La distopía pesimista de Thom Yorke, un 'Black Mirror' musical con sintetizadores
Thom Yorke
Thom Yorke
AnimaXL / Popstock!POP / ELECTRÓNICA8Anima
El líder de Radiohead se encuentra en una etapa pletórica en cuanto a productividad. Si hace apenas unos meses se publicaban a modo de doble álbum sus composiciones para la banda sonora de la película Suspiria, hace tres días prácticamente por sorpresa hemos amanecido con Anima, su tercer álbum en solitario.
Yorke describe su nuevo trabajo como un ejercicio de música distópica, adjetivo que en realidad podría aplicarse a casi toda la música en la que ha estado envuelto desde la publicación en 2006 de The Eraser, Radiohead y proyectos como Atoms For Peace incluidos. Pero es cierto que las nueve canciones que componen Anima tienen ese tono de electrónica crepuscular que inmediatamente nos hacen pensar en el mejor cine de ciencia ficción de los últimos años.
Dawn Chorus por ejemplo (un tema cuyo origen se remonta a las grabaciones de In Rainbows) en la que Yorke prácticamente musita un texto sobre puertas cerradas, trabajos abandonados y luces de neón que perfectamente podría ambientar una segunda entrega de Under your Skin.
De hecho Anima cuenta con su propia película, un cortometraje dirigido ni más ni menos que por Paul Thomas Anderson, con la pareja de Yorke por protagonista -la actriz italiana Dajana Roncione- que dura quince minutos y se distribuye vía Netflix.
Black Midi
Black Midi
SchlagenheimRough Trade / Popstock!Schlagenheim
POST PUNK
8
Con su álbum de debut, estos cuatro jovenzuelos forjados en la The BRIT School for Performing Arts & Technology de Croydon, Inglaterra, han desatado la imaginación de los plumillas, que han corrido a imaginar fórmulas imposibles para intentar definir unas canciones tan abrasivas como inaprensibles.
Post punk, hardcore, improv, Canterbury sound… en la música de Black Midi se encuentran trazas de buena parte de los movimientos musicales que más espacio han ocupado en las páginas de la prensa especializada durante los últimos cuarenta años de periodismo musical. No es una simple declaración de principios: la banda maneja un altísimo nivel instrumental y la voz funciona como un potenciador de sabor tanto cuando se lanza a escupir peroratas a lo David Thomas (Pere Ubu) como cuando se maneja en la tradición de los grandes clásicos del hardcore.
Bad Bunny & J. Balvin
Bad Bunny & J. Balvin
OasisUniversalLATINO URBANO7Oasis
El puertorriqueño Bad Bunny y el colombiano J. Balvin, la dupla que definitivamente ha globalizado los ritmos reguetoneros con coartada urban, sorprende con un disco colaborativo publicado por sorpresa, punto de inflexión para un movimiento que no termina de vislumbrar su momento más álgido.
Más allá de su importancia simbólica, la colaboración entre estos dos iconos de sonido latino contemporáneo tiene algo de pasatiempo, de canción del verano en versión extendida. Las imágenes playeras de Mojaita, el tema de apertura, nos ponen rápidamente en situación: “Mira donde va la nena / no le baja, no le frena / bajo el sol brilla como mis caderas / saliendo del agua y acostándose en la arena”. Es música autoconsciente de su vocación bailable y razón de ser lúdica, que en el caso de estas ocho canciones se ajusta a los cánones del género sin mostrar el carácter aventurero que sí caracterizó los discos de ambos publicados el pasado año, Vibras y X100PRE.
Al contrario, aquí Bunny & Balvin aprovechan para rendir tributo a los maestros, recuperando al argentino Marciano Cantero para colaborar en Un peso, en la que hasta llega a incluirse un verso de una canción de la banda de Cantero, los Enanitos Verdes. “Y tu corazón idiota siempre me extrañará”, canta Balvin adaptando la lírica del rock latino de siempre a esta revolución paramericana que domina al mundo entero. No es casual que en la pegadiza Yo le llego haya referencias explícitas a Colombia, México, Argentina, Venezuela, Puerto Rico, Chile, Santo Domingo o Panamá. Aplicando terminología futbolista, la dupla Bunny & Balvin representa hoy por hoy la punta de lanza de la revolución de los modestos.
