted de que es un error plantear la confluencia con Podemos, pero ¿el error es la confluencia o el error es Podemos?

El error lo veo en la confluencia con Podemos. Hay una visibilidad inexistente, una imagen en la calle que cada vez se ve menos. No se dice Unidas Podemos. Se dice Podemos. Es una desaparición completa y total. La posición de Alberto Garzón, que intenta mantener pero creo que no lo logra, termina desvirtuando nuestra organización. Yo creo que la confluencia con Podemos ha desanimado mucho a las asambleas de base. Garzón nos está arrastrando hacia el precipicio y él es consciente de ello. El precipicio es la disolución completa de Izquierda Unida para que todos seamos Podemos. Eso no es lo que quiere la gente en la calle, ni los que nos han votado alguna vez ni los militantes.

¿Cree que Podemos ha pecado de afán de protagonismo, a pesar de su corta experiencia de vida, especialmente en relación con la trayectoria política de Izquierda Unida?

Demasiado protagonismo, sí. El estilo de hacer política de Izquierda Unida y de Podemos ha sido completamente distinta siempre. La actitud de Podemos, la que adopta públicamente, está basada en la anécdota, en el simbolismo, en la crispación. Lo que ha hecho históricamente Izquierda Unida es una propuesta más didáctica, más contundente, más de razonar, de dialéctica, de leyes. A nosotros se nos ve como un partido serio y a Podemos como un partido que raya el folclorismo.

¿Podemos ha pecado también en la gestión de sus propias expectativas?

Ahora mismo, los que iba a asaltar el cielo están en el 14 o 15% de los votos, que era el resultado que teníamos nosotros antes de que surgiera Podemos. Todo ese camino andado para volver al mismo porcentaje de Izquierda Unida de hace seis o siete años. Se han quedado por el medio las ilusiones frustradas y un 15M con muchas expectativas, pero todo eso Podemos lo ha frustrado. Políticamente, Izquierda Unida hubiera hecho una mejor gestión de la crisis de las expectativas. Lo hubiéramos resuelto de manera más sincera y coordinada. Pero nos hemos quedado en la nada.

Con este panorama que describe, en el caso de que los pronósticos se cumplan y la confluencia Unidas Podemos no logre un resultado aceptable en las elecciones generales de abril, ¿se plantea usted tomar algún tipo de medida drástica con respeto a su militancia en Izquierda Unida?

El futuro lo veo muy pesimista. Llevo en Izquierda Unida 30 años. En Zamora pensamos diferente a Izquierda Unida a nivel nacional. Pero aunque hubiera un fracaso de Unidas Podemos en las generales, yo creo que todos los militantes tenemos ya una edad y nos quedaríamos en Izquierda Unida intentando mejorar la situación y que esto no se vaya al traste, reagrupando a la gente. No nos vamos a amilanar por un pequeño fracaso.

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