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Hay vida cómic más allá de los superhéroes de Marvel

'100 cómics' de Jot Down

Mónica Zas Marcos

“Para entrar en el mercado americano te ha de gustar el tema de los superhéroes, lo has de amar”. José María Beroy es una de las principales figuras del cómic de nuestro país -no novela gráfica, como reivindica-, pero con un futuro proyectado sin fronteras. Beroy aterrizó en la Gran Manzana en un contexto de miedo y conmoción justo después del atentado contra las Torres Gemelas de 2001. Un aterrizaje forzoso cuyos efectos secundarios, como la censura y el arrepentimiento, impactaron de lleno en su Deadman. Con referencias en primera persona sobre el terreno gráfico dentro y fuera de nuestro país, el creador de obras de culto como Doctor Mabuse hace las veces de pistoletazo de salida del nuevo proyecto editorial de Jot Down.

“Decidimos hacer una entrevista al estilo Jot Down en vez de un prólogo al uso”, admite Ángel Fernández, cofundador de la revista y uno de los colaboradores de 100 cómics: cien tebeos imprescindibles. José María Beroy es también parte del centenar de autores destacados en esta antología, más personal que académica. El viñetista funciona como antesala de excepción para comprender una industria que, con sus muchas aristas, parece sacar rentabilidad a sólo dos: el manga y los superhéroes (y su reconversión al cine, por supuesto).

Existe una discrepancia, en cierta parte contradictoria, sobre el género manga y sus adaptaciones. Los avezados lectores de cómics, doctos en todo lo que se refiere a las historias contadas en viñetas y asiduos visitantes de las convenciones freaks, comparten la opinión de que si no es mediante el anime, no deberían trasladarse a las pequeñas o grandes pantallas. En cambio, los forasteros en el mundillo comulgan más con el género si se lo ofrecen mediante fotogramas. Lo mismo ha ocurrido en los últimos tiempos con el filón cinematográfico de los superhéroes, la franquicia mimada por las productoras y todo un reclamo en taquilla.

“Hay muchos fanáticos de sagas de películas que desconocen que su origen está en un cómic”, se lamenta Fernández, quien personalmente no comulga demasiado con la producción norteamericana. Pero tampoco faltan los tebeos yankis en el recopilatorio, aunque la presencia francobelga y española sea la que lidera el catálogo.

A todo color

100 cómics es un dechado de colores y tipografías que animan al lector a descubrir desde títulos míticos como Watchmen hasta joyas desconocidas como el alemán El condón asesino. “Queríamos incluir la antología como especial de nuestra revista impresa, pero el formato en blanco y negro desmerecía algunas viñetas”.

La obra, organizada en orden cronológico, abarca desde Little Nemo in Slumberland, el niño de los sueños eternos creado por Winsor McCay en 1905, hasta Vapor, la última sobriedad de Max en 2012. “Reseñamos obras clásicas y modernas que tuvieron un especial impacto para los lectores de cada época”. Aunque pueda parecer que la recopilación atiende a un estudiado criterio de los colaboradores, lo cierto es que muchos de ellos no habían tocado un cómic en su vida, como admite Ángel Fernández. “Sorprende cómo Inma Garrido o Alfredo Martín-Gorriz nunca habían tenido relación con el mundo de las viñetas y han escrito algunas de las reseñas más divertidas del libro”.

Ese carácter heterodoxo es el que han querido transmitir con el tomo, donde los participantes más entendidos en la materia propusieron aquellos cómics que tuvieran un significado personal. “Luego los coordinadores del libro hemos buscado un equilibrio entre el orden cronológico y los distintos géneros que abarcamos”. Desde el realismo del sucio Oeste con Blueberry, hasta el feminismo violento de Quetzalcóatl y el intimista cuaderno de bitácora de Corto Maltés.

Industria española de nivel

El Guerrero del Antifaz, El sulfato atómico, Makoki , Hombre, Arrugas, El señor de los chupetes, Los Profesionales, Torpedo 1936, Blacksad o Fragmentos de la enciclopedia délfica, son solo algunas de las presencias nacionales en el recopilatorio. Una clara muestra de que no hace falta pasarse al país vecino para encontrar autores del nivel de René Goscinny -Astérix el galo- o subir un poco más arriba para idolatrar al autor belga Georges Remi -Las aventuras de Tintin-.

Como no pretende ser una guía definitiva, 100 cómics espera una secuela inminente en la que rendir cuentas con todos aquellos títulos y autores que se quedaron en el tintero. “Ahora mismo se me viene a la cabeza Planetary o cualquiera de Suehiro Maruo, así que seguro que sacaremos otros 100 el verano que viene”. Pero Ángel Fernández ha adelantado un próximo proyecto que amenizará la larga espera. “Jot Down 100 sci-fi será una antología de películas de ciencia ficción en la que el número de colaboradores asciende hasta 50”. Este maxirecopilatorio verá la luz a principios de año y seguro que abrirá la veda a otros muchos 100... con los que disfrutar de la cultura a gran escala.

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