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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Nueve cosas que debes tener en cuenta si vas a poner un toldo en casa

Toldos en un edificio.

Eric Santaona

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Con la entrada del verano surge en muchos hogares la idea de colocar un toldo que nos proteja del sol, nos dé sombra o intimidad respecto a los vecinos mientras estamos en la terraza o el jardín. Sean unos u otros los motivos, la compra e instalación de un toldo no es un asunto barato, al contrario.

La carpintería de aluminio y el precio del metro cuadrado de lona de una mínima calidad hacen que nos lo tengamos que pensar mucho antes de decidir si instalamos un toldo y, si lo hacemos, de qué tipo, color o forma debe ser.

Por lo tanto, es importante atender a los siguientes nueve aspectos que responden a las preguntas que nos formulan en los comercios especializados antes de optar por un modelo determinado. Para ello hemos hablado con el departamento comercial de Catalana de Toldos.

1. Para qué queremos el toldo

“No es lo mismo un toldo que se colocará en una ventana para parar el sol de la mañana o la tarde, y por tanto el calor, que otro que va en un balcón. También hay una gran diferencia si se trata de un toldo que deberá darnos sombra en una terraza o intimidad en un bajo respecto a los vecinos de arriba”, dicen.

Prosiguen explicando que cada uno tendrá unas dimensiones que condicionarán su estructura, el tipo de tela, si lleva refuerzos, etc. “Los brazos que sirven para una ventana o un balcón tal vez no aguanten extendidos en la cobertura de un bajo”.

Por otro lado, la tela que nos dará frescor a pesar del sol no tiene nada que ver con la que está destinada principalmente a ofrecernos intimidad: “donde un tipo de tela puede servir para parar la luz solar y generar un ambiente fresco, otro tipo puede tener el efecto contrario y aumentar el calor en la zona si no es capaz de dejar salir el calor que se genera debajo”, explican desde la empresa.

2. ¿Qué dimensiones de toldo necesitamos?

Las dimensiones del toldo vendrán en gran medida determinadas por la superficie que queramos cubrir. Pero debemos pensar que a mayor superficie, mayor precio. Por otro lado, “si se trata de un toldo pensado para un balcón o para parar el sol en una ventana, el problema se limita principalmente al metro cuadrado de lona”.

Pero si se trata de un toldo destinado a dar intimidad y parar el sol en una terraza o un bajo, hay que calcular también los costes del armazón que soportará la lona: “tal vez no podremos conformarnos con toldos suspendidos, sino que deberemos pensar en pérgolas o toldos con brazos articulados de gran envergadura. O bien sistemas neumáticos de amortiguación en rachas fuertes de viento”. Todo esto supone más gasto.

3. ¿Cuál será su orientación?

Otro aspecto en el que inciden es que “debemos pensar que el toldo debe protegernos de la luz solar durante el mayor rato posible y si está orientado a poniente, por ejemplo, en cuanto el sol inicie su trayectoria descendente, el toldo puede perder toda su utilidad”. “Lo mismo pasa por las mañanas si tiene orientación a levante”, añaden desde Catalana de Toldos.

“Si lo vamos a poner en alguna de estas orientaciones, lo mejor es escoger brazos que puedan rotar de arriba abajo, de modo que el todo pueda hacer de cobertor horizontal”. También podemos escoger un toldo en capota o con cortinas laterales.

4. ¿Estará guarecido del viento?

Si el toldo está expuesto en una zona abierta al viento, “la probabilidad de que este lo rompa por un 'efecto vela', que multiplica la fuerza por la superficie de la lona, es alta; más cuantos más metros cuadrados ocupe, por lo que una brisa un poco fuerte puede suponer una catástrofe si los brazos del toldo no son lo suficientemente fuertes y están bien anclados”.

Si no estamos guarecidos, pondremos refuerzos en el caso de toldos cortos de balcón o ventana; podemos pensar en sistemas de anclaje para que la barra exterior del toldo pueda quedar anclada mediante suspensores a la barandilla del balcón.

En el caso de toldos de terraza o patio, “podemos colocar un sistema de seguridad automático vinculado a un anemómetro, que nos plegara el toldo cuando el viento supere una determinada fuerza”.

En caso de pérgolas y toldos con brazos, nos explican que “hay toda una gama de estructuras en aluminio y otros materiales que muestran gran resistencia, algunos incluso soportando vientos de 80 km/h, aunque la prudencia siempre aconseja no probar los toldos a esas velocidades”. Pero en estos casos el precio aumenta considerablemente.

5. ¿Tenemos un régimen de vientos severo?

En caso de estar en un llano con cruce de vientos, expuestos a fuertes rachas, “lo mejor es apostar por una estructura en pérgola a no ser que estemos muy guarecidos o el toldo sea pequeño”.

De otro modo, tiraremos el dinero. Eso sí: “la pérgola nos disparará el coste de la instalación, pero nos garantizará una resistencia hasta de 70 km/h, más que suficiente para un día de verano”.

También nos cuentan que “existen en el mercado amortiguadores neumáticos de brazos de origen suizo y otras soluciones que resisten incluso vientos más fuertes en toldos convencionales, pero son bastante más caros que optar por la pérgola”.

6. ¿Cómo es la climatología de tu zona?

Si vives en el norte, con lluvia frecuente e imprevisible, deberás apostar por determinadas telas y estructuras que eviten que el agua se acumule cuando el toldo está extendido. Si el sol es muy potente, tampoco te valdrá cualquier tela para parar el calor.

“Si lo que queremos es protección contra el calor, así como que circule el aire, deberemos de optar por el microperforado, que adicionalmente dura más años”, resumen los comerciales de la empresa.

Si queremos versatilidad en colores y diseños, con mejor precio, apostaremos por la lona acrílica, que también nos protegerá de la lluvia, cosa que no hará el microperforado. “Pero deberemos ir con cuidado con la lluvia, que puede embolsarse en el toldo o la pérgola y añadir un peso que malogre la estructura”, advierten.

7. ¿Despliegue mecánico o manual?

“El despliegue manual es más barato, pero hay que darle a la manivela, cosa que no sucede en el despliegue y repliegue automático, que funciona con mando a distancia”, explican desde la empresa de toldos.

8. ¿De qué color son nuestras paredes?

Parece una tontería pero puede no serlo: “no queramos ahorrar dinero comprando un toldo de saldo que luego no pegue ni con pintura con el color de la casa ni los marcos de las ventanas”. Aunque la importancia que le damos a la estética, condicionada por tratarse de algo que veremos todos los días, puede ser abismalmente distinta entre consumidores.

9. ¿Vivimos solos o en una comunidad?

Si vivimos en una casa aislada, a no ser que sea patrimonio protegido, podremos poner lo que nos apetezca. Si vivimos en un edificio comunitario o en una urbanización, tendremos que atender a la normativa comunitaria.

“Para empezar deberemos pedir permiso para colocar los toldos o pérgolas; además de atenernos a los colores que se nos indiquen, si así está estipulado en los estatutos”, resumen desde Catalana de Toldos. Si pasamos de la comunidad, nos pueden hacer retirar los toldos a no ser que hayan pasado 10 años desde su colocación.

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