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Oportunidad cardinal

Xavier Ribera Peris

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“Després d’aquesta

particular batalla,

no resta la victòria

ni tampoc la desfeta”

Emili Rodríguez-Bernabeu, Alacant, 1998

En punto cardinal en el horizonte es el que sirve para orientarse. Decidir hacia dónde se emprende el camino e ir a destino. En la idiosincrasia valenciana, en especial entre sus clases dirigentes, predomina el silencio entre sus respuestas. El silencio, los silencios son síntoma de la ausencia de ideas. Estamos en un momento decisivo para discernir y resolver el gran dilema valenciano. Diseñar y plasmar el futuro de un pueblo nunca fue tarea fácil. Ahora tampoco. Pero no queda más remedio. Callar, una vez más, sería ahondar en la decadencia.

Mover el país

En las sociedades hay estamentos mejor o peor perfilados. La sociedad se ordena y se manifiesta en función de criterios. No basta el concepto manoseado de la sociedad civil. Están los empresarios, pero no los censados, sino todos. Los que desde el Cenia al Segura generan riqueza y crean puestos de trabajo. Tenemos a los profesionales que ejercen por su cuenta. Son legión de arquitectos, economistas, ingenieros, médicos, abogados, farmacéuticos, sicólogos, veterinarios, periodistas, saltimbanquis,consultores y analistas en nuevas tecnologías. La innovación y la creatividad van a ser disciplinas cruciales en la aventura que se ventea. Detrás un sinnúmero de profesionales, técnicos, especialistas y expertos, que cada día mueven el país. El suyo y el nuestro.

Políticos

Punto y aparte está la clase política. Es una entelequia. En Francia existe escuela y tradición de líderes. En Euskadi también. En la Comunitat Valenciana, el último intento fue el centro de Formación Lluís Vives . Lo creó la Cámara Oficial de Comercio de València, en el Parque Tecnológico, en la década de los años 90, para preparar y homologar a la élite de directivos que debían lanzar al País Valenciano al estrellato. Se la cargaron las patronales, los políticos— de izquierda y sobre todo, de derecha---, los grandes empresarios autóctonos y el analfabetismo de los órganos de gobierno cameral y del sanedrín que accedió a la Cámara en 1995. Esta importante obra autodestructiva de las clases dirigentes, obedece a una lógica distante de la francesa, vasca o catalana. Allí tienen clara la voluntad de ser y aquí no se sabe qué es el proyecto de país o nación De ahí el estrepitoso fracaso de los políticos valencianos en su razón de ser, desde que se inició la preautonomía en 1979.

Sin repesca

Los directivos valencianos de todos los estamentos económicos, sociales y del conocimiento han de asumir que este momento es decisivo. En línea de lo que dijo Martín Domínguez Barberá, ante un ministro de Franco, Pedro Gual Villalbí, en 1958, en una proclamación fallera.. Martín habló claro aquella noche: “Cuando un pueblo, como un individuo, llega a un momento cumbre de su existencia, a un momento decisivo, necesita dar un frenazo en seco y ajustarse las cuentas consigo mismo. Necesita hacer un balance sincero.” Domínguez afirmó que lo que sintetiza la situación del País Valenciano es el silencio. Los valencianos, callan, “enmudecen” decía Martín, y siguen el camino hacia ninguna parte. Los valencianos necesitan tomar conciencia, organizarse y pasar a la acción. Siempre, cuando las coordenadas son favorables, hay algo o alguien que se interpone, pone la zancadilla e interrumpe la trayectoria prometedora. No hay forma de levantar el vuelo. Sin reacción ni resistencia.

Hechos recientes

Si los empresarios valencianos de postín tuvieran agallas crearían un Banco, transformarían Caixa Ontinyent o se apoyarían en Caixa Popular. Mejor aún, de todo un poco. Ya se vivió la tentativa de constituir una Corporación Financiera Valenciana, que se cargó, inmisericorde, el “gran prócer valenciano”, Fernando Abril Martorell. Entonces todavía contra Manuel Broseta Pont, que jugaba en la acera de enfrente, con Caja de Ahorros de València, el Banco de València, el Banco de la Exportacíón, el Banco de Alicante y Promobanc. La siguiente oportunidad se perdió, torpedeada desde Madrid también, contra la fusión de Bancaixa y Caja de Ahorros del Mediterráneo-CAM ( hasta el racional José Vicente González, presidente de CEV y CiERVAL estaba de acuerdo), que ya hacían agua. Todos quisieron tener su Caja agusanada y provinciana. Los valencianos se quedaron sin ninguna. Y después sin entidad financiera, con apellido y solar valenciano.

Acentos

Estamos en un momento clave y decisivo que coincide con la gran conmoción sanitaria, económica, cultural y social. Ante un incontestable cambio de época. El ciclo ya tuvo su transformación con la crisisiniciada en 2008. El Presidente de la Generalitat, Ximo Puig, Mónica Oltra,-- no se sabe si Rafael Climent es consciente de algo--, Vicent Soler, que sabe más de lo que demuestra, y el resto de consellers, con los representantes de los empresarios—¿todos?--, las Cámaras de Comercio,--que sí representan a todas las empresas valencianas--, los sindicatos privilegiados(UGT y CC.OO) y los otros, las organizaciones agrarias y los entes intermedios de la sociedad—la Administración Institucional—han de coger el compromiso de reinventar el País Valenciano. Definir su papel interno, con sus conciudadanos y hacia el exterior, en el contexto español, europeo y en el concierto internacional.

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