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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Juicio a cuatro jóvenes por una agresión sexual a un compañero de ESO con Asperger: “Él solo espera que le crean”

Pau Rodríguez

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Cuatro jóvenes se han sentado este martes en el banquillo de los acusados en Barcelona en uno de los casos de acoso escolar más graves que se recuerdan. La víctima es Sergi, un adolescente con síndrome de Asperger que sufrió bullying por parte de compañeros de su instituto, en la localidad de Vallirana, hasta el punto que un día los insultos y amenazas que padecía habitualmente habrían escalado hasta sufrir una agresión sexual.

Sergi cursaba Primero de la ESO en 2018, tenía 13 años, cuando comenzó el hostigamiento por parte de sus presuntos agresores, que eran más mayores. “Él estaba solo en el recreo y estos niños iban a buscarle y le llamaban ‘Frankenstein’, ‘pelo fregona’, 'retrasado autista'...”, relata su madre, Pilar Juan, que este martes estaba a las puertas de la Ciudad de la Justicia junto a una docena de integrantes del Grupo de Ayuda Mutua (GAM) de familias con hijos con síndrome de Asperger.

Los hechos más graves y que motivaron la denuncia de la familia ocurrieron el 5 y 6 de noviembre de 2018. La familia asegura que Sergi fue arrinconado en el patio del instituto por hasta 11 adolescentes del centro antes de ser víctima de la agresión sexual grupal, según la acusación. 

Finalmente se han sentado en el banquillo cuatro de esos jóvenes. Hoy ya son mayores de edad, pero el proceso se celebra de acuerdo con la legislación de menores que eran en el momento de los hechos.

La Fiscalía pide para los cuatro acusados tres años de internamiento en un centro de menores por los delitos contra la integridad moral y agresión sexual. La acusación particular añade el delito de violación y reclama cuatro años de internamiento en régimen cerrado.

Los acusados siempre han negado los hechos y en ello se han ratificado este martes, según han informado fuentes presentes en la vista, que se ha celebrado a puerta cerrada. Todos ellos han insistido en que no cometieron lo que se les imputa y que ni siquiera tenían relación entre ellos ni frecuentaban la zona del instituto donde ocurrió.

El juicio, que se celebra entre este martes y el jueves a puerta cerrada al ser menores tanto los acusados como la víctima –que todavía lo es–, ha contado con la declaración de los acusados y también con la de Sergi, que estaba grabada como prueba preconstituida. También han declarado su padre y su madre como testigos. En los próximos días lo harán los representantes del colegio, también en calidad de testigos.

Tanto la familia como el abogado que les representa, Juan Manuel Ruiz, son conscientes de que el devenir del proceso depende de que el tribunal vea lo suficientemente convincente el testimonio de Sergi, puesto que no existen otras pruebas físicas ni testimonios.

La víctima no explicó los hechos hasta casi dos meses después, con lo que cuando su madre lo denunció a los Mossos d’Esquadra ya era demasiado tarde para recoger posibles muestras de semen en su sudadera. Tampoco los agentes de la policía catalana hallaron rastro del delito en los móviles que analizó del grupo de presuntos agresores.

Sin embargo, la acusación cuenta con una importante baza, según ha explicado su abogado. El testimonio de Sergi va acompañado de dos informes psicológicos, uno del forense y otro de los equipos de apoyo del juzgado, que concluyen que la víctima no tiene capacidad de fabulación. 

Durante los cuatro años que han transcurrido entre la presunta agresión y el juicio, Sergi ha pasado por un auténtico calvario, tal y como relata su madre. “Este verano pasó por una depresión muy fuerte, no se levantaba de la cama… Y ahora sufre mutismo. Tiene miedo a hablar porque tiene miedo que le vuelva a ocurrir algo parecido”, explica Pilar, que añade que lo único que espera Sergi es “que le crean”, aunque ya le han advertido que el juicio se puede ganar o perder. “Lo importante es que luchemos hasta el final”, reivindica.

Esta mujer acusa también a la dirección del colegio de haber encubierto el acoso, incluso cuando ya sabían que la familia estaba dispuesta a trasladarle de colegio. “Le dijeron que no explicase nada”, asegura la madre. 

La acusación particular pide al centro una indemnización de 85.000 euros como responsable civil al entender que no aplicaron los protocolos contra el acoso escolar cuando debían hacerlo. Desde el colegio, por su parte, dicen que no se pronunciarán hasta que haya finalizado el proceso.

Los ‘asperger’, carne de acoso

A las puertas de la Ciudad de la Justicia se han concentrado para mostrar su apoyo a Sergi varias familias con hijos con el síndrome de Asperger. Este trastorno, que forma parte del espectro autista, se caracteriza por las dificultades de quienes lo tienen para las relaciones sociales, las conductas obsesivas y los problemas para la comprensión más allá de la literalidad o el lenguaje corporal. 

“Son niños que no hablan demasiado, que lo llevan todo por dentro”, explicaba Lucy Marcos, del grupo GAM. “La adolescencia es una etapa de muchos cambios, en la que hay muchos gestos y sobreentendidos entre los compañeros, y ellos no pillan nada. Se sienten desplazados y frustrados”, advertía esta mujer. Por eso, pedía que en casos de jóvenes con Asperger en aulas ordinarias deberían redoblarse los esfuerzos para prevenir el acoso.

“En el caso de Sergi ha sido una injusticia de lo más grande. Nadie de los servicios públicos ha ayudado a la familia, que se han tenido que buscar la vida con abogados privados”, lamentaba Marcos.