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Memoria histórica y reparación en Benigànim: Miguel Alabort, fusilado por el franquismo, regresa 86 años después

Toni Cuquerella

València —
10 de noviembre de 2025 10:09 h

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Después de más de ocho décadas de silencio y olvido, los restos de Miguel Alabort Ortega, conocido como 'Miquel de Cabot', fusilado por el franquismo en 1939 en Paterna, han regresado finalmente a su pueblo natal, Benigànim. Este domingo, en una emotiva ceremonia celebrada en el cementerio de Benigànim, los restos de Miguel Alabort fueron inhumados junto a su esposa e hijo, cerrando un capítulo doloroso pero lleno de simbolismo para su familia.

El regreso de los restos de Miguel Alabort se convierte en un acto de reparación histórica que, además de traer justicia a una familia que durante 86 años esperó este momento, resalta la importancia de recuperar la memoria de las víctimas del franquismo. La exhumación fue posible gracias a las labores de investigación, excavación y prueba genética realizadas en la fosa número 69 del cementerio de Paterna, un proceso apoyado por la Diputación de València y la Delegación de Memoria Histórica.

Un regreso esperado tras años de lucha

El proceso de identificación y recuperación de los restos de Miguel Alabort comenzó en 2022, cuando su hija, María, de 92 años, y sus nietos, acompañaron a los arqueólogos en una intervención histórica en Paterna. Miguel había sido fusilado el 7 de septiembre de 1939, poco después del fin de la Guerra Civil, acusado injustamente y condenado en un juicio sumarísimo por razones ideológicas. A pesar de que el jefe local de Falange en Benigànim testimonió en su favor, recordando cómo Miguel le había salvado la vida durante el conflicto, fue ejecutado por el régimen franquista.

María, la hija de Miguel, quien tenía solo seis años cuando su padre fue fusilado, desempeñó un papel simbólico en el inicio de los trabajos de exhumación, marcando un hito en la recuperación de su memoria. Tras meses de excavaciones, los arqueólogos localizaron los restos en un féretro individual, lo que confirmó que correspondían a Miguel Alabort. Hace tan solo dos semanas, las pruebas de ADN confirmaron la identidad de los restos, permitiendo que este acto de justicia histórica se hiciera realidad.

Labrador arrestado tras la Guerra Civil

Miguel Alabort Ortega nació en Benigànim el 3 de marzo de 1896 en una familia de labradores. Desde joven, trabajó en el campo y militó en Esquerra Republicana, convencido de que la justicia social y los derechos de los trabajadores debían ser defendidos. Su activismo le costó la vida cuando fue arrestado en abril de 1939, poco después del final de la Guerra Civil.

En su condena, que resultó de un juicio sin garantías, se le acusó falsamente de colaborar con el enemigo. En el momento de su ejecución, su esposa Inés, embarazada de siete meses, fue también detenida por gritar “¡Asesinos!” en las calles al enterarse de la muerte de su marido. Afortunadamente, un médico de la prisión intercedió por ella y logró que fuera liberada antes de dar a luz a su hijo Joaquín.

Durante el franquismo, la familia de Miguel visitó varias veces la fosa 69 en Paterna, donde sabían que su ser querido estaba enterrado. Sin embargo, las reformas del cementerio y el paso de los años hicieron que cualquier rastro de su tumba desapareciera. No fue sino hasta décadas después, gracias a la web del cementerio y al libro 'Els afusellaments al País Valencià' de Vicent Gavarda Cebellán, que la familia pudo confirmar que los restos de Miguel aún se encontraban allí.

Con el apoyo del Ayuntamiento de Benigànim y la Diputación de València, la familia solicitó la exhumación de los restos en 2022, proceso que culminó con la localización del féretro y, finalmente, con la confirmación mediante pruebas de ADN. Este largo proceso de exhumación y reparación histórica es, para la familia de Miguel Alabort, el cierre de una herida abierta por años de dolor, silencio y olvido.