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Entrevista
Periodista e historiador

Manel Lucas: “La división en ERC no es ideológica, es de lucha por el poder”

Lucas, frente al monumento en recuerdo de Lluís Companys en Barcelona

Arturo Puente

Barcelona —
11 de junio de 2024 22:15 h

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Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) vuelve a vivir uno de sus momentos de crisis interna a las que se ha enfrentado periódicamente tras los malos resultados del 12M. Buen conocedor del pasado del partido, el periodista e historiador Manel Lucas (Barcelona, 1963) autor de 'Breve historia de Esquerra' (Catarata) analiza la incertidumbre republicana actual, que corre el riesgo de prolongarse varios meses hasta el congreso de noviembre. Las distintas familias de ERC toman posiciones.

Después de los 93 años de historia de ERC, ¿cree que la situación actual tras el batacazo electoral es comparable con otro momento?

La gente lo ha comparado con la bajada bestial que tuvo ERC después del segundo tripartito [2010], que también fue una especie de castigo después de haber estado en el Govern, haber pactado con los socialistas y haberse alejado del independentismo. Pero las circunstancias eran diferentes, porque entonces no tenían la presidencia de la Generalitat. Así que no creo que haya ningún momento que se pueda comparar con lo que pasa ahora.

¿Qué pasó en 2010? ¿Hubo una especie de defenestración de los líderes?

Pasaron de formar parte del Govern a tener 10 diputados. Menos que Vox actualmente. El líder en ese momento era Joan Puigcercós. ERC venía de una época histórica de división interna. Puigcercós había acabado apartando a Carod-Rovira, pero fue incapaz de capitalizar su liderazgo. Así que, al cabo de poco, él mismo gestionó su propio relevo. Fue a buscar una persona que en esos momentos no era ni militante: Oriol Junqueras.

Él debía hacer borrón y cuenta nueva, un cambio estratégico para recuperar el espíritu nacional e independentista. Oriol Junqueras se acercó directamente a Artur Mas, que ganó las elecciones de 2010 y 2012. Y ERC, a pesar de estar en la oposición, se convirtió una especie de socio de Convergència. Esta asociación ha durado hasta hace cuatro días, hasta que Jordi Puigneró [Junts] deja de ser vicepresidente del Govern [de ERC].

Una de las broncas internas más sonadas fue la del congreso de Lleida de 1989, donde emergieron figuras como la de Carod-Rovira y el partido hizo otro quiebro. ¿Podemos volvernos a encontrar otro congreso como el de Lleida?

Diría que no, aunque no conozco tan al dedillo la ERC actual como la de aquellos años. La situación es muy diferente. No ha habido hasta ahora un sector crítico. Entre otras cosas porque ERC ha gobernado y cuando un partido gobierna, todo fluye más. Y el día que deja de gobernar siempre sale uno que dice “yo ya sabía que esto iba mal”.

En el congreso de Lleida, que fue muy tumultuoso, ganó un movimiento de renovación impulsado por Àngel Colom y Carod-Rovira. Entonces ERC era un partido de señores mayores, muy poco diferenciados de Convergència. De hecho, su líder era Joan Hortalà que cuando se fue de ERC acabó siendo el presidente de la Bolsa de Barcelona. Ese movimiento de renovación dotó a ERC de una personalidad propia y se convirtió en el partido parlamentario independentista. Hasta entonces no había habido ninguno porque el independentismo era extraparlamentario.

A ERC le gustaría ser el PNV, pero eso no va a pasar

1989, 2010, 2024...¿Estamos ante un partido que necesita escoger entre Convergència y el PSC?

Más o menos. Simplificando mucho. A ellos lo que les gustaría es ser el PNV. Pero eso no va a pasar.

Ahora se encuentra en esta encrucijada ¿Es la peor imaginable para ERC?

Sí. Son dramáticamente importantes para la gobernabilidad del país. Ellos dicen que van a la oposición, pero están obligados a mojarse porque creo que la repetición de elecciones no les conviene. A no ser que Illa y Puigdemont se pusieran de acuerdo, cosa que parece improbable.

ERC ha querido tener una personalidad propia, pero el hecho de estar en esta zona central de los dos ejes le hace tener que escoger entre decantarse por el eje social, que es lo que hicieron en 2003 con el primer tripartito, o el eje nacional, que es el que escogió Junqueras.

Ya había pasado antes. En la época Colom, eran independentistas y escogieron el eje nacional. Pero Àngel Colom se consideraba deudor de Jordi Pujol. Por poner un ejemplo: cuando Colom se va de ERC y crea, con Pilar Rahola, el Partit per la Independència (PI), llama a Pujol para contárselo y pedirle opinión.

¿Cómo interpreta la maniobra de Junqueras, que dimite temporalmente para volver a presentarse en el congreso del partido?

Junqueras piensa que todavía tiene suficiente predicamento entre las bases y ningún rival a la vista como para mantener el poder. Se ha visto obligado a dar el paso atrás por la presión de la dirección, pero cree que les ganará el pulso, como Felipe González en 1979 y Pedro Sánchez en el 2016. También pienso que en todo este movimiento cuenta el factor humano de una persona que cree que, tras la cárcel y la inhabilitación, merece todavía una oportunidad de volver a la política por la puerta grande y tratar de ser presidente de la Generalitat.

