Mario Conde se convierte en personaje cinematográfico en un documental íntimo

La estela de uno de los personajes más poderosos e influyentes de las finanzas y sociedad españolas de los años 80, símbolo del éxito empresarial y modelo de triunfador, la ha focalizado el realizador Rubén Alonso en “Mario Conde”, una película documental muy íntima protagonizada por el propio exbanquero.

La distancia entre el éxito y el fracaso, la fama y la soledad, la cima y la sima, ha pulsado Alonso (Valladolid, 1976) en un documental que ha resumido en lo que no es: ni un 'biopic', ni una entrevista larga, ni una aproximación al personaje a través de testimonios, ni tampoco un reportaje periodístico al uso.

“No es un documental de La 2. Es la obra de un director de cine que ha convivido siete meses con Mario Conde (entre marzo y septiembre de 2014) y que ha aportado estética y ritmo” a una película sin género posible, ya que tampoco ha sido un descargo de conciencia ni se ha concebido como un “lavado de cara”, ha explicado en una entrevista con EFE.

A sus 67 años, alejado del ruido mediático, el exbanquero vive con su segunda mujer en un pazo de la aldea de Chaguazoso -en A Mezquita (Ourense)-, donde Alonso ha convivido varios meses en largas estancias para captar las “virtudes e imperfecciones” de una persona sometida a un proceso de reflexión interior, ha dicho.

“He podido grabar sin censura, invadir su intimidad, sin un guión previo ni plan de entrevista. Los temas surgían como en las conversaciones entre amigos, de una forma natural, en un entorno mágico, cargado de simbolismo” como es el paisaje gallego, ha explicado este director que ya prepara su tercer largometraje de ficción después de “Íntimos y extraños” y “La vida en una pecera”.

El alma, la soledad, la religión, Dios, la cárcel, Banesto y su relación con el rey Juan Carlos I o el papa Juan Pablo II desfilan en estas “conversaciones de diván” a través de las cuales “se conocerá al verdadero Mario Conde y no al que la gente cree que es”, ha advertido Alonso acerca de este filme que estrenará el próximo 21 de octubre en Valladolid.

De forma global, el documental trata de responder a cuestiones como la razón por la cual tres décadas después de permanecer fuera del foco público permanente, Mario Conde “sigue generando tanta controversia”.

“Es un fenómeno extraño. No es normal que suscite el mismo interés que hace treinta años. Genera mucha simpatía en el trato personal y provoca una respuesta muy positiva en la gente”, ha analizado.

El detonante estético del documental es la mesa del Consejo de Administración de Banesto, la entidad financiera que presidió entre 1987 y 1993 y por cuya gestión irregular, acusado de apropiación indebida y falsedad documental, fue condenado a varios años de cárcel a mediados de los años noventa.

Por extraños azares, que Rubén Alonso documenta en su trabajo, esa mesa de treinta metros cuadrados de madera maciza que Conde encargó para albergar el Consejo tras la fusión de Banesto con el Banco Central, ha llegado a sus manos y la ha reubicado en la biblioteca de su pazo orensano.

Conde cocinando, Conde pilotando un dron, Conde haciendo abdominales, Conde aficionado a la fotografía... todo ello ha recogido el director vallisoletano, incluso la disciplina de los madrugones a las 4,30 de la mañana, a los que se acostumbró durante su etapa estudiantil en Deusto y que, según dice, “son las mejores para la introspección del alma”.

“Hay muchos datos de su biografía que la gente desconoce y parece que hasta nos hemos olvidado hasta qué punto Mario Conde ha sido un personaje muy importante en la reciente historia de España y de la economía mundial”, ha señalado Alonso, que el próximo 27 de octubre presentará “Mario Conde” en el Cine Paz de Madrid, que perteneció a la familia de su primera mujer, Lourdes Arroyo.