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El secreto del vinagre 'de los cuatro ladrones', la gripe y las vacunas

cuatro ladrones

Darío Pescador

Entre los numerosos signos del inminente Apocalipsis (según quién dé la noticia) se encuentran las cotizaciones bursátiles, los resultados electorales, la peor plaga de sarampión en décadas en Europa en décadas y, ya en España, una de las peores campañas de gripe el año pasado, con unas 15.000 muertes relacionadas, según el Sistema de Vigilancia de la Gripe.

Aunque la de este año se prevé algo más suave, con una desconfianza creciente en las vacunas, la ciencia y la medicina en general, cada vez más personas recurren a remedios caseros o tradicionales para curarse o protegerse de las enfermedades. Entre ellos se encuentra un remedio con más de cinco siglos de antigüedad cuya historia merece ser contada.

El vinagre de los cuatro ladrones

La historia, con innumerables versiones, tiene lugar en Francia (ese sitio donde hoy el 40% de la población no cree en las vacunas), en Marsella o Toulouse, en el siglo XIV, durante la epidemia de peste bubónica. Cuatro ladrones fueron apresados por robar a los muertos y a los enfermos de la plaga. A pesar de estar en contacto con ellos, los ladrones no contrajeron la enfermedad. El tribunal les prometió clemencia si compartían su secreto, y los amigos de lo ajeno dieron la siguiente receta:

Se deja macerar todo durante 15 días, se cuela y el líquido resultante se frota en las manos, orejas y sienes cuando se desea robar a una víctima de la peste. Este es el vinagre de los cuatro ladrones, vinagre de Marsella, vinaigre des quatre voleurs o acetum quator furum.

La receta fue publicada en el libro de 1910 escrito por René-Maurice Gattefossé sobre la aromaterapia, copiada al parecer de la receta original escrita en los muros de Marsella durante la plaga, y que se colgó en el museo de París en 1937. También aparece en The Scientific American Cyclopedia of Receipts, Notes and Queries

¿Funcionaba? Seguro que sí, en cierta medida. El vinagre tiene ciertas propiedades antibacterianas y antifúngicas, pero no protege de bacterias como la E.Coli o los enterococos, entre otras muchas (así que no lo uses para desinfectar en casa). Quizá sea más notable que en el mejunje, la mayoría de las plantas usadas tienen alguna actividad bactericida o viricida, conocida desde hacía siglos.

De hecho hay estudios modernos, como este de la Universidad de Kiel en Alemania, que han podido comprobar la eficacia de ciertos aceites esenciales contra las bacterias resistentes a los antibióticos, entre ellos el tomillo, limón, limoncillo y canela.

Hay versiones modernas de este ungüento que incluyen ajo, tomillo, lavanda, menta y otras hierbas. Seguramente lo podrás encontrar (apropiadamente) en la siguiente feria medieval, o en cualquier tienda si visitas la Provenza francesa. En Italia también está a la venta, pero añadiendo más ladrones, bajo el nombre de l’aceto dei sette ladri, que dicen que usaba el mismo Casanova.

Pero la razón por la que los ladrones (supuestamente) se libraban de la plaga es mucho más prosaica. La mezcla resulta ser un eficaz repelente de insectos, y no debemos olvidar que la peste bubónica se propagaba a través de las picaduras de las pulgas. Otras variedades de la enfermedad, la neumónica y la septicémica, se contagiaban además por contacto, y aquí es donde las propiedades antisépticas de la loción podían ayudar.

¿Qué tiene todo esto que ver con la gripe y las vacunas? En la edad media se pudo frenar el contagio de una terrible enfermedad frotándose las manos con un antiséptico. No hubo magia ni propiedades sobrenaturales de las hierbas utilizadas.

Las enfermedades infecciosas, que hace apenas un siglo eran la principal causa de muerte en el mundo, están en un ridículo cuarto lugar. Las enfermedades cardiovasculares y los ataques al corazón matan cinco veces más personas. ¿Cómo ha ocurrido este cambio? Simple: nos lavamos más las manos.

También por supuesto tenemos acceso a agua potable depurada y un sistema eficiente de alcantarillado. Sin esas tres cosas, la peste sería algo de todos los días. Pero sobre todo, el problema con la gripe está en las manos.