Coil
Coil
The Gay Man’s Guide to Safer Sex +2Mousique Pour La DanseELECTRÓNICA7The Gay Man’s Guide to Safer Sex +2
Tras el fallecimiento de Peter Christopherson en 2010 –al que había precedido el de su compañero John Balance en 2004-, se abrió un periodo de incertidumbre en el que sencillamente no estaba claro qué iba a ocurrir con el monumental legado musical de Coil. El proceso de reediciones que había comenzado Christopherson desde su retiro en Tailandia se interrumpió drásticamente y todo ese proyecto quedó en un limbo hasta que en los últimos años diversos sellos discográficos han ido recuperando material perdido de la mítica formación británica.
Hace un par de meses, Treshold Archives publicaba una nueva tanda de reediciones en CD, la segunda después de la que llevaron a cabo en 2015, y sellos como Infinite Fog, Sub Rosa, Prescription o Cold Spring se han sumado a la recuperación de material más o menos perdido de la banda.
Es el caso que nos ocupa, una banda sonora que Coil llevaron a cabo para un documental de educación sexual editado únicamente en VHS, en 1992. El vídeo en cuestión llevaba por título The Gay Man's Guide To Safer Sex y obviamente se centraba en el universo de las relaciones homosexuales, una temática que ha ocupado buena parte de la obra de Coil.
Lo componen seis piezas instrumentales que muestran algunas de las facetas más accesibles de Coil, moviéndose entre el downtempo psicodélico del tema titular (años antes de que esa etiqueta se hiciera popular) y una suerte de lounge-jazz electrónico, en la línea de los trabajos de Badalamenti para David Lynch.
Combo Chimbita
Combo Chimbita
AhomaleAnti / [PIAS]MESTIZAJE6Ahomale
Explican los colombianos instalados en New York Combo Chimbita que Ahomale, título de su segundo álbum, hace referencia a la veneración de los ancestros, un elemento que está muy presente en su música. Efectivamente hay un componente tradicional en la música de este cuarteto que sin embargo tanto por su formación -a la singular la voz de Carolina Oliveros le acompañan los sintetizadores de Prince of Queens, el guitarrista Niño Lento y el batería Dilemastronauta- como por su propia vocación musical, cabría calificar de “psicodélico”.
La producción del disco corre a cuenta de Daniel Schlett, conocido por sus trabajos para bandas netamente norteamericanas, como The War on Drugs o Modest Mouse, y ajeno a los sonidos de corte más folklórico. Y eso no hace más que reformar el impacto psicodélico de unas canciones que transitan entre la cumbia, la canción latina, el rock californiano clásico y una espesa nube de marihuana.
Jambinai
Jambinai
OndaBella Union / [PIAS]POSTROCK8Onda
Si hace unas semanas hablábamos en esta misma sección de Park Jiha, ahora le llega el turno a otros de los renovadores de la música surcoreana contemporánea: Jambinai, una banda formada en la Korea National University of Arts, lo que de algún modo da ya una pista de su planteamiento musical.
En su caso, la recuperación de instrumentos tradicionales se hace en un contexto diferente al de Jiha, integrados en un discurso musical que nítidamente podemos calificar de post-rock, a medio camino de los clásicos Mogwai y los extremos Envy.
Como aquellos, Jambinai juegan con las dinámicas planteando temas que son largos desarrollos mayormente instrumentales. Su música es una montaña rusa de intensidades que a la clásica formación de guitarra, bajo y batería suma instrumentos como el haegeum o el geomungo, ajenos a la tradición del rock y que aportan un valor tímbrico a estos ocho temas, situándoles en un espacio personalísimo, casi único, dentro del género. Y por momentos da miedo…
The Black Keys
The Black Keys
Let’s RockInterscopeROCK6Let’s Rock
The Black Keys vuelven tras un silencio discográfico de cinco años, poca cosa teniendo en cuenta que los rumores apuntan desde hace bastante a una relación convulsa entre los dos componentes del grupo, Dan Auerbach (guitarra y voz) y Patrick Carney (batería), que apenas podrían ni verse en la misma habitación. Aparcadas o no esas diferencias, lo cierto es que el dúo vuelve como si tal cosa, con un mensaje simplista que en realidad resume la esencia del grupo: “Vamos a rockear”. No hacen otra cosa de principio a fin del disco.
El riff con el que arranca el primer tema, Shine a Little Light, da la medida del resto del álbum: un constante (y vano) intento por incendiar los estándares del rock y el blues más mainstream a partir de clichés líricos y musicales. Convertidos en una suerte de ZZ Top del siglo XXI, lo más peligroso que vamos a encontrar a lo largo de estas doce canciones es la silla eléctrica de la portada, reclamo tramposo de lo que hay en el interior.