Pasqual Maragall, un político inolvidable

Ha sido muchas cosas y por unas cuantas pasará a la historia, pero por encima de todas ellas se le sitúa la alcaldía de Barcelona. Ahora que los nuevos alcaldes balbucean sus primeros discursos, es bueno recordar uno de los que dicen que fue el más grande: Pasqual Maragall (1941). Por los espacios que ahora pisa Ada Colau y hace poco lo hacía Xavier Trias, antes deslizaba con pericia el tercero de los ocho hermanos Maragall. Un barcelonés de raza que en 1965, con 24 años, ingresó como economista en el gabinete técnico del Ayuntamiento de Barcelona y que, encadenando distintas y más responsabilidades, ya no abandonaría la casa de la ciudad barcelonesa hasta el año 1997 cuando, entonces ya con 56 años, dejaba la alcaldía de la capital catalana. En esos 32 años pasaron un montón de cosas que marcaron la biografía del político y la de la misma ciudad.

Maragall es nieto del poeta Joan Maragall. Esto, como él mismo ha reconocido en más de una ocasión, marca mucho. Su historial político arranca con la militancia activa en el Frente Obrero de Catalunya (FOC), federado con el movimiento antifranquista de izquierdas Frente de Liberación Popular (FLP). En 1974 impulsó Convergencia Socialista de Catalunya, uno de los grupos fundacionales del Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC-PSOE), donde creó la Federación de Barcelona. En el ámbito académico, cursó en la Universidad de Barcelona las carreras de Derecho y Económicas, y ha sido profesor universitario.

Su periplo político es bastante conocido y notorio: relevó a Narcís Serra como alcalde de Barcelona en 1982. Diez años después, puso Barcelona en el mapa del mundo transformándola gracias al impulso de los Juegos Olímpicos de 1992. En 1997 Maragall dio por terminada la etapa de alcalde y recuperó la docencia universitaria en Roma y Nueva York. En 1998 retornó a la política activa y en 1999 fue candidato del PSC-Ciutadans pel Canvi a la presidencia de la Generalitat. Fue presidente de la Generalitat de Catalunya de 2003 a 2006. Bajo su mandato se aprobó en referéndum el nuevo Estatuto de Autonomía de Catalunya el 18 de junio de 2006. No son pocos los que ven en ese gesto y en la posterior oposición que generó en el conjunto de España, la espoleta que hizo explotar el actual proceso independentista que vive el país.

El 20 de octubre de 2007 Maragall anunció en una rueda de prensa en el Hospital de Sant Pau que sufría un principio de Alzheimer. En el mismo acto afirmó que dedicaría todos sus esfuerzos a combatir la enfermedad. En abril de 2008 se presentó la Fundación Pasqual Maragall para la Investigación sobre el Alzheimer.

Fue justo cuando, acompañado de su esposa, Diana Garrigosa, anunciaba la enfermedad que lo ha acabado apartando de la vida pública, que Maragall pronunció una frase que resume con bastante acierto su vida: “Hicimos los juegos olímpicos, aprobamos y ratificamos el Estatut y ahora iremos a por el Alzheimer”. Maragall pasa a la historia de la política como un luchador, incapaz de dejar de batallar por grandes y/o aparentemente imposibles que fueran los sueños marcados. También habrá sido un político singular, el de las 'maragalladas', que al principio resultaban incómodas y al final han acabado entrañables. De aquellas ideas aparentemente disparatadas, de aquellos supuestos delirios, de aquel hacer espontáneo, han salido grandes obras y un político referente.

Su Barcelona y su Catalunya continúan encarando nuevos y mayúsculos retos, pero el Alzheimer nos priva de saber qué piensa y cómo lo ve el nieto del poeta que, como aquella oda infinita, “gorjea en la eternidad”...