¿Cree que el congreso de noviembre de ERC acabará siendo una guerra que enfrente a dos bandos, también en el plano ideológico?

No sé si será una guerra abierta, pero es cierto que nunca desde el 2011 había habido tanta discrepancia interna, sobre todo a partir de la derrota electoral (algo lógico, por otra parte, siempre que se pierde poder crecen las disidencias). Pero no tengo muy claro que la división sea ideológica, creo que en estos momentos existe una lucha por el poder, algo generacional, pero no tanto una opción más independentista contra una más socialdemócrata, como ha sido en otras épocas. Los discrepantes ideológicos (Col.lectiu Primer d'Octubre) son muy minoritarios.

A los partidarios de la renovación (es decir, que renuncie del todo Junqueras) les faltan líderes visibles. ¿Cree que saldrán de aquí al Congreso?

Si quieren forzar la renovación, tendrán que salir de ella. De la necesidad, virtud. De hecho, el liderazgo de Pere Aragonès también fue algo forzado por las circunstancias, unas circunstancias distintas, por supuesto. ¿Quién dice que de aquí al congreso no pueda articularse una alternativa a Junqueras con un nombre concreto? Me puedo equivocar, pero si saliera ese nombre sería seguramente un/a joven “sobradamente preparado/a”.

ERC tiene periódicamente una crisis existencial entre el eje social y el nacional, pero los partidos únicamente centrados en el eje nacional como el PI o Solidaritat no han funcionado.

Sí, seguramente en el área metropolitana hay más votantes de ERC por el eje social y fuera de Barcelona hay más votantes de ERC por el eje nacional. La ERC de Carod Rovira, tras la marcha de Colom, refuerza el eje social sin perder el acento nacional. Una de las frases más significativas de Carod Rovira en un mitin fue “un día se pedirá la independencia en castellano”. Al cabo de 20 años, aparece Gabriel Rufián.

¿Las fronteras ideológicas son un obstáculo o pueden ayudar a su refundación?

Salvo los extremos, en Catalunya no hay ningún partido central que tenga una ideología muy marcada. En Junts caben desde liberales más cercano a Ayuso como Joan Canadell hasta (que la echen) Aurora Madaula, que representa a sectores más socialdemócratas. Apostar por identidades muy duras no sé si da mucho éxito, aunque sea una tentación en momentos de debilidad. Envolverse en la bandera es una posibilidad de ERC que a lo mejor convence a los fieles, pero no da buenos resultados.

Aragonès se va y Junqueras se queda. ¿Cómo lo valora?

Aragonès no tenía alternativa, pero pensar que Junqueras no pintaba nada en las decisiones de ERC es raro. Junqueras no se ha dado por aludido a la petición de Aragonès para que se asumieran responsabilidades colectivas aunque en ERC ha fallado toda la estrategia, la del Govern y la del partido. Hay que tener en cuenta el factor humano: Junqueras puede querer aprovechar personalmente la amnistía tras años inhabilitado.

¿Se puede comparar la crisis actual de ERC con la bicefalia Puigcercós-Carod Rovira?

Era distinto porque Carod Rovira y Puigcercós eran una bicefalia en conflicto, ambos querían ser líderes en el Govern y el partido.

ERC tiene cuadros, ha dejado de ser un partido de filólogos y activistas

Se dice que ERC tiene un problema de cuadros. ¿Es cierto?

Hace muchos que el partido ha trabajado y desde la fundación Irla, vinculada a ERC, se han formado a varios cuadros. El partido tiene a más 'Peres Aragonès', una generación joven preparada, similar al president en funciones, como Albert Castellanos o Natàlia Mas. De un tiempo a esta parte, ERC ha dejado de ser un partido de filólogos y activistas.

En los últimos años, ERC consiguió ser segundo partido en muchos municipios del área metropolitana de Barcelona y tras el 12M ha dejado de serlo. ¿Era una anomalía?

Podría haber dejado de ser una anomalía porque la ERC que ha estado gobernando en la Generalitat era perfectamente asumible para cualquier ciudadano que comulgue con el centroizquierda, sin ser independentista. Se podía votar a ERC sin ser independentista, pero ahora no les ha ido bien. Los votantes no se han ido al PSC porque ERC haya sido muy independentista sino que porque su hoja de servicios al frente del Govern no ha sido muy positiva. El PSC y Junts han ido segando la hierba a los pies de ERC en un Govern en minoría.

Hay cierta sensación que ERC se ha peleado con todo el mundo, sobre todo con el PSC y los Comuns e incluso con la CUP.

En el Parlament, en los últimos meses ERC ha alcanzado más acuerdos con los socialistas. Los Comuns, tras perder la alcaldía de Barcelona, no tenían un mástil fuerte donde apoyarse y quisieron marcar territorio con el Hard Rock. Más que una pelea de ERC con los Comuns, fue al revés. Pero cuando estás gobernando en minoría, todo el mundo se atreve contigo.

¿Se atreve a poner nombres que quieran liderar el partido?

Antes de nombres más centrados en la gestión como Castellanos o Mas, quizás haya nombres como Josep Maria Jové, si resulta amnistiado, o Marta Vilalta. Hace un tiempo hubiera dicho Gabriel Rufián, pero ahora no tiene el mismo peso.

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