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'Materia', lagartos antropomorfos que son como tú

Francesc Miró

Lo primero que vemos al abrir Materia es una vaca. O la representación particular de una vaca pastando en un tranquilo campo en mitad de la noche. De pronto, una luz la ilumina, la eleva en el aire y la convierte en una masa informe. La han abducido. Materia es la historia de una invasión alienígena que no se parece a ninguna que hayas visto. Una que en lugar de destruir a la raza invadida, la empuja a descubrirse.

Las criaturas que sufren la invasión tampoco son humanas, sino reptiles y anfibios antropomorfos que se parecen a ti, a mí y a cualquiera. Los protagonistas son lagartos, saurios y anuros que hacen como si no lo fueran. Uno es un perezoso estudiante de física, otro el padre de una estrella mediática y tercero un grafitero acomodado en la actitud antisistema. Los extraterrestres no harán otra cosa que darle la vuelta a sus vidas.

Antonio Hitos plantea en Materia (Astiberri) un juego de discurso, no falto de cierto aire satírico, sobre la alienación de una sociedad absorta en la pereza, el anhelo y la obstinación en lo anecdótico. Pero lo hace con un envoltorio cuya originalidad plantea un reto en cada página, en cada capítulo. Tres, para ser más exactos, y llevan por nombre Ciencia, Ética y Estética. Hablamos con el artista onubense sobre su última y más arriesgada propuesta.

Religión, física cuántica y aliens

Antonio Hitos dio sus primeros allá por los años 90 en fanzines como muCHOCOmi y publicaciones tan memorables como El Víbora, cuya redacción cerró en 2004. Diez años después publicó su primera novela gráfica: Inercia, la historia de una sociedad adormecida en la que dos jóvenes viven al día intentando subsistir a base de trabajitos. Incapaces de poder levantar cabeza ni ver un futuro más allá de lo cotidiano. Con aquel título ganó el VII Premio Internacional de Novela Gráfica Fnac-Salamandra Graphic, y le valió las nominaciones a mejor obra y autor revelación en los salones del cómic de Madrid y Barcelona en 2015. Un trabajo del que terminó agotado.

“El proceso de Inercia me dejó bastante exhausto”, nos cuenta el autor de Materia, “en parte porque, siendo mi primera obra, hubo muchísima prueba y error que me obligó a hacer un montón de trabajo que finalmente se quedó fuera del libro, pero también por sus características concretas: repetición, planos fijos, estructura de página constante y muy controlada...”. Por eso cuando terminó, “lo último que me apetecía era meterme en otro proyecto parecido, así que intenté alejarme lo máximo posible tanto en el fondo como en la forma”, dice. De ese distanciamiento nace Materia.

“Originalmente esto no iba a ser ni siquiera un libro, sino un escenario donde poder articular historias pequeñas sin mayor intención que mi propio goce estético y que oscilarían entre el gore, el humor imbécil y arquetipos de ciencia ficción clásica”, confiesa Hitos. Algunas de esas características persisten en su última obra, aunque Materia es algo muy diferente. “Poco a poco se me fue yendo de las manos mientras introducía en ese telón de fondo algunos temas más complejos sobre los que también tenía muchas ganas de escribir. Primero fue la física cuántica, luego la alienación religiosa, y así hasta que descubrí esta especie de triángulo sobre el que al final terminé montándolo todo: ciencia, ética y estética”.

Estos tres conceptos son la corriente que vehicula, subterráneamente, cada una de las historias que conforman el cómic. Tres personajes alienados a su manera que, incapaces de enfrentarse a sus demonios, se ven abocados a conflictos que les superan.

Geometría del individuo

Decía Einstein que la geometría se ocupa de la relación lógica que guardan distintos conceptos entre sí y parece ser que Hitos lleva interiorizada esta máxima. Por eso, para unir las tres historias la composición de la página y la arquitectura de cada viñeta tienden a la simetría calculada y matemática.

Algo que caracteriza las dos obras de Hitos es su reducción de medios en pos de la máximización de la expresividad escondida en la estricta geometría de su dibujo. Todo parece artificial y eso crea una extrañeza con la que su autor sabe jugar. No en vano esto se complementa de manera excelente con el diseño de esos reptiles antropomorfos que protagonizan este mundo particular. “Me parecía que hablar de conflictos tan estrictamente humanos con personajes de apariencia no humana le concedía una cierta distancia al relato”, cuenta Hitos. De esta manera, “el lector asiste a la historia desde fuera, y está a la vez implicado y desconectado en aquello que se cuenta”.

Junto a ella, la bidimensionalidad del dibujo juega un papel fundamental: “es otro recurso para reforzar el distanciamiento entre la historia y la forma en la que se expresa”, explica. “Aunque suelo articular situaciones que resulten reconocibles para el lector, intento también alejarlo para que, si surgiera algún tipo de implicación emocional con la historia o los personajes, no pierda nunca la perspectiva de lo que está leyendo como algo ajeno”.

Esa barrera impuesta por el autor es esencial para desentrañar la geometría interior: la que va por dentro de los personajes y habla de los temas que interesan a su autor. “La geometría en Materia es un elemento central. La mayoría de páginas tienen una estructura de simetría invertida que condiciona el propio ritmo de lectura y tiene una función importantísima sin la cual el cómic perdería gran parte de su sentido”, defiende.

La expresión del diseño que podemos ver en su obra, según él, “es un proceso orgánico, pero a la vez muy analítico. Cuando dibujo intento pensar en cuáles son los elementos indispensables que hacen que el dibujo funcione, y cuáles son accesorios de los que podría prescindir sin reducir su significado”, describe.

“El dibujo de un cómic no debería evaluarse por sus cualidades como dibujo, sino por la idoneidad del mismo para comunicar la historia o la idea a la que sirve. En mi caso, depurar la línea me ayuda a construir el entorno aséptico en el que quiero que existan los personajes, y refuerza otros mecanismos que a menudo pasan desapercibidos como la disposición de las viñetas o el ritmo interno entre ellas”.

Pocas ayudas para el mundo de las viñetas

Materia es un cómic que nace gracias a que se hizo con el premio de la Beca INJUVE para la Creación Joven. Un trabajo que también fue finalista en la última residencia de novela gráfica en la Maison des Auteurs de AngoulêmeMaison des Auteurs de Angoulême que concede Acción Cultural Española y la Cité internationale de la bande dessinée et de l’image.

Sin las ayudas mencionadas, seguramente Materia no habría visto la luz jamás. “Cualquier apoyo que ayude a focalizar los esfuerzos en la obra siempre es bienvenido. La ayuda institucional ha mejorado algo con iniciativas como la Cité internationale de la bande dessinée et de l’image, que lleva un par de ediciones, o reconocimientos importantes como el Premio Nacional de Cómic, que se otorga desde 2007, pero hay todavía muchísimo por hacer”, describe Hitos.

Según él, aunque el camino está aún por andar, se han dado pasos importantes en la dirección adecuada: hace unos años el tipo de ayudas a la creación artística que se pueden conseguir hoy hubieran sido imposibles. Aquí o fuera de nuestras fronteras. Pero eso no significa que la situación del cómic español se haya normalizado.

“El cómic español está en un estado de forma creativa como nunca antes se había visto, pero quizás la industria no acompaña con las condiciones necesarias para que esa fortaleza cristalice en la estabilidad que los creadores merecen”, explica el autor de Inercia. “Sería de una torpeza inexcusable que las instituciones no vieran en este escenario las posibilidades que representa todo este talento para el patrimonio cultural del país”. Un patrimonio vivo que muchas veces se ve obligado a hacer las maletas.

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