Sin embargo el virus de la gripe es especial. Muta constantemente y las vacunas solo son efectivas para una variante específica. El virus viaja en microscópicas gotas de saliva que expulsamos a alta velocidad al toser o estornudar. Es fácil que una de esas gotas llegue a tu boca, nariz u otras mucosas, y entonces ya estás contagiado.

No le damos importancia a la gripe, pero es especialmente peligrosa para las personas mayores, y 15.000 muertes en un año no es ninguna broma, sin contar con todas las horas de trabajo perdidas, y el malestar durante la semana que dura la infección. Luchar contra la gripe es mucho más fácil que luchar contra la peste:

  • Vacúnate, especialmente si tienes más de 65 años, en niños, o si padeces de alguna enfermedad respiratoria. La vacuna te protege a ti y a quienes están a tu alrededor.
  • Cúbrete al toser y estornudar con la manga, no con la mano. Todo lo que toques a continuación con esa mano estará infectado, y también podrás infectar a otras personas. 
  • No te lleves las manos a la boca, ni a la nariz ni a los ojos, por el mismo motivo.
  • Si estás con gripe, quédate en casa. No tiene sentido que vayas al trabajo a sufrir y poner en riesgo a otras personas. Afortunadamente en España todavía existe la baja laboral.
  • Si tienes que salir de casa con gripe, imita a los asiáticos y ponte una mascarilla. No es para protegerte a ti, es para proteger a los demás. Las tienes de colores.
  • Sobre todo, lávate las manos.

Si además quieres aplicarte vinagre con hierbas, no te cortes. Pero no dejes de hacer todo lo anterior.

¿En qué se basa todo esto?

Antimicrobial activity of apple cider vinegar against Escherichia coli, Staphylococcus aureus and Candida albicans; downregulating cytokine and microbial protein expressionLos resultados demuestran que el ACV tiene un potencial antimicrobiano múltiple con implicaciones terapéuticas clínicas.

Vinegar: Medicinal Uses and Antiglycemic EffectA concentraciones no tóxicas para los fibroblastos y los queratinocitos, las soluciones de ácido acético fueron ineficaces para inhibir el crecimiento de Escherichia coli, Enterococcus del grupo D o bacterias Bacteroides fragilis, y solo fueron ligeramente efectivas para inhibir el crecimiento de Staphylococcus aureus y Pseudomonas aeruginosa. De manera similar, los expertos advierten sobre el uso de vinagre como desinfectante doméstico contra patógenos humanos porque los desinfectantes químicos son más efectivos.

The battle against multi-resistant strains: Renaissance of antimicrobial essential oils as a promising force to fight hospital-acquired infections.Se observaron grandes zonas de inhibición de predominio para el blanco de tomillo, limón, limoncillo y aceite de canela. Los otros aceites también mostraron una considerable eficacia. Sorprendentemente, casi todos los aceites probados demostraron su eficacia contra los aislamientos adquiridos en el hospital y las cepas de referencia, mientras que el aceite de oliva y parafina del grupo de control no produjo inhibición.

Hand hygiene: Back to the basics of infection controlAhora hay pruebas indiscutibles de que el estricto cumplimiento de la higiene de las manos reduce el riesgo de transmisión cruzada de infecciones. Con “Cuidado limpio es un cuidado más seguro” como una agenda principal de la iniciativa mundial de la OMS sobre programas de seguridad del paciente, es hora de que los países en desarrollo formulen las políticas tan necesarias para la implementación de prácticas básicas de prevención de infecciones en las instalaciones de atención médica. Esta revisión se centra en uno de los más simples, de bajo costo pero menos aceptado de la prevención de infecciones: la higiene de las manos.

Prevention and Control of Influenza with Vaccines: Recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP)Se han demostrado reducciones en los virus detectables de influenza A en las manos después del lavado de manos y se ha demostrado que el lavado de manos reduce la incidencia general de enfermedades respiratorias (122–124). Las intervenciones no farmacológicas (por ejemplo, el lavado de manos frecuente y la mejora de la higiene respiratoria) son razonables y económicas. Sin embargo, el impacto de las intervenciones de higiene como el lavado de manos en la transmisión del virus de la influenza no se conoce bien, y las medidas de higiene no deben recomendarse como un reemplazo o una alternativa a las medidas de prevención específicas, como la vacunación.

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