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Músicas diversas y dispersas se cuelan con cautela en La Mercé de la pandemia

Músicas diversas y dispersas se cuelan con cautela en La Mercé de la pandemia
Marc Corominas/Rosa Díaz Barcelona —

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Marc Corominas/Rosa Díaz

Barcelona, 24 sep (EFE).- Nunca había sido tan difícil disfrutar de un concierto de fiesta mayor y probablemente nunca había sido tan necesario, por eso el público que ha logrado reservar entradas por internet para los diversos y dispersos escenarios de La Mercé de Barcelona de este año ha disfrutado con pasión, eso sí, contenida.

Permanecer sentado en la silla y mantener la distancia de seguridad ha sido más fácil en el sentido recital de María del Mar Bonet en el anfiteatro del Teatre Grec que en festivo concierto de Itaca Band, pero en todos los casos se ha conseguido.

En el espacio Mediterráneamente de Estrella Damn en el Forum, que este año ha sustituido al ya tradicional escenario de la playa del Bogatell, más de media hora antes de que empezar el concierto de Itaca Band, que tenía desde hace días las entradas agotadas, un centenar de grupis ya esperaban deseos de poder acceder al recinto y se han visto algunas carreras para afianzarse en las primeras filas de sillas.

No ha habido este año ríos de personas saliendo del metro hacia el Forum, espontáneas concentraciones de jóvenes haciendo botellón en la entrada del parque o las tradicionales aglomeraciones en las primeras filas del concierto.

En su lugar, estrictos controles de seguridad, aforos limitados con sillas separadas y una pequeña barra con unas mesas como único espacio habilitado para vender y consumir cerveza.

Los ritmos latinos, de ska, reggae e incluso punk-rock de Itaca Band se han disfrutado en la soledad de la silla, dejando atrás los habituales pogos, el baile en el que el público salta bruscamente y se da empujones, y el calor del contacto entre ajenos.

Así, las coreografías de movimientos de brazos moviéndose al unísono, los cabeceos siguiendo la música, los aplausos rítmicos o las voces coreando las canciones han sido el único método para animar la noche.

“Bailaremos de cintura para arriba” o “No nos podemos acercar pero podemos cantar” han sido algunas de las consignas dadas por la banda durante el concierto a un público que ni con “Temerario”, el tema más conocido de la banda, ha dejado de respetar las medidas de seguridad.

Sin embargo, durante el espectáculo, la veintena de vigilantes de seguridad que velaban por el cumplimiento de las normativas sanitarias se han encargado de advertir rápidamente a algunos espectadores que puntualmente se han dejado llevar por el ambiente festivo.

En el concierto de María del Mar Bonet no ha hecho falta advertir a nadie porque el público se ha sumergido en la hondura de los ritmos mediterráneos de la intérprete mallorquina y se ha olvidado de todo lo material, incluso de que llevaba la mascarilla puesta.

La necesidad de limitar el aforo ha obligado a los organizadores ha sustituir los escenarios habituales de las plazas y calles de Barcelona por recintos de acceso controlado, una medida que ha dejado sin fiesta a los que no han conseguido reservar entradas a tiempo pero que, en contrapartida, ha permitido a La Mercé ganar espacios preciosos, como el Teatre Grec o el Park Güell.

Este último ha sido el marco de lujo de uno de los conciertos más interesante de día, el de los jóvenes intérpretes de Vozes junto al prestigioso trompetista de jazz Ray Colom.

Otros grupos locales como Suu, Lildami, Roger Mas, Varry Brava, Blaumut, Egosex y Flamingo Tours también han actuado en alguno de los 14 escenarios diseminados por los barrios de Barcelona, que han dejado el centro de la ciudad libre de multitudes, como la COVID exige, pero sin tener que renunciar a la música. EFE

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