La odisea de un abuelo para ver a su nieto cantar en la Catedral de Burgos
Tres horas al teléfono pasó Arturo para intentar comprar unas entradas para ver a su nieto Adri (12 años) actuar en la Catedral de Burgos el 21 de julio. Adri es uno de los pocos niños cantores de Viena españoles que se recuerda en los últimos años, y su grupo actuará en la Catedral con motivo del octavo centenario. Las tres horas con las líneas comunicando no bastaron y ahora su hija Patricia busca una solución. “A ver si alguien puede revendernos sus entradas o algo”, plantea Patricia desde Alicante. Minutos después de hablar con este periódico, el Ayuntamiento de Burgos ha contactado con Patricia para decirles que les regalarán cuatro entradas para que puedan ir todos.
La Organización del evento se ha puesto en contacto con Patricia también para intentar añadir un asiento o algo de manera “totalmente excepcional” y el lunes contactará con Patricia para ver qué se puede hacer. Esta alicantina agradece la disposición de los organizadores, aunque no tiene claro si Arturo se iría solo hasta Burgos. “Queríamos que fueran mis padres -Arturo y Maricruz- y la idea era que fuera la bisabuela de Adri -Finita- a verle de sorpresa, que tiene 90 años e iba a ser un flipe”, valora.
El aforo del concierto es de 530 entradas, que se vendieron presencialmente en el centro de recepción de peregrinos, cerca de la Catedral. “Hubo un sold out increíble. Entiendo que haya mucha gente interesada, pero mi padre lleva seis meses súper pendiente. Le dijeron que le avisarían y ha mirado todos los días por las mañanas, por las tardes...”, relata.
La hermana de Patricia vive en Austria y sus dos hijos son niños cantores de Viena, los únicos españoles que se recuerdan en varios años. “Hay varios grupos y cada uno gira por su cuenta, van por todo el mundo. Es muy coincidente que venga justo a España el grupo de mi sobrino y por eso nos hace mucha ilusión”, apunta. Patricia publicó un tuit como protesta por que el abuelo del único niño cantor español vaya a quedarse sin ver a su nieto y las reacciones no han dejado de producirse. Ella misma se reconoce “abrumada” por las respuestas que ha recibido.
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