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Al Zeniya, el pueblo egipcio que aún preserva su antigua lengua copta

Al Zeniya, el pueblo egipcio que aún preserva su antigua lengua copta

EFE

Al Zeniya (Egipto) —

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A unos doce kilómetros al norte de la antigua Tebas (actual Luxor), unas 500 familias cristianas coptas del pueblo Al Zeniya preservan viva la antigua lengua de Egipto, cuyo uso quedó marginado prácticamente a la liturgia tras la conquista árabe del siglo VII.

En las callejuelas polvorientas y sin asfaltar de este pueblo rodeado de tierras agrícolas en el extremo sur de Egipto, aún se escuchan los ecos del egipcio demótico, que ha sobrevivido pasando de generación en generación durante 1.400 años.

Mientras su uso en el país de los faraones se iba reduciendo poco a poco en favor del árabe, excepto en los ritos y liturgias de la minoritaria Iglesia copta, que representa entre el 10 y el 12 por ciento de casi 100 millones de egipcios, en Al Zeniya siguió conservándose como lengua materna.

Nabil Sirafim, que ha pasado 30 años de sus 47 enseñando copto a los más pequeños, siempre ha mantenido como una prioridad hablar con su familia y amigos en demótico tardío.

“El idioma permaneció en la localidad por la singularidad de su gente, porque siempre estuvo dispuesta a preservar el patrimonio, por lo que es muy difícil que lo que sucede a su alrededor lo cambie”, subraya este maestro de antiguo egipcio.

En el Said (el Alto Egipto), lejos de la capital, se registran altas tasas de pobreza, falta de servicios, así como conflictos sectarios que estallan de vez en cuando entre cristianos y musulmanes, lo que empuja a los coptos a refugiarse entre las paredes de sus iglesias o en pequeños pueblos o barrios en los que hacen vida en común.

“No rezamos ninguna misa sin usar la lengua copta”, destaca Sirafim, sentado en una sofá en la iglesia del pueblo, donde imparte sus clases, mientras coloca a su lado un libro escrito en copto y sus gafas.

El profesor, que viste una túnica larga y blanca como la que usan los campesinos egipcios, pronuncia con pasión las palabras del copto que aún perviven en el árabe egipcio que se habla en todo el país como “tamiya”, una típica comida que en el resto de países árabes se llama falafel, o “tarabeza”, la forma egipcia de decir mesa.

“Hasta el momento, musulmanes y cristianos usan el calendario copto para determinar las fechas de plantar cualquier cultivo”, agrega el entusiasmado maestro de Al Zeniya, habitada mayoritariamente por cristianos.

El alfabeto copto está compuesto por 32 letras del antiguo griego así como otras siete letras del egipcio demótico, término que se utiliza tanto para la escritura como para el idioma egipcio que floreció en la última etapa del Antiguo Egipto del siglo II a. C.

Según Farid Kamal Ishak, excatedrático de Historia de la Lengua Copta en el Instituto de Estudios de Copto de la Iglesia Ortodoxa en El Cairo, “tras la intervención árabe, la lengua fue acosada brutalmente y los egipcios eran amenazados si la seguían hablando después de que los ministerios fueron arabizados”, explica.

Ishak detalla que hasta el siglo XVII “hubo intentos para mantener fuerte la lengua entre los cristianos coptos, pero a pesar de esto dejó de ser una lengua viva” y todos los cristianos coptos de Egipto pasaron a usar el árabe en su vida diaria.

En Al Zeniya, Suzán Nushei habla copto con su familia y se esmera en enseñárselo a sus tres hijos pequeños.

“Nacimos y crecimos viendo como nuestros padres la usaban y rezaban en ella, así que la hemos ido amando”, explica la madre en el pequeño piso en el que vive, antes de dirigirse a la iglesia donde también imparte clases de lengua copta.

Sin dejar de gesticular con sus manos, en una de las cuales es visible una pequeña cruz tatuada, Suzán agrega: “Ahora, la cantidad de mujeres que estudian copto es muy grande. Realmente no hay una sola madre en Al Zeniya que no hable copto o no lo esté aprendiendo. Se está recuperando”.

Trabajadora tres días a la semana en los servicios sociales en Luxor, capital de la provincia, y con su hijo de un año a cuestas, Suzán atraviesa las calles de edificios bajos que separan su casa de la iglesia más cercana para enseñar copto a decenas de niños.

Eso le hace sentirse feliz y por eso no le importa impartir las clases gratis: “Podemos preservar el lenguaje copto en mis hijos y en la Iglesia (...) al menos hay que mantenerlo vivo en Al Zeniya”.

“Nanieh Tuaui” (Buenos días, en copto), dice Suzán a sus pequeños alumnos, que repiten el saludo de la profesora, unas palabras que también resuenan por las esquinas y calles de la pequeña Al Zeniya.

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