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El caluroso verano del arte: huelgas, cierres y alguna tenue luz en el túnel

Piquete de trabajadores delante del MACBA durante la huelga

J.M. Costa

Acaba el verano, se preparan las alegres reentres galerísticas de septiembre, llegarán las primeras ferias, las grandes inauguraciones otoñales en centros y museos. Parecería que el mundo del arte en España sigue sus rituales acostumbrados. Aquí no ha pasado nada más que mucho calor y el futuro seguirá midiéndose en volumen de ventas. En realidad, este verano han pasado bastantes cosas y casi ninguna buena. Y no solo son malas, sino que pueden considerarse síntomas de una situación general cercana al colapso.

Comencemos por lo último. Hace apenas dos semanas se comentaba la situación por la que pasa Vigo bajo la vara municipal de Abel Caballero. Dinosetos de más o ciber-rotondas de menos, lo realmente peligroso eran los planes del alcalde para MARCO, el museo de arte contemporáneo de la ciudad. A los dos días de publicarse en eldiario.es el artículo, Caballero respondió tal y como es su costumbre de ordeno y mando y anunció que MARCO pasaría a ser la sede de la colección de arte del Ayuntamiento.

Es difícil valorar una colección de la que no se tenía mayor noticia y actualmente se encuentra dispersa por diferentes edificios. Los más probable es que sea muy deficiente: no hay ni un mal catálogo sobre la misma, aunque sí existen algunos sobre las colecciones municipales de ollería y cestería tradicionales. También hubo una discreta exposición en MARCO sobre su parte fotográfica.

Caballero quería instalar en MARCO la colección de azulejos del diario El Faro de Vigo y todo indica que así acabará sucediendo. A todo esto, el actual director, Iñaki Martínez, no finaliza su contrato hasta noviembre y el patronato cuya mayoría absoluta está designada por el alcalde tampoco parece haberse manifestado. Pero como Caballero es presidente de ese patronato, se hará lo que él diga. Esperar que se aplique el Código de Buenas Prácticas del sector y se convoque un concurso público y transparente para el nombramiento de la nueva dirección sería mucho esperar.

De hecho, puede decirse que el MARCO tiene trazas de desaparecer como museo/centro de arte actual. A esto se le llama dirigismo, que según la RAE es la “tendencia del Gobierno o de cualquier autoridad a intervenir de manera abusiva en determinada actividad. Dirigismo cultural, político, económico”. El acento está en lo de abusivo, porque en un sistema democrático no todas las instituciones pueden depender de la voluntad personal del político de turno. Si se tiene en cuenta que la oferta cultural en Vigo sigue bajo mínimos, parece que el dirigismo, de suyo tendente a lo totalitario, ni siquiera funciona.

La huelga en el MACBA y en el Archivo Histórico

Esta no ha sido la única noticia conflictiva del verano. El 16 de agosto se pusieron en huelga los trabajadores de diez museos barceloneses que tienen subcontratados determinados servicios con la empresa Ciut'art. Entre esos centros se encuentran Museo de Arte Contemporáneo (MACBA), las fundaciones Miró y Tàpies, el Centro de Cultura Contemporánea (CCCB), los museos de la Música y el Diseño, el Monasterio de Pedralbes, la Virreina y el Archivo Histórico.

La reivindicación de este personal externalizado y precarizado, aunque en la práctica cubra puestos de trabajo estables dentro de la institución, es muy genérica y ya conocida: salarios ridículos y precariedad. La huelga en el MACBA y en el Archivo Histórico son totales e indefinidas debido a que en ellos se ha abierto una nueva licitación que se considera aún más lesiva. El MACBA, el segundo museo de arte contemporáneo de España tras el Reina Sofía, habría dejado de ingresar, según sus administradores, unos 80.000 euros.

Con todo, el problema no reside solo en los contratados externos, un mal que también llevó a la huelga a los trabajadores del Museo de Bellas Artes de Bilbao y se extiende por toda España. La cuestión es que, internamente, muchos de estos centros y en general de las instituciones culturales tienen a una cantidad desproporcionadas de trabajadores en condiciones de precariedad.

Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de estas instituciones son públicas, la situación parece incluso más lacerante. Si por la sola voluntad soberana del señor alcalde, un museo como MARCO puede pasar de institución respetable a cajón de sastre, la situación que revelan estas huelgas es, en último término, la desconexión de los poderes públicos de las instituciones culturales que ellos mismos crearon no hace tanto tiempo.

La crisis que condujo a reducciones del 50% en los presupuestos no fue algo pasajero: llegó para quedarse. Los poderes públicos que regaron el país de auditorios, teatros y museos sin el menor estudio de las necesidades y posibilidades de cada lugar pueden decidir acabar con ellos de un plumazo, por el método de la estrangulación dineraria u obligándoles a buscarse la vida en el casi inexistente mundo hispano del mecenazgo. Que sigue sin ley porque Montoro no quiere.

LABoral, Patio Herreriano y otros despropósitos

Un ejemplo, que ya se anunció a primeros de año y ha tenido efecto este verano, ha sido el cierre de las zonas expositivas de LABoral de Gijón durante varios meses. Talleres y otro tipo de actividades han seguido funcionando. Todo ello tras la victoria de varios trabajadores del centro ante los tribunales, quienes decidieron que su situación laboral era tan precaria como ilegal. Es más, estas medidas restrictivas en LABoral fueron parcialmente justificadas por la Junta aduciendo el gasto que había tenido que realizar el centro para pagar estas indemnizaciones. Es decir, ni la Junta ni nadie están dispuestas a ayudar a LABoral con unos pocos euros para afrontar una situación excepcional. Allá se las compongan.

El Patio Herreriano de Valladolid lleva casi diez meses sin director. También hay jaleo en las Islas Baleares, donde aparte de designaciones contestadas, nombramientos que no se hacen y dimisiones varias, la Consejera presentó a principios de agosto un nuevo Plan de Cultura 2017-2027 que, eso sí, no se conocerá hasta octubre del año que viene. Presentar un plan sellado bajo siete llaves parece raro, pero al menos se ha pensado en la palabra “Plan” y se establece un tiempo amplio para su ejecución. Ambas cosas muy extraordinarias.

Mientras, en Madrid, el Ayuntamiento multiplica por nueve las ayudas a la creación cultural hasta los 4,5 millones de euros. Esta noticia, la puesta en marcha del nuevo centro de Córdoba o la normalización de la situación en Valencia, no solo en lo que concierne al IVAM, sino al también muy influyente Consorcio de Museos, son las luces que pueden alegrar algo el desolado panorama artístico español. No todos los augurios son negativos pero, a qué engañarse, en la balanza pesa más el pesimismo.

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