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Me callo

Josep Moreno

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Y no diré nada porque sinceramente creo que la paternidad ha modificado mis humores y hoy prevalecerá la salud de mi hijo y mi hija a la de mi hígado y mis otras adoradas vísceras. Porque creo que la tierra sobre la que se sostienen sus colegios y columpios merece y necesita de un paréntesis que dure más de cuatro años. Por eso quiero que el President Puig suceda al President Puig, o en su defecto que contribuya con más diputados de los que hoy conforman su grupo a un gobierno de progreso y dignidad. Así que no diré nada. Nada sobre si “el PSPV está en su mejor momento” o si es que alguien ha confundido su parte con el todo. Otra vez.

Hoy no haré memoria sobre fraternidades, lealtades, integraciones o las vergüenzas que hace cinco años vi, oí y leí en el último congreso del PSPV. No pienso teorizar sobre la diferencia entre el esforzado arte de ganarse la lealtad y el vicio facilón de quienes confunden la convicción con el sueldo. Dejo para otro día el debate entre los que atienden solo a los “principios” y los que únicamente se cuidan del “principal”.

Me callo y nada diré hoy. Y puedo hacerlo porque el día en que me ordenaron que callara fue precisamente el dia en que grité más fuerte. Así que ahora puedo y quiero no decir nada sobre la suerte que aguarda a quienes todavía creen que Madrid es el punto en el que se puede apoyar una palanca que mueva algo en este PSPV. Les citaré al profeta Quico Arabí quien hace años retrató genialmente a este partido: el único capaz de desafiar las leyes de la física demostrando que su capacidad pirotécnica es de tal magnitud que hasta son capaces de fabricar explosivos con las cenizas de la última traca.

Hoy me callo. Y que sea mi silencio mi humilde contribución a un tiempo nuevo que, en el fondo, sé que no vendrá. Un tiempo en el que no se nos tome por imbéciles. Un tiempo en el que 23 sean menos que 33 y cuando se admite un error se tiene el detalle de señalar cual ha sido. Me callo, porque así igual puedo escuchar lo que todavía no he oído; el resto del programa de quienes no me han dicho nada más que “Ximo no puede volver a hacer la lista”. Me callo y espero que algunos aprendan de una puñetera vez que existe una enorme diferencia entre el liderazgo y la componenda. El primero tiene que ver con el compromiso que no siempre acaba con la derrota. La componenda, por el contrario, respira el mismo aire que la estafa y rara vez acaba en cosa distinta a la traición. Pero por hoy... mejor me callo.

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