El truco para un café más fuerte sin necesidad de añadir más granos que señalan los científicos
Conseguir una taza de café con más cuerpo suele pasar por aumentar la dosis de café molido, ajustar el tipo de molienda o invertir en equipamiento específico. Para quienes optan por métodos de preparación como el filtrado manual, alcanzar una bebida con más intensidad puede parecer un proceso complejo.
Sin embargo, nuevas observaciones científicas apuntan a que un pequeño ajuste en la técnica basta para potenciar el sabor sin modificar las proporciones tradicionales. La noticia cobra relevancia en un momento en el que el consumo de café sigue en aumento a nivel global y en el que cada vez más personas muestran interés por preparaciones caseras de mayor calidad.
Esta tendencia va de la mano con una preocupación creciente por el origen del producto, el uso responsable de recursos y las prácticas sostenibles. Por eso, una propuesta que permite mejorar el resultado final sin necesidad de usar más café despierta especial atención entre consumidores y profesionales del sector.
Una investigación reciente llevada a cabo en la Universidad de Pensilvania ha demostrado que modificar la manera en que se vierte el agua sobre el café puede ser suficiente para lograr una extracción más completa. El equipo investigador ha observado que verter el agua desde cierta distancia contribuye a una mayor disolución de los compuestos presentes en el café molido. Esta variación, aparentemente menor, tiene un impacto notable en la intensidad del sabor sin que sea necesario alterar la cantidad de producto empleada.
Cómo funciona la técnica
El método consiste en verter el agua caliente desde unos 30 centímetros sobre el café molido, utilizando una tetera que permita controlar el flujo. Según los análisis realizados, esta altura genera una corriente más enérgica dentro del cono de filtrado, lo que ayuda a movilizar los posos y a favorecer la mezcla. El resultado es una extracción más eficiente que libera una mayor concentración de compuestos aromáticos y gustativos.
Las simulaciones realizadas por el equipo científico indican que esta forma de verter el agua genera un remolino natural que agita la mezcla y prolonga el tiempo de contacto entre el líquido y el café. Esta dinámica mejora el rendimiento sin que sea necesario modificar la molienda ni aumentar la dosis. No obstante, se advierte que si el flujo pierde continuidad y el agua se fragmenta en gotas, el efecto se reduce notablemente. Por este motivo, se recomienda utilizar teteras con cuello estrecho, diseñadas para mantener un vertido continuo y preciso.
Este descubrimiento pone en valor el papel de la física en tareas cotidianas. Más allá de las proporciones o la temperatura del agua, la dinámica de los fluidos tiene un papel determinante en el sabor final de una taza de café. Este nuevo enfoque podría motivar a los aficionados a seguir experimentando con pequeñas variaciones en sus rutinas para optimizar los resultados sin recurrir a soluciones más costosas.
Implicaciones prácticas y sostenibles
Uno de los principales beneficios de este método es que puede aplicarse sin necesidad de equipamiento adicional. La técnica está al alcance de cualquier persona que prepare café en casa con métodos manuales como el filtro de papel. Además, al permitir una extracción más completa, es posible mantener la misma cantidad de café por taza sin perder intensidad, lo que puede traducirse en un ahorro económico progresivo.
Desde el punto de vista ambiental, el uso eficiente de los recursos también representa una ventaja. La producción de café está sujeta a múltiples presiones, desde el cambio climático hasta la reducción de tierras cultivables. Reducir el consumo sin renunciar a la calidad puede contribuir a un modelo más sostenible. Si se extendiera esta práctica, el impacto positivo sobre la cadena de suministro podría ser significativo, especialmente si se adopta también en entornos profesionales como cafeterías y restaurantes.
Otro aspecto destacable es la facilidad con la que puede integrarse esta técnica en los hábitos diarios. Al no requerir formación específica ni aparatos adicionales, cualquier consumidor puede probar diferentes alturas y caudales hasta encontrar el equilibrio que mejor se adapte a su gusto. Esta accesibilidad convierte al método en una herramienta útil tanto para aficionados como para quienes se inician en el mundo del café filtrado.
Aunque el estudio se ha centrado en preparaciones con filtro, los investigadores sugieren que algunos principios podrían extrapolarse a otros métodos, siempre que exista una fase en la que el agua se incorpore manualmente. Esto abre la puerta a nuevas adaptaciones y pruebas que podrían seguir mejorando la experiencia cafetera sin recurrir a métodos más intensivos o a incrementos en el consumo del producto base.
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