Los vetos cruzados entre PP y comuns, el escollo de Collboni para ser alcalde de Barcelona

A una semana de la investidura en el Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Trias ve cada vez más cerca la vara de alcalde al comprobar que no fructifican, por ahora, las alternativas a su candidatura. El acuerdo de izquierdas sigue tan empantanado como el primer día, con la negativa de ERC de investir al socialista Jaume Collboni. Y la opción de este último de recurrir a los votos del PP choca a estas alturas con el veto cruzado de los populares y Barcelona en Comú. 

Las conversaciones entre partidos se mantienen abiertas a varias bandas. Y, en público, tanto el PSC como Barcelona en Comú siguen presionando a ERC para alcanzar un acuerdo entre fuerzas progresistas, hasta el punto de que esta semana la alcaldesa en funciones, Ada Colau, apeló a buscar “fórmulas imaginativas” que por ahora no se han concretado. Sin embargo, lo que frena esta vía es el ‘no’ de los republicanos, casi siempre en boca de su líder, Oriol Junqueras, puesto que el alcaldable Ernest Maragall todavía no ha comparecido desde el 28M. 

“No tenemos ninguna pulsión ni interés en hacer alcalde a Collboni”, insistía esta semana Junqueras en TV3. Y dejaba claro que su intención es llegar a un acuerdo con el candidato de Junts. 

Ante este bloqueo, los socialistas han mantenido en los últimos días reuniones con el PP para explorar un posible apoyo de sus cuatro concejales para evitar un alcalde independentista como Trias. Esta fórmula, que sumaría 14 ediles, requeriría los 9 de Barcelona en Comú para alcanzar la mayoría de 21. Pero el candidato popular, Daniel Sirera, volvió a insistir este viernes en que no votarán al candidato socialista si este no les garantiza que los comuns no estarán en su Ejecutivo. “Colau y los suyos deben estar fuera del Gobierno municipal”, reiteró el dirigente popular. 

Sirera asegura que si no le garantizan esa condición −“No sé si ante notario”, dijo medio en broma− no está dispuesto a plantearse esa opción. Sus votantes, argumentaba este viernes, le apoyaron para echar a Colau, y no entenderían que esta o su partido se mantuviesen en el Ejecutivo. 

Lo que el candidato popular no está dispuesto a hacer, según afirma, es “regalar” sus votos al PSC solo para no dejar que Trias sea alcalde. Esta ha sido precisamente la presión que ha recibido Sirera esta semana por parte de no pocos dirigentes del PSOE y miembros del Gobierno. Las ministras Margarita Robles e Isabel Rodríguez le acusaron de querer darle la alcaldía al partido de Puigdemont. 

“Acusan al PP de permitir un Gobierno barcelonés de Junts y ellos negocian con este partido la Diputación de Barcelona y con ERC, el futuro de la ciudad”, les respondía Sirera en rueda de prensa. 

La disyuntiva de los comuns

Mientras tanto, para culminar esa vía de investidura, la otra parte, que es Barcelona en Comú, asegura que no participará en ninguna operación para investir a Collboni que incluya al PP. “Solo nos planteamos una propuesta de Gobierno de izquierdas”, insistió la teniente de alcaldía y número 3 de los comuns, Janet Sanz, en una entrevista en la Cadena Ser. 

“Solo participaremos en una propuesta que incorpore a ERC, al PSC y a nosotros. Es la mayoría [de 24 concejales]. El resto son cosas extrañas que no tienen ningún tipo de apoyo”, remarcaba Sanz. Esas “cosas extrañas” serían hacer a Collboni alcalde con los votos del PP y sin un gobierno de izquierdas atado.

Voces de los comuns aseguran que esa no es una opción, aunque ello supusiese en última instancia que Trias acabe siendo alcalde, y siguen confiando en que el veto de Junqueras no acabará haciéndose realidad. En este punto ven elocuente el silencio por ahora de Maragall y la sección local de ERC.

Las 43 condiciones de Sirera

A los vetos cruzados, además, se les añade otro escollo por parte de los populares. Las exigencias de Sirera no acaban en la idea de “echar a Colau”. También le piden a Collboni sentarse a negociar algunas de las medidas de su programa electoral. En concreto, 43 propuestas que incluyen descartar la regulación de los alquileres o levantar la prohibición de abrir más hoteles en el centro. Por ahora no ha recibido respuesta de la parte socialista. 

Mientras tanto, el tiempo corre y Trias espera ser investido el 17 de junio con sus votos y quizás los de ERC, que parece la más predispuesta a apoyarlo. Sumarían 16 concejales, lejos de la mayoría, pero suficientes a falta de otras alianzas. El alcaldable de Junts ha manifestado en varias ocasiones que existe una buena sintonía con los republicanos. Un acuerdo entre ambos iría en la línea del llamamiento a la unidad independentista que formuló el president Pere Aragonès y que ha hecho también la cúpula de Junts, aunque esa unidad no se cumpla en las alianzas postelectorales que se están forjando en otros municipios catalanes.

Una última variable que podría irrumpir en las negociaciones es el recurso de Vox a la Junta Electoral Central. Los de extrema derecha pedían revisar unos votos nulos y la Junta lo desestimó. Volvieron entonces a presentar recurso y, si finalmente deciden acudir a la Justicia, la investidura se aplazaría al 7 de julio y daría a los partidos implicados tres semanas más para negociar.