El rector de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Antoni Giró, ha convocado formalmente las elecciones a rector del campus. Ya lo anunció en abril pasado, después que la Generalitat le dejara solo defendiendo unos despidos -incluidos dentro del presupuesto del 2013- que ya le había impugnado el propio Consejo de Gobierno de la universidad. Los comicios se celebrarán el próximo 24 de octubre, de manera anticipada, y a partir del 25 de septiembre se podrán presentar las candidaturas. Según diversas fuentes de la universidad, ya habría al menos dos candidaturas -una de continuista y una de alternativa- para relevar a Giró, que no optará a renovar su mandato.
El calendario electoral prevé ahora que el próximo 8 de octubre se den a conocer los aspirantes, para arrancar al día siguiente la campaña electoral, que durará hasta el 22. En los comicios, la elección será directa y por sufragio libre, en el que participan los profesores doctores, el personal docente e investigador, los estudiantes y los administrativos, con una ponderación del 51, 14, 24 y 11%, respectivamente.
Antoni Giró, catedrático de Física Aplicada, es rector de la UPC desde el año 2006, y de esta manera interrumpe su segundo mandato. En su período al frente del campus ha ejercido, entre otros cargos compatibles, el de presidente de la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP).
Despidos decisivos y la sombra del déficit
El curso 2012-2013 ha sido agitado en las facultades de la UPC, sobre todo desde que el Consejo de Gobierno aprobó en marzo unos presupuestos que, con un recorte de 11,5 millones, contemplaban el despido de 84 trabajadores interinos del personal administrativo y unos 200 profesores asociados -estos por la vía de la no renovación-. La medida generó una serie de respuestas en cadena, que fueron erosionando poco a poco al rector: los trabajadores afectados ocuparon el rectorado, los sindicatos convocaron 4 días de huelga, y finalmente 13 de los 16 centros docentes de la UPC pidieron la dimisión de Giró. El colofón llegó cuando el propio Consejo de Gobierno, recientemente renovado, aprobó retirar las cuentas y revisar el presupuesto para intentar evitar los despidos.
El rector aguantó todos estos gestos, pero decidió convocar elecciones anticipadas cuando vio que la Generalitat le daba la espalda. Después de que la secretaría de Universidades y la UPC pactaran que no había más opción que amortizar las plazas de los interinos -es decir, echarlos-, la Generalitat se ofreció para mediar entre la universidad y los afectados para encontrar una solución alternativa. Así Giró se sintió traicionado. Además, los interinos fueron finalmente despedidos, al no encontrar el Consejo de Gobierno un recorte alternativo de la misma proporción.
El conflicto vivido en la UPC el último curso se deriva de una situación de asfixia económica provocada por un déficit acumulado de 111 millones de euros al cierre del ejercicio de 2012, el más elevado -con diferencia- de todas las universidades catalanas. La UB y la UAB tienen la mitad -poco más 60 millones-. Este déficit, que se añade a una deuda millonaria con el Estado por la construcción de los campus del Besòs o Castelldefels, y a una estructura dispersa geográficamente que la hace muy costosa, han conducido a la universidad al borde del colapso.
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