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Las viudas de la gran tragedia minera del Pozo San Nicolás salen de nuevo a la luz

Clarisa, una de las viudas entrevistadas en el documental con las que se vuelve a encontrar el director José Antonio Quirós 25 años después

Carmen López

9 de septiembre de 2021 22:29 h

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Hace 25 años, los accidentes en las minas asturianas eran sucesos habituales. Pero el que tuvo lugar la noche del 31 de agosto de 1995, en el que murieron catorce mineros en la planta octava del Pozo de San Nicolás o 'Nicolasa', marcó un antes y un después. A día de hoy aún se celebran homenajes en honor de aquellos trabajadores que perdieron la vida en las entrañas de la tierra. Uno de ellos es el documental Lámpara oscura, dirigido por José Antonio Quirós, que recoge el testimonio de un grupo de mujeres, viudas en su mayoría, afectadas por esta y otras tragedias de la minería en Asturias.

Este trabajo puede considerarse una continuación de un documental previo titulado Solas en la tierra (1996). Quirós tuvo la idea después del siniestro del pozo situado en Mieres e hizo un seguimiento de la situación de las mujeres próximas a ese y otros sucesos similares. No fue fácil: muchas se mostraron reacias a participar porque no quería hablar con periodistas. Finalmente, consiguió ganarse su confianza, el proyecto salió adelante y se emitió en TVE con gran éxito de público. Este nuevo documental rescata algunas de esas voces para comprobar el efecto del paso del tiempo en una tragedia e incorpora unas nuevas que habían quedado fuera.

En el Pozo de San Nicolás fallecieron diez mineros españoles empleados de la empresa estatal Hunosa y cuatro de la República Checa que trabajaban para la subcontrata Satra. Las viudas de estos últimos no aparecen en el primer documental, una espina clavada que Quirós quería sacarse. Así que para esta segunda cinta, seleccionó a cuatro de las mujeres españolas más representativas de Solas en la tierra y consiguió ponerse en contacto con tres de las checas. “Fue una tarea muy, muy difícil, no había manera de dar con ellas”, comenta el cineasta a elDiario.es. “Uno de los mineros checos que consiguió salvarse hizo de traductor y fuimos con él dos veces al país. Incluso acudimos a los archivos de la asociación de trabajadores que emigraron a Asturias en los 90 y después de una labor de unos cuatro meses conseguimos encontrarlas”, explica.

Historia negra asturiana

La manera en la que se vivió la tragedia en un país y en otro fue muy diferente. Mientras que las mujeres de la República Checa recibieron los féretros de sus maridos sin más abrigo que el de sus seres cercanos, en Asturias el gobierno del Principado decretó tres días de luto oficial y la sociedad salió a la calle en masa a despedir a las víctimas. Las imágenes de miles de personas acompañando en silencio a los ataúdes de los muertos que cargaban sus compañeros de la mina forman parte de la historia negra del principado.

La periodista asturiana Aitana Castaño, coautora de los libros Los niños de humo y Carboneras junto a Alfonso Zapico, recuerda aquel día perfectamente. “Yo tenía 15 años recién cumplidos y me iba de excursión a Covadonga con la parroquia del pueblo de mi abuela. Antes de salir de casa ya habíamos oído por la radio que había habido un accidente y había dos muertos, o una cosa así, y en el autobús escuchábamos cómo subía el número. Tuve una sensación de muchísima tristeza, algo dentro de mí me decía que era en mi casa”, recuerda. “La gente en el bus iba cantando canciones de todo tipo y de repente entonaron En el Pozo María Luisa [el himno de los mineros] y me pareció una falta de respeto, parecía que no se daban cuenta de que en aquel momento no era una canción cualquiera”.

También fue distinta la reacción de las viudas de uno y otro país ante las compensaciones económicas que les ofrecían. Se tardó mucho tiempo en esclarecer cuál fue el motivo por el que se desencadenó la explosión de grisú que mató a los catorce trabajadores. Hunosa habló de imprevisto y negó cualquier tipo de infracción en las medidas de seguridad, aunque ya había recibido quejas de trabajadores al respecto, entre ellos uno de los fallecidos. Cuatro de las viudas se unieron para batallar y denunciaron a la empresa por la vía civil, por la penal y por la administrativa hasta que una década después consiguieron ganar los pleitos. En 2010, Hunosa tuvo que pagar ciento de miles de euros a viudas y familiares.

