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Mujeres Libres

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El 6 de junio de 1937 Federica Montseny impartía una conferencia en el Teatro Apolo de Valencia que llevaba por título “Mi experiencia en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social”. Montseny militaba en la CNT, fue la primera mujer en ocupar un ministerio, el primer Ministerio de Sanidad en la historia de España. Fue nombrada por el Gobierno de Francisco Largo Caballero en Valencia. De su equipo de gobierno, la subsecretaria era la pediatra valenciana Mercedes Maestre y la maestra y médica Amparo Poch era la directora general de asistencia social. Las tres mujeres trabajaron en las durísimas condiciones impuestas por la guerra, en la acogida de niños refugiados, en la creación de comedores para mujeres embarazadas y liberadores de prostitución, trataron de integrar los minusválidos en el ámbito laboral y elaborar el primer proyecto de ley del aborto en España, que no llegó a aprobarse. Fue, sin embargo, el gobierno de la Generalidad de Cataluña presidido por Josep Terradellas, que, por iniciativa del entonces director general de sanidad, el también médico anarquista Félix Martí Ibáñez, aprobó el 9 de enero de 1937, el decreto de legalización del aborto.

Antes de estos acontecimientos, desde las últimas décadas del s. XIX los movimientos emancipadores habían arraigado con fuerza en la sociedad española. Una serie de asociaciones y activistas libertarios lucharon por la emancipación de los obreros y de las mujeres en particular. La Revista Blanca (Madrid, 1898-1905; Barcelona, 1923-1936), fundada por los padres de Federica Montseny, llegó a alcanzar tiradas de 8.000 ejemplares; Generación Consciente, revista mensual publicada en Alcoy entre 1923 y 1928, consiguió también amplísima difusión entre las clases obreras, y tuvo que transformarse en Estudios, Revista ecléctica (Valencia, 1928-39), para eludir problemas con la justicia y la censura. En todas ellas se debatía la libertad de las mujeres, el problema de la prostitución, el incremento incontrolado de la población (neomalthusianismo), la sexualidad o el control de la natalidad. Otra de estas publicaciones fue Mujeres libres, fundada por Amparo Poch, Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada. La revista era portavoz de la Federación de Mujeres Libres, que luchaban en pro de la liberación de la mujer obrera; una revista para las mujeres, escrita exclusivamente por mujeres, que se publicó entre 1936 y 1938.

Todo esto expresa la amplia tradición del movimiento libertario en la lucha por la liberación de las mujeres y el logro de sus plenos derechos -esto que ahora llamamos feminismo- un movimiento que no sólo aspiraba a la igualdad sino a la revolución social en las costumbres y los valores.

Es inmensa la riqueza cultural y política de la sociedad española desde finales de siglo XIX hasta la dictadura franquista. Lo que acabo de mencionar formaba parte de amplios movimientos de transformación social que iban desde una nueva escuela, el nudismo, el vegetarianismo, la libertad sexual, el control de natalidad ... un feminismo que ponía el foco de la revolución social, en la transformación de la moral, la familia y valores, en la revolución sexual y el cuestionamiento de los roles de género. Es bien merecido el romántico homenaje que el cineasta británico Ken Loach hizo a las jóvenes milicianas en su película “Tierra y Libertad” (1995).

Sin duda, la aprobación del sufragio femenino en el Parlamento español merece reconocimiento como avance social y como símbolo. Sin embargo, el logro del sufragio femenino en modo alguno fue el comienzo del movimiento feminista en España; más bien fue la consecuencia. Votar es condición sine qua non, pero no suficiente para la democracia social. Obviamente, el franquismo borró de la memoria colectiva la inmensa riqueza cultural y política que las clases trabajadoras españolas aportaron a la cultura europea a comienzos del siglo XX. Suele decirse que la historia la escriben los vencedores y esto explica la desmemoria y la visión selectiva de nuestro pasado auspiciada por la transición. Es imprescindible reconocer la gran contribución de muchas mujeres libertarias españolas en un tiempo tremendamente difícil. Una contribución a menudo admirada a otros países europeos y que merecería mayor reconocimiento y respeto.

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