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Los propietarios reciben al Sindicato de Inquilinos advirtiéndoles de que pueden restringir la oferta de alquiler

Anuncios de alquiler en la fachada de un inmueble

Arturo Puente

Solo 48 horas después de que el Sindicato de Inquilinos de Barcelona se presentara en sociedad, la organización de los propietarios ya ha salido a saludarlo. Lo ha hecho por boca del gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona, Òscar Gorgues, quien ha considerado que la existencia del sindicato puede “atemorizar” a los poseedores de viviendas.

Si esto pasara, ha advertido Gorgues, sus representados podrían hacer aumentar aún más el precio de la vivienda. “Si empieza a haber un sindicato luchador, esto lo que hará es restringir aún más la oferta de pisos de alquiler”, ha afirmado en declaraciones recogidas por EFE. Gorgues además ha señalado directamente hacia el consistorio de Barcelona, asegurando que el nuevo sindicato “es un instrumento que se puede haber creado para que el Ayuntamiento tenga una fuerza externa de presión dentro de su línea política”.

La Cámara de la Propiedad se ha mostrado reiteradamente contraria a la regulación de precios del alquiler que el Sindicato propone, aduciendo que podría canalizar oferta hacia el mercado negro. El aumento disparado de la rentabilidad de la vivienda como bien turístico ha estirado al alza los precios del alquiler. Con un rentable mercado alternativo al del uso residencial, al que sin embargo en muchas ocasiones no se puede acceder de manera legal, los propietarios han trasladado el aumento de precios al mercado del alquiler, en el que no desean restricciones.

El mercado del alquiler ha tocado máximos históricos este otoño en Barcelona, con un aumento superior al 16% respecto al mismo periodo del año anterior. En algunas zonas de Barcelona se han registrado subidas de hasta el 25%, y se ha registrado un repunte de casos en los que, fruto de la especulación, inversores compran edificios enteros con inquilinos en su interior, con el objetivo de desalojarlos para realizar el rentable cambio de uso de la finca.

El Sindicato de Inquilinos nace en medio de esta importante transformación económica. En Barcelona, la lucha por el derecho a la vivienda ha desplazado su punto de gravedad, desde la resistencia a los desahucios por motivo de impago de hipoteca, a la lucha contra la expulsión de vecinos aumento del alquiler. El Sindicato plantea medidas como la regulación de precios, mediante un índice público vinculante, y no descarta acciones de presión como huelgas de inquilinos. 

No es la primera vez que la Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona muestra estas advertencias contra la pretensión de moderar los precios del alquiler. El mes pasado, en una entrevista en BTV, Òscar Gorgues aseguró que se debía “asumir” que “hay gente que no podrá alquilar en el centro de la ciudad”. Además, el gerente recordaba que el índice de precios del alquiler de la Generalitat sería “informativo” pero que “los propietarios harían lo que más les conviniese”.

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