“Como se ve en la película, las checas se conformaron con lo que les proporcionó el Gobierno español, una paga de viudedad, mientras que las de Asturias decidieron luchar. El sistema comunista hizo mella en estas cosas”, comenta el director. “Las españolas intentaron ponerse en contacto con las checas en aquel tiempo. Pero ellas estaban derrotadas, decían que no estaban dispuestas a seguir así, que llevaban la pena muy acentuada. Aquí se sintió más la unión, una solidaridad casi de toda España y de algunos puntos de Europa, pero allí fueron olvidados”.

Pero la reacción de las mujeres de República Checa no es algo que no hubiese sucedido en Asturias antes de que las demandantes del ‘caso Nicolasa’ sentasen precedente. Un año antes del suceso, en 1994, el padre de Laroxina (nombre ficticio, la entrevistada prefiere no dar su nombre) murió en un accidente en otro pozo asturiano. Ella era aún una niña: “Creo que fue un derrumbe porque rompió una bolsa de agua. Algo así, porque en casa nunca hablamos de ello”, declara a elDiario.es. “No hubo indemnización porque con el shock mi madre firmó algo con lo que renunció a todo”.

Un título que ninguna quería

El paso del tiempo cura heridas, pero no siempre las cierra del todo. Las mujeres que protagonizan Lámpara oscura siguieron con sus vidas después del accidente, cada una a su manera. Entablaron nuevas relaciones sentimentales, se mudaron a un espacio propio, viajaron por el mundo o criaron a sus hijos, pero siempre con el recuerdo del marido muerto presente. A Quirós le costó más convencerlas para participar en esta película que hace 25 años. “A las checas no tanto porque consideraron como alguien se acordaba por fin de su figura. Y aquí pasó lo contrario, no querían tocar más el tema y, de hecho, ellas no aceptan ningún tipo de entrevista de periodistas”.

En el documental aparecen fragmentos de vídeo en un formato 4/3 que corresponden a Solas en la tierra. Sirven para comprobar el paso del tiempo en estos 25 años . Hay un hecho que llama la atención: en los testimonios del pasado aseguran que no quieren que sus hijos trabajen en la mina pero en la actualidad algunas comentan que no les quedó más remedio que aceptar la decisión de sus hijos de llevarles la contraria. El temor a un accidente en el pozo sigue acompañándolas.

Quirós comenta que después del accidente de 'Nicolasa': “se pusieron muchas cosas de pie. Antes se decía de las viudas, hasta con desprecio, que se quedaban con la paga del marido y ya estaba”. Una especie de acusación de riqueza sin fundamento, ya que la mujer del fallecido percibía el 55% de lo que cobrase el trabajador, al igual que sucedía en cualquier sector en aquel momento. Y depende del puesto que ocupase en la mina, podría ser una cantidad bastante baja. “Ellas le dijeron a Hunosa: ‘cuidadín, que estamos aquí’ y cambiaron muchas cosas. Las indemnizaciones y que se tengan en cuenta muchas cosas, porque antes se cometían unas imprudencias que no te puedes ni imaginar. Ahora hay un cuidado impresionante”, sostiene Quirós.

Las viudas de 'Nicolasa' son un referente, tanto por su lucha como por la carga simbólica que tuvo el accidente. Aitana Castaño afirma que como a algunas y que “están totalmente atrapadas en ese día, en ese suceso”. “Pero no atrapadas con connotaciones negativas, solo es que son ‘viudas de Nicolasa’, un título que ninguna quería pero que está ahí”, añade. Para ella, aquella desgracia es “uno de los últimos capítulos de la minería” que en cierto modo “une a las últimas generaciones” que vivieron las cuencas mineras “como eran antes”. “Era el año 95, las minas ya empezaban a cerrar. Un epílogo triste porque al final no dejaron de ser catorce muertos, pero también forma parte de la épica de las cuencas mineras”, recuerda.

El estreno de Lámpara oscura se tuvo que retrasa un año debido a la pandemia y, tras una presentación a finales de agosto en Gijón, la exhibición se ha hecho directamente en la plataforma Filmin.

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