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Una trabajadora de un chiringuito de Badalona denuncia que la despidieron por tener pelo en las axilas

La playa de Badalona, en una fotografía de archivo. EFE/Marta Pérez/Archivo

Sandra Vicente

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Una publicación de Instagram ha desatado la polémica en Badalona. Se trata de un 'post' del colectivo LGTBI Qaliubdn, en el que denuncian que una camarera del chiringuito Kailua ha sido despedida por “tener pelo en las axilas”.

Según la trabajadora, que desea permanecer anónima, todo empezó a raíz de la queja de un cliente por su apariencia. Como consecuencia, le “impusieron” depilarse o llevar manga corta. Unos días después de aquello, el 25 de julio, la joven fue despedida.

Por su parte, los propietarios del chiringuito han publicado un comunicado en que definen la situación como un “malentendido de comunicación” y aseguran que el despido fue debido a la “conducta conflictiva” de la trabajadora que, además, se encontraba en periodo de prueba. Apuntan que, cualquier otra versión de los hechos es “información incorrecta” que afecta de manera “injusta” a la reputación de su negocio.

Desde Kailua rechazan realizar más declaraciones, a la espera de ver cómo avanza el caso, sobre el que están trabajando desde “diversos frentes”. Así, se remiten a lo ya dicho anteriormente a otros medios como El Periódico de Catalunya, a los que han reconocido que sí que hubo quejas de los clientes relativas al vello en las axilas de la trabajadora.

Reconocen también que hubo “una mala gestión de la situación”. Apuntan que, después de los reproches, hubo un “cambio de protocolo” relativo a la vestimenta y la apariencia de los trabajadores, y aseguran que la trabajadora llegó a depilarse, pero al cabo de dos días cambió de opinión. “Su despido fue causado por su actitud contradictoria”, aseguran.

El sindicato CNT-AIT, que defiende a la trabajadora, niega esto último y considera que el despido es una muestra de discriminación y sexismo, así como una represalia por no ceder a las quejas de los clientes. De nuevo, la empresa rechaza esta acusación y asegura estar en contra de cualquier tipo de discriminación. También apunta que cuenta con testimonios de diversos clientes y el “apoyo de todos los empleados”, los cuales también han declinado hacer declaraciones a elDiario.es.

Una negociación “rota”

Tras el despido, según la propiedad del chiringuito, la empresa y la trabajadora –representada por el sindicato– iniciaron una negocación para pactar la indemnización y cómo se iba a gestionar mediáticamente el caso. Pero, en medio de las conversaciones, la trabajadora decidió hacer la pública su situación en la cuenta de Instagram de el colectivo Qaliubdn, hecho que, según el chiringuito, rompió las negociaciones.

Debido a la repercusión, la joven decidió borrar la publicación inicial y colgar otra nueva en la que da a entender que el orden de los acontecimientos ha sido otro. “Ante los hechos sucedidos después de la emisión del comunicado, hago saber [...] que se está llevando a cabo un diálogo entre la empresa y el sindicato”, explica la trabajadora, apuntando a que las negociaciones no solo no están rotas, sino que son consecuencia del revuelo provocado por su publicación.

“Optamos por aceptar un diálogo”, añade la trabajadora, que explica que las condiciones que pone de su parte sobre la mesa son que la empresa reconozca “los errores cometidos”, que se reparen los daños, que se negocie una posible indemnización y que “nunca más se repita lo que ha pasado”.

En cambio, desde Kailua aseguran que las negociaciones empezaron justo después del despido y que se decidió llevarlas a cabo de manera “privada y conciliadora”. La empresa asegura que estaba de acuerdo con las condiciones presentadas por el sindicato, pero que la publicación en redes sociales ha supuesto el inicio de una “campaña mediática” que les causa “un perjuicio substancial” y que ha derivado en la “ruptura del acuerdo”.

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