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Trombone Shorty conquista con su energía a un Montreux fascinado con Usher

Trombone Shorty conquista con su energía a un Montreux fascinado con Usher

EFE

Montreux (Suiza) —

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El auditorio Stravinsky vibró esta noche con la energía y el ritmo de Trombone Shorty, quien consiguió fascinar a la platea con 70 intensos minutos de funky y virtuosismo, culminados con la actuación de Usher, que ofreció su amplia paleta de registros a un público previamente entregado.

“La energía que desprende es increíble, cómo se comunica con el público, cómo transmite”, dijo a Efe al final del concierto Aloise, una joven que, como muchos otros, quedó conquistada por la energía que desprende Trombone Shorty, el trombonista de Nueva Orleans, que se ha convertido en un referente mundial de lo que es un artista multifacético.

“Es un artista total, y hoy lo ha demostrado”, señaló, por su parte, Natalie.

El que fuera niño prodigio y al que hoy el gran Quincy Jones definió como “mi hermano Trombone”, volvió a conquistar por tercera vez a los asistentes al Festival de Montreux, “el mejor del mundo”, según las palabras del productor estadounidense.

Como una declaración de principios, Shorty salió al escenario con su trombón en una mano y en la otra su trompeta, y desde el minuto uno embarcó al público en un oleaje incesante de ritmo in crescendo sin un solo respiro.

También desde el inicio mostró su virtuosismo con los tres instrumentos que domina, los dos nombrados, y la voz, aguantando notas por sorprendentes segundos o batiéndose en duelo con dos de sus colegas, que tocaban el saxo tenor y el saxo bajo.

Precisamente, la complicidad musical pero también la obvia empatía entre Shorty y los cinco músicos de su Orleans Avenue - formada también por un bajo, una guitarra eléctrica y una batería- fue gran parte del embrujo de la banda.

A pesar de la fuerza y el brío mostrado desde el inicio, al público de Montreux -como es habitual- le costó un poco arrancar, adentrarse en el movimiento, aunque a mitad del concierto la sala estaba totalmente en sintonía con la batuta de Shorty.

Porque el trombonista dirigió a sus músicos, pero también al público, él bailó solo, hizo coreografías con el resto y disfrutó, y eso se transmitió.

Hizo un pequeño homenaje con un cover a James Brown, jugueteó con el hip hop sin apartarse nunca del funky, y se despidió de Montreux diciendo “volveré”, lo que hizo soñar a algunos que retornaría un rato después para unirse al concierto de Usher, algo que nunca ocurrió.

El referente del R&B de las últimas dos décadas, uno de los artistas que más discos ha vendido en los últimos lustros, no tuvo que conquistar: el público, que abarrotaba la sala, estaba previamente entregado.

Usher, que lucía unas mechas rubias en su oscuro pelo afro, subió al escenario arropado por 15 artistas, sus músicos y por la banda The Roots, que con su rap descarado, endureció el concierto.

La puesta en escena, los arreglos y el sonido fue impecable, se notaban las horas de ensayo y la calidad de los músicos, sobre todo la del artista principal que demostró una vez más la gran cantidad de registros y la potencia que tiene su voz.

Lo acompañaban cuatro vocalistas, además de las palabras recitadas de Tarik Trotter, el vocalista de The Roots, pero la voz de Usher se alzó siempre por encima del resto.

Tras una primera parte rítmica, con algo de pop y mucho de hip hop, y una pequeña sesión de covers, Usher dio espacio a sus baladas más conocidas, al soul que lo caracteriza, logrando que el público cantara sus canciones y encendiera el foco de sus teléfonos.

Tras un espectacular solo de guitarra, Usher, que ya había lucido tres atuendos distintos gracias a la técnica de quitarse prendas, salió al escenario con una nueva camiseta -aunque sin desprenderse de una enorme cadena de oro- y cantó su hit “Yeah” levantando pasiones.

Un fervor que solo se incrementó cuando bajó al escenario para dejarse palpar por sus fans.

El público abandonó la sala satisfecho de haber disfrutado con dos artistas que comenzaron hace lustros pero que demostraron que seguirán siendo durante muchos años dos referentes de la escena musical mundial.

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