Calefacción: ¿son mejores las bombas de calor que los radiadores eléctricos de bajo consumo?

Opciones de ahorro en la calefacción de casa.

Martín Frías

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¿Cómo calentar un hogar? Si no se dispone de calefacción central o calefacción individual de gas u otro combustible, la solución más habitual en España es la electricidad. Por un lado, en el mercado hay radiadores eléctricos de distintos tipos, los más conocidos se denominan de calor azul y son baratos de comprar y prometen consumos moderados. Sin embargo, como veremos, no alcanzan la eficiencia de los sistemas de bomba de calor. 

Las limitaciones de los radiadores eléctricos

Un radiador eléctrico funciona mediante la conversión de electricidad en calor. En su interior hay un elemento calefactor, generalmente un alambre de resistencia, que se calienta cuando se conecta a la corriente eléctrica. El radiador está lleno de un aceite o fluido térmico, que almacena y distribuye el calor. Las aletas de metal del radiador calientan a su vez el aire de la estancia. 

Estos radiadores se calientan rápidamente, más aún en el caso de los radiadores de calor azul, que contienen un termofluido más eficiente. Otras ventajas incluyen su precio moderado, su seguridad, ya que no requieren combustibles como el gas y no emiten humos ni olores.

También son eficientes porque convierten casi toda la electricidad que consumen en calor. Es decir, un radiador de 1000 W de potencia encendido durante una hora proporciona 1000 Wh de calor. Pero esto no es necesariamente la mejor opción. 

La eficiencia de las bombas de calor

Al contrario que los radiadores, las bombas de calor no están calentando un elemento calefactor directamente. Una bomba de calor funciona trasladando calor de un lugar a otro utilizando un ciclo termodinámico. 

Inicialmente la bomba extrae calor del aire exterior a través de la unidad compresora que se encuentra fuera de la casa. Sí, aunque haga frío fuera, se puede sacar calor suficiente para hacer que el gas en el circuito se expanda. El sistema comprime este gas mediante una bomba, con lo que aumenta su temperatura. El gas caliente pasa al interior de la casa donde calienta el aire, enfriándose, expandiéndose, y volviendo al exterior a través del circuito.

Este proceso es eficiente tanto para calentar como para enfriar espacios, invirtiendo el flujo para extraer calor de la casa en verano, y funcionando como aire acondicionado. Las bombas de calor son más eficientes que los radiadores eléctricos precisamente porque la energía eléctrica no se emplea en generar calor, sino en comprimir un gas con la bomba. 

Esto significa que, para cada unidad de energía eléctrica que consumen, pueden proporcionar múltiples unidades de energía térmica. Su coeficiente de rendimiento (COP) suele ser mayor que 3 en los aparatos de clasificación energética A, lo que significa que por cada kWh consumido producen más de 3 kWh de calor. En otras palabras, tres radiadores eléctricos de 1000W, con un total de 3000 W, calientan lo mismo que una bomba de calor de 1000 W.  

Los inconvenientes de las bombas de calor es el elevado coste Inicial en comparación con los radiadores eléctricos: la inversión inicial puede ser alta, aunque se puede amortizar a medio plazo gracias a los ahorros en la factura eléctrica. Otro posible inconveniente es el rendimiento en climas extremadamente fríos. Las instalaciones de aire acondicionado con bomba de calor habituales funcionan bien cuando la temperatura no baja de unos 4ºC. Para zonas más frías, es necesario instalar una bomba de calor diferente, con un gas que tiene un rango de temperaturas más eficiente en climas frías.

Otro inconveniente de estos aparatos es el llamado gradiente térmico. El aire caliente tiende a quedarse en la parte alta de la estancia, lo que puede producir una sensación de “pies fríos”. Esto se puede mitigar con ventiladores de techo, invirtiendo la rotación de las aspas y por tanto el flujo de aire. Otra solución, un poco más cara, es comprar unidades interiores de suelo, que sin embargo tendrán el efecto contrario en verano, produciendo un efecto de 'cabeza caliente'. 

Gracias a su eficiencia, que según un informe del MIT puede llegar al 400% en algunos casos, las bombas de calor reciben subvenciones en varios países europeos en un esfuerzo para reducir las emisiones y eliminar las calderas de calefacción progresivamente. Sin embargo, en España la mayoría de los sistemas de calefacción utilizan combustibles fósiles como el gas natural. Según el sector gasista representado por Sedigas, reemplazar el parque de calderas de gas podría tener un coste superior a los 200.000 millones de euros. Pero para quienes ya dispongan de una instalación de aire acondicionado con bomba de calor, el ahorro es instantáneo.

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