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La casa de campo que Brasil postula a Patrimonio Cultural de la Humanidad

La casa de campo que Brasil postula a Patrimonio Cultural de la Humanidad

EFE

Río de Janeiro —

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Hogar de una de las mayores colecciones de plantas tropicales y subtropicales del mundo y cuna de una escuela mundial de paisajismo, una casa de campo en las afueras de Río de Janeiro -poco conocida en Brasil- aspira a ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Se trata del Sitio Burle Marx, la quinta de 405.325 metros cuadrados en un área rural en la zona oeste de Río de Janeiro que el reconocido paisajista brasileño Roberto Burle Marx (1909-1994) compró en 1949 para montar su colección botánica y que donó al Gobierno brasileño en 1985 para que preservara esa riqueza y creara un centro de difusión de conocimientos sobre paisajismo y preservación.

La finca cuenta con 3.500 especies de plantas, algunas amenazadas de extinción o que ya desaparecieron en sus países de origen, y muchas raras o exóticas, así como con cinco espejos de agua y siete invernaderos con sombra.

También destacan la casa original de Burle Marx y un acervo de 3.000 piezas de museo, entre obras de arte, esculturas, libros, planos arquitectónicos y antigüedades.

La casa-taller fue erguida en 1980 con piedras retiradas de un edificación del siglo XVIII demolida en el centro de Río de Janeiro.

Sin embargo, la mayor riqueza del sitio son los jardines creados por el paisajista y en los que experimentó variaciones de colores, confecciones, combinaciones y texturas con las diferentes plantas que fue coleccionando en sus viajes a África, Asia y Latinoamérica.

Su postulación a Patrimonio Cultural de la Humanidad fue presentada por el Gobierno brasileño en 2015 y el dossier definitivo de la candidatura fue enviado en enero pasado a la sede de la Unesco en París, por lo que su posible inclusión en la lista de bienes del Patrimonio será votada en la reunión que el Comité del Patrimonio Mundial tendrá a mediados de 2020.

“Esencialmente, lo que hace de la casa un bien excepcional plausible de ser inscrito en la lista del Patrimonio Mundial es ser un lugar de experimentación en el que fue creado el concepto de Jardín Tropical Moderno, un movimiento importante para el paisajismo y la arquitectura que repercutió en todo el mundo”, explicó a Efe la directora de la quinta, Claudia Storino.

De acuerdo con esta arquitecta y diseñadora, la finca fue un “laboratorio” en el que Burle Marx experimentó jardines con las más de 3.500 plantas con potencial paisajístico que reunió, entre las que destacan bromelias, heliconias, arecáceas, orquídeas, palmas, cicadáceas y velloziáceas.

A pesar de su riqueza natural, y de contar con especies únicas y amenazadas, el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Ipham) de Brasil, que administra el local, prefirió postularlo como candidato a bien cultural y no natural o mixto por su importancia para el paisajismo mundial, ya que el movimiento nacido en esta casa puso fin a siglos de hegemonía europea.

“Tenemos una de las mayores colecciones de plantas tropicales y subtropicales del mundo, pero (la finca) es única en el mundo tanto por las especies como por su composición (en los jardines) y la forma como las plantas fueron aplicadas”, agregó.

La casa, declarada Patrimonio Cultura Brasileño en 1985, preserva los experimentos que Burle Marx hizo antes de diseñar los cerca de 3.000 jardines públicos y privados que dejó como legado en todo el mundo, además de su rica producción artística, que incluye grabados, serigrafías, dibujos, esculturas, tapicerías, paneles de cerámica, joyas y hasta escenarios para piezas de teatro.

Luego de que la Unesco incluyera el bien en la lista de candidatos, tras la respectiva visita de un consultor del organismo, el Ipham elaboró un dossier de 600 páginas para fundamentar la postulación y ahora espera una nueva “misión de evaluación”.

“Todos los que trabajamos aquí estamos seguros de que será declarado Patrimonio por su importancia para el mundo, pero también personas que nos han visitado, como especialistas en botánica, en arquitectura, en paisajismo y consultores de la Unesco. Todos están de acuerdo en que reúne las condiciones”, sostuvo la directora.

En la casa en la que Burle Marx vivió desde 1973 hasta morir en 1994 son exhibidos sus muebles, sus obras y sus objetos, así como colecciones de artesanías brasileñas, de conchas marinas, de cerámicas y de piezas que adquirió en todo el mundo.

Carlos A. Moreno

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