Paralizado el desalojo “inminente” de un local ocupado por mujeres migrantes y el Sindicato de Manteros
Paralizado el desalojo “inminente” La Caracola, la nave ocupada en el barrio del Raval por el Espacio del Inmigrante y el Sindicato de Manteros. Así lo ha anunciado el concejal de Derechos de Ciudadanía de Barcelona, Marc Serra, que ha explicado que se ha llegado a un acuerdo de última hora con la propiedad, Criteria (propiedad de la Fundación la Caixa), para evitar el desalojo de los locales, que tenían fecha de desahucio abierta hasta el 15 de octubre.
Según Serra, han acordado con Criteria iniciar un proceso de mediación de un máximo de 45 días para encontrar una alternativa conjunta para reubicar a las personas en situación de vulnerabilidad que viven los locales –varias mujeres migrantes que estaban sin hogar– y al mismo tiempo buscar un espacio para a la labor social, por ejemplo, del sindicato. “Lo que no aceptábamos era un acuerdo en que fuera el Ayuntamiento el único que asumiera su responsabilidad”, ha afirmado Serra, que ha remarcado que el acuerdo “corresponsabiliza” tanto el consistorio como la entidad financiera.
El acuerdo prevé buscar alternativas habitacionales para los vecinos que viven en los locales y al mismo tiempo encontrar espacios para que los colectivos desarrollen su tarea social.
Respuesta de los colectivos
Lamine Sarr, miembro del Sindicato de Manteros, ha explicado en declaraciones a la ACN que la ocupación del local donde están ahora respondió a la voluntad de los colectivos de dar actividad social a un espacio que había sido un narcopiso y que habían desalojado los Mossos hacía poco. “Hemos hecho muchos proyectos, talleres, como coser batas y mascarillas durante la pandemia”, ha remarcado Sarr, asegurando que lo han hecho sin recibir “nada” por parte de las administraciones.
De cara el plazo que se abre ahora para encontrar alternativas, Sarr espera encontrar una solución. Por su parte, Adrián, del Espacio del Inmigrante, también ha destacado que durante la crisis los colectivos han seguido funcionando ofreciendo comida y asesoramiento a los migrantes. “Hoy vemos que todo este trabajo está reconocida por el barrio del Raval, que se ha movilizado, pero no por parte de las instituciones, que han estado ausentes hasta el final”, lamentó.
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