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Kapka Kassabova: El destino de todas las fronteras artificiales e inhumanas es desaparecer

Barcelona —

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Irene Dalmases

Barcelona, 25 oct (EFE).- La escritora búlgara Kapka Kassabova se siente cómoda en los márgenes, en las confluencias. Nacida en Sofía en 1973, emigró con su familia a Nueva Zelanda cuando era adolescente y desde 2005 reside en Escocia. Acaba de participar en el festival Kosmopolis, donde con la autora de origen rumano Corina Oproae han hablado de fronteras.

En una entrevista con EFE, la también poeta, que utiliza el inglés para firmar sus libros, confiesa que armar el primer título de su 'Cuarteto de los Balcanes', 'Frontera' (Armaenia en castellano y Comanegra en catalán), con el que obtuvo el Premio Nicolas Bouvier 2020 y una mención especial del jurado del Premio Centroeuropeo de Literatura, fue una experiencia que la “transformó completamente”.

Para ella, hija de dos científicos búlgaros, supuso regresar al país de su infancia y a la denominada última frontera de Europa, allí donde se encuentran Bulgaria, Grecia y Turquía.

Durante semanas, habló con muchos de sus habitantes actuales y transitó por tierras indómitas, que no conocía, porque cuando con su familia pasaba las vacaciones de verano, junto al mar Negro, todos los pueblos, monumentos o bosques que pudo visitar para el libro, en plena Guerra Fría no eran accesibles, estaba prohibido llegar a ellos, excepto para los que se encargaban de vigilar que nadie escapara del llamado Telón de Acero.

Rememora que forma parte de la última generación que creció cuando esa “frontera estaba activa”, algo que la “formó” y lleva en su ADN.

“Crecer en una prisión al aire libre me ha hecho ser la escritora que soy y por eso quise volver allí, tras muchos años fuera, para explorar sus secuelas, para hacer un libro sobre la condición humana, para saber qué ocurre cuando una frontera desaparece”, indica.

Lo que la historia enseña

A su juicio, la historia enseña, especialmente después de 1989, que el destino de “todas las fronteras artificiales e inhumanas es desaparecer, es una cuestión de tiempo que lo hagan”.

Ello, sin embargo, no es óbice para que también afirme que hay unas consecuencias: “Cuando una frontera cae es como cuando termina una guerra, en realidad, nada ha acabado, es un inicio”.

En su trayecto por esta zona geográfica, antaño de “frontera dura”, en la que se hablan idiomas distintos y se practican religiones diferentes, descubrió paisajes que la abdujeron, como la Strandja, conoció a personas amables y a hombres que en tiempos no muy lejanos quizás fueron asesinos.

Empezó su andadura por la zona del mar Negro, donde exploró pequeños pueblos búlgaros. Luego se dirigió hacia los corredores de Tracia, cruzó a Grecia y terminó en Turquía, para volver al inicio de su recorrido.

“Hay muchos silencios en la frontera y, como escritora, los tenía que leer todos muy bien”, agrega.

No duda, por otra parte, en asegurar que en su periplo, tal como deja constancia a lo largo de las páginas, encontró a “mucha gente corriente que tenía experiencias extraordinarias, justamente, a causa del lugar en el que viven”.

Personas como el 'Famoso Tako', un gitano musulmán que cuida del monasterio de San Nicolás, construido en una roca en el siglo VI, una herencia de los tracios a los bizantinos, un hombre que impide la vandalización del lugar con su presencia, al margen de las administraciones públicas, simplemente por un “acto de amor”, porque se ha criado allí.

Héroes corrientes de la frontera

Ante situaciones como la de este hombre o como la de mujeres que cuidan de sus jardines y organizan encuentros vecinales u hombres que no dejan que los bosques se degraden, Kassabova no puede más que pronunciar que los que ella califica de “héroes corrientes de la frontera, gente de la periferia, tienen mucho a enseñarnos, porque están en medio de la catástrofe, pero entienden cómo debe funcionar una comunidad”.

Tampoco deja pasar que la “riqueza” de la zona balcánica tiene que ver con esta suerte de matrimonio entre el Este y el Oeste, el haber estado a lo largo de los siglos entre imperios diferentes.

“Ir allí, un cuarto de siglo después de haberme ido, no fue para nada una experiencia depresiva, sino todo lo contrario, porque me encontré con que la tierra allí todavía canta”, proclama.

A punto de publicar en abril de 2026 su primer libro ambientado en Escocia, 'Borrowed Land, a highland story', también avanza que en marzo Armaenia le publicará en castellano el segundo volumen de su cuarteto, 'Al lago', que tiene más presencia femenina que masculina, a diferencia de lo que ocurre en 'Frontera'.