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El IVAM, 30 años de arte moderno con claroscuros y un sosegado renacimiento

El IVAM, 30 años de arte moderno con claroscuros y un sosegado renacimiento

EFE

Valencia —

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El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) cumple el lunes 30 años de vida centrado en afianzar su recuperación, discreta, sosegada y sin aspavientos, como centro clave para entender y divulgar la cultura contemporánea y alejarse de las sombras que lo rodearon tras años de ambiciosos oropeles.

El IVAM fue inaugurado el 18 de febrero de 1989 por la reina Sofía, quien regresó justo veinticinco años después para celebrar las bodas de plata de un museo que dirigía aún Consuelo Císcar, la piedra angular para entender las “luces y sombras” de los últimos años de las que habla ahora su sucesor, José Miguel Cortés, empeñado en sacar brillo a la colección propia y ponerlo de nuevo en el mapa.

La esposa del exconseller del PP Rafael Blasco -condenado por el caso Cooperación- está investigada en el caso IVAM, donde desde 2015 se investigan delitos como malversación y prevaricación por posibles sobrecostes en la adquisición de obras de arte y en la contratación de publicaciones, además del posible uso de los medios del museo para la promoción artística del hijo de Consuelo Císcar.

La instrucción de este caso, donde también se investiga a un hijo del pintor y escultor madrileño Gerardo Rueda, no deja de ofrecer titulares a través de sus diferentes ramificaciones.

Y esa inacabable retahíla de consecuencias judiciales es un mal trago que no acaba para Cortés, un teórico del arte que desde 2014 lucha por deshacerse de la herencia envenenada de Císcar, quien empezó su carrera política con Eduardo Zaplana y se convirtió en pieza clave de la estrategia cultural de Francisco Camps.

El afán de Cortés por que el IVAM emprendiera un lento pero firme renacimiento cultural ha acabado siendo reconocido por instituciones y artistas y, sobre todo, por el público: en 2018 recibió 170.000 visitantes, un 26 % más que el año anterior, y si se compara con el año de su llegada al museo son 100.000 más, según datos de la Generalitat. Desde 1989 ha recibido más de diez millones.

Las salas del IVAM han acogido en estos años exposiciones de algunos de los nombres nacionales y extranjeros más laureados, populares y cotizados del arte contemporáneo.

Este ambicioso museo para las artes más modernas nacía en el barrio más viejo de Valencia bajo la supervisión artística de Tomás Llorens -entonces director del Centro de Arte Reina Sofía- y Vicente Todolí y siendo conseller de Cultura el socialista Cipriano Císcar, hermano de Consuelo Císcar.

Ocupaba un edificio de nueva planta de 17.000 metros cuadrados -ahora tiene 18.200- en un entorno urbanístico (el barrio del Carmen) entonces muy degradado, con nueve galerías destinadas a exposiciones permanentes y temporales, siendo la más relevante la dedicada a Julio González.

Sobre este escultor (Barcelona, 1876-París, 1942) ha pivotado la colección permanente y la filosofía museística del IVAM, que cuatro años antes de su inauguración había adquirido ya, por 400 millones de pesetas, un valioso y completo núcleo de sus dibujos y esculturas.

Dirigido en sus inicios por Carmen Alborch -a quien luego sucedió Kosme de Barañano y que tras su reciente muerte ha dado nombre al Salón de Actos-, tenía un presupuesto de 2.500 millones de pesetas y las autoridades de la época no dudaban en encumbrarlo como buque insignia de la inversión cultural de la Generalitat valenciana -gobernada entonces por Joan Lerma- bajo la bendición del Ministerio de Cultura de Jorge Semprún.

La idea era que el IVAM, una vez completado su proyecto urbanístico -que pasaba por rehabilitar edificios contiguos del casco histórico situado junto al antiguo cauce del Turia-, se situara en el tercer puesto en importancia en el contexto nacional y en el primer lugar mundial en cuanto a la colección de obras permanentes de Julio González.

Los siguientes meses acogieron ya exitosas exposiciones de Antonio Saura, Sorolla, Juan Gris, Picasso o las vanguardias europeas; el IVAM fue mutando en una codiciada plaza donde exponer y un protagonista internacional en el negocio del arte, así como sede de ampulosas galas y entregas de premios en años donde todo el glamour pasaba por Valencia y la fiesta parecía no tener fin.

Pero la fiesta acabó y los recortes le afectaron gravemente. Ahora, el IVAM empieza de nuevo a respirar y su director presume de que el museo tiene una salud “realmente sólida”, da titulares culturales -como la reciente exposición sobre Joan Miró- y para su 30 aniversario ofrece un ecléctico programa de actos y exposiciones.

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