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Gaitas y bandas de todo el mundo se citan en el Festival Militar de Edimburgo

Bandas musicales de lugares tan dispares como el Reino Unido, Alemania, Nigeria o Trinidad y Tobago se dan cita en el FestivalMilitar de Edimburgo, que aúna las tradicionales gaitas escocesas con bailes y sonidos llegados desde todas las partes del mundo en la explanada del emblemático Castillo de la localidad escocesa, que acoge hasta el 24 de agosto el espectáculo "Kaleidoscope".

EFE

Edimburgo (Reino Unido) —

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Bandas musicales de lugares tan dispares como el Reino Unido, Alemania, Nigeria o Trinidad y Tobago se dan cita en el Festival Militar de Edimburgo, que aúna las tradicionales gaitas escocesas con bailes y sonidos llegados desde todas las partes del mundo.

La explanada del emblemático Castillo de Edimburgo, que se alza sobre una roca volcánica en pleno centro de la ciudad, acoge hasta el 24 de agosto el espectáculo “Kaleidoscope”, un homenaje al caleidoscopio, el instrumento óptico que fue patentado por el científico escocés Sir David Brewster en 1817.

El diseño de esta 69 edición hace referencia a la multitud de colores que se mezclan durante cada función al igual que sucede en el interior de un caleidoscopio, que usa sus tres espejos inclinados y cristales de colores para confeccionar figuras geométricas simétricas que hacen las delicias del que se asoma a él.

El que en inglés se conoce como el Royal Edinburgh Military Tattoo está protagonizado por bandas militares de diferentes países que enlazan sus notas con la actuación de bailarines y proyecciones sobre el castillo, lo que transmite la sensación de que el espacioso escenario está siempre en constante movimiento.

Con un impresionante elenco de 1.200 artistas y durante algo más de una hora y media, el Tattoo ofrece un recorrido por las culturas y tradiciones de las naciones involucradas.

Este año, participa por primera vez la Banda de Viento de Pekín, formada por más de 60 jóvenes artistas que representan el cuento popular “Dragones jugando con la pelota”.

Procedente de Nueva Zelanda llega la agrupación “The New Zealand Army Band” que interpreta pieza como “Black and silver” y culmina su actuación con un 'haka', la danza maorí que ha popularizado el equipo de rugny de este país.

A través del color amarillo, la explanada más conocida de Edimburgo se llena de luz para recibir a los músicos de la orquesta militar de Trinidad y Tobago, que a través de sus tambores consiguen traer la calidez del Caribe hasta la fría Escocia.

Sus músicos aparecen acompañados de un artista en zancos y de un trío de mujeres que realiza el baile del limbo con una estructura que arde en llamas y que deja paso a otra banda de tambores que marca el ritmo de un nuevo grupo de bailarinas, ataviadas con coloridos vestidos de los que sobresalen enormes alas.

La calidez del Caribe deja paso a la elegancia francesa. Unos cincuenta músicos de La Musique de l'Artillerie transforman el castillo y sus alrededores en un decorado blanquiazul para rememorar el clásico “Can-Can” francés y atreverse con melodías contemporáneas como el “Uptown Funk” de Bruno Mars.

Entre todo este baile de tonalidades entran y salen del escenario las bandas de gaiteros y tambores que juntas reúnen a más de 250 músicos de distintos regimientos escoceses, a menudo acompañados de las jóvenes bailarinas que interpretan el baile tradicional de las tierras altas de Escocia.

El espectáculo llega a su fin con la impresionante reunión del millar de artistas en la explanada para hacer sonar las reconocibles notas de “The show must go on” y “The greatest showman” que derivan, con el público ya de pie, en la interpretación del himno nacional “God save the Queen” y el oficioso himno escocés “Auld Lang Syne”.

Y cuando parece que el Tattoo se despide y el colorido deja paso a la completa oscuridad, una luz aparece en lo alto del castillo para iluminar la conmovedora actuación del Gaitero solitario al compás del “Evening Hymn”, otro clásico del folclore local.

Más de 220.000 personas se calcula que acudirán a este festival durante el mes de agosto y más de 100 millones podrán disfrutarlo a través de las emisiones televisivas.

Para el director ejecutivo de este certamen, David Allfrey, a través de “Kaleidoscope”, el público “puede esperar ver los colores que se unen en una infinita variedad de formaciones militares, bandas y artistas folclóricos que crean un fabuloso mosaico humano”.

“La enorme escenografía, con nuestro gran castillo como un telón de fondo incomparable, esta enmarcado por una iluminación de vanguardia, proyecciones, sonido, efectos especiales y fuegos artificiales. Es quizás el espectáculo más colorido y extravagante del Tattoo hasta ahora”, afirmó Allfrey.

Remei Calabuig

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