El 60% de las personas atendidas por Cáritas en Barcelona vive en hogares que no son dignos

El ascensor social está averiado y los colectivos vulnerables se han quedado atascados en la crisis. Así se desprende de la memoria anual de Cáritas Diocesana de Barcelona, que constata que el número de familias a las que la entidad ayuda a subsistir no deja de crecer. En concreto, Cáritas atendió en 2018 a 13.225 hogares donde viven 28.080 personas, un 9% más que en 2017.

La vivienda se sitúa como uno los mayores problemas. El 58% de las personas atendidas por la entidad cristiana en el área correspondiente al Arzobispado de Barcelona viven en hogares que no son dignos. Dentro de esta categoría Cáritas incluye distintas tipologías, como por ejemplo las personas que viven realquiladas pasan del 23 al 28%, las que viven en hogares de acogida del 16 al 19% o las personas sin hogar, que pasan del 5 al 8%.

La exclusión residencial –vivir en un piso inseguro, insalubre, hacinado, o bien situarse por debajo del umbral de la pobreza por tener un gasto demasiado elevado en vivienda– afecta de media a un 36% de los atendidos por Caritas, pero aumenta al 44% entre los hogares con menores, al 69% entre las personas en paro y hasta un 72% entre los extranjeros no comunitarios.

Asimismo, el 78% de las personas atendidas por Cáritas en edad de trabajar no dispone de empleo y el 16% tienen empleos precarios. En cuanto a la nacionalidad, el 71% son de origen extranjero no comunitario y provienen principalmente de Marruecos, Honduras, Colombia, Perú, Venezuela y Bolivia.

Respecto a la composición de los hogares, aumentan los que están formados por personas solas, que suponen el 45% de los casos. El 34% corresponde a una pareja con hijos, el 15% son familias monoparentales, el 9% parientes que viven juntos y el 7% son parejas sin hijos. Por género, un 57% de las personas atendidas son mujeres. Por edades, los adultos son el 51%; menores de edad, el 24%; jóvenes, el 18%; y jubilados el 7%.

El director de Cáritas de Barcelona, Salvador Busquets, ha reclamado más voluntad y colaboración de las administraciones públicas para acabar con las desigualdades y ha destacado que la desigualdad se mantiene y que es una “herida” mayor que en los países de nuestro entorno. También ha destacado que los menores que viven en familias pobres tienen el doble de probabilidades de sufrir situaciones de pobreza o privaciones materiales de adultos.

Busquets ha alertado de que la precariedad laboral se ha convertido en un factor de exclusión. En este sentido, ha destacado que el 45% de los parados hace más de un año que no encuentra trabajo y que los contratos de siete días han pasado del 15 al 27% en diez años.

Las reclamaciones de Cáritas son muchas. Busquets ha pedido un pacto municipal para dotar de recursos a los servicios sociales, y facilitar el empadronamiento. También ha pedido un pacto municipal o supramunicipal para la vivienda y planes específicos de empleo para los colectivos más vulnerables con un acompañamiento adecuado, así como cambios legislativos para que las personas ocupadas en el servicio doméstico tengan protección social completa y mejorar la gestión de la renta garantizada.