Cada mes de marzo el Ayuntamiento de Barcelona se prepara para celebrar los actos conmemorativos y de homenaje a las mujeres que construyen día a día nuestra ciudad con sus talentos, con su pasión y con su fuerza creativa.
Además de los actos institucionales del Día Internacional de las Mujeres y la ya consagrada entrega de premios a los proyectos impulsados por colectivos de mujeres y feministas, este año conmemoraremos este día bailando.
¿Acaso tenemos razones para bailar? Sí. Tenemos razones para luchar y para bailar, y sobre todo para luchar bailando. Así se hacen también las revoluciones. Nos lo advirtió la gran Goldman hace un siglo y hemos tomado buena nota, porque la lucha es larga y la alegría irrumpe con fuerza subversiva. Queremos cantar, bailar, reír y disfrutar juntas con las artistas que tenemos en esta ciudad, con mujeres jóvenes que nos están dando una lección de creatividad y de lucha feminista a través de la música, y que son ya referentes y fuente de inspiración.
La música y el baile han sido desde siempre elementos de distorsión del statu quo y un lenguaje de empoderamiento y de construcción de hegemonía al que las mujeres hemos tenido dificultades de acceder. Pero a pesar de los obstáculos, muchas maestras, desde Aretha Franklin, Billie Holiday o Ella Fitzgerald hasta Madonna o Beyoncé, pasando por Janis Joplin, las Riot grrrl o Patti Smith, nos han hecho llegar su mensaje a través de este medio. La música ha sido un canal para expresar la opresión y para reivindicar una sociedad más justa. Por eso, la música también nos pertenece a las mujeres, la hacemos, y nos reivindicamos en ella con inteligencia creativa y afectiva, al estilo de la Gata Cattana, cuando alguien le preguntaba en una entrevista si se podía disfrutar de una canción de rap machista y ella contestaba:
—Es que hasta ahora no ha habido más remedio. De izquierdas o no, casi todos los raperos han metido comentarios machistas. Hay dos maneras de encajar eso. Una es obviarlo, que no es bueno porque no cambia nada. La otra es rapear tú misma.rapear tú misma
Las letras de muchas de estas mujeres jóvenes que están haciendo música desde su experiencia de vida, de barrio, de mujer, de precaria… son puro empoderamiento. Son discursos de apropiación que no están exentos de provocación, como los de La Otra, Las Sueques, Monique Makon o Bad Gyal, con las que cantaremos y bailaremos este año en el concierto de Nou Barris del día 11, o los de la Gata Cattana, a la que echaremos de menos y a la que agradecemos tanto su legado feminista rapeado. Discursos que nos provocan, sí, porque la irrupción de las mujeres en determinados ámbitos todavía es un atrevimiento que ellas abordan con fortaleza y a buen ritmo.
Nou Barris no será el único escenario musical reivindicativo este 11 de marzo. También Sants acogerá el concierto en Can Batlló organizado por el movimiento feminista autónomo. En Barcelona el día 11 habrá música y será nuestra revolución.
En 1912, las obreras estadounidenses gritaban ¡Queremos pan pero también rosas! También queremos la música, y bailar. Para que el pueblo nos oiga cantar, pan y rosas, pan y rosas.