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Susanita en Benidorm

Laura Vilanova

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Los pobres son pobres porque quieren. ¿No te das cuenta de que si encima de ser pobres, invierten en artículos de mala calidad, siempre van a ser pobres?” Los que sean de mi generación o de generaciones anteriores recordarán esta frase que pronunciaba Susanita, el personaje que acompañaba a Mafalda en sus tiras y en el que Quino concentró todos los roles asociados a la mujer doméstica. La máxima aspiración de Susanita era casarse con un hombre rico, tener muchos hijos y pertenecer a una clase acomodada. ¿Al resto del mundo? ¡Qué le dieran!!!! ¿Y los pobres? ¡Escondidos, por supuesto!

Seguro que para muchos, el personaje de Susanita era exagerado, un intento del autor por llevar a extremos su crítica a la burguesía argentina de los sesenta… ¡Pues no! Quino no exageraba. Los pobres molestan, ensucian, asustan, remueven nuestras conciencias y dañan la imagen de nuestras ciudades. ¿Por qué si no la última moda entre los dirigentes municipales es ‘penalizar la mendicidad’?

Madrid, Valladolid, La Laguna… En la provincia de Alicante, el último municipio en ponerla en marcha ha sido Benidorm. ¡Sí, Benidorm! Una ciudad gobernada por mayoría socialista que no ha titubeado a la hora de lanzar una ordenanza para que los pobres que “afean” la ciudad turística por excelencia de la Costa Blanca se abstengan de pedir en la calle. ¿No se dan cuenta de que molestan? ¿No reparan que a los turistas no les gusta toparse con la suciedad de un mendigo?... ¡Qué se vayan o tendrán que pagar 750 euros de multa! Y para los que no puedan costearse el viaje, el Ayuntamiento pone el transporte gratis. ¡Todo ventajas!…, pensaría Susanita.

No sólo por absurdas. Pedirle 750 euros a un mendigo que no tiene ni para comer está lejos de toda lógica. También por inhumanas y dignas de un mundo carente de valores, este tipo de ordenanzas municipales que se han puesto de moda son (o deberían ser), en sí mismas, sancionables. Y, al menos a mí y a los vecinos que han promovido la recogida de firmas contra la ordenanza en change.org, no nos vale la excusa (que no argumento) de que con ellas se pretende realizar todo un trabajo de lucha contra la mafia organizada que se vale de menores o mujeres en desamparo y las lanza a la mendicidad para explotarlas… ¡No! Para perseguir eso no es necesaria ninguna nueva ordenanza. Existen leyes y hay que aplicarlas.

Pero, ¡de verdad! ¿Ninguno de estos políticos se ha preguntado por el sistema que ha creado esta mendicidad? Y, ¿quién multa a este sistema?

Mientras Cáritas presenta el informe sobre la pobreza en España e intenta abrirnos los ojos para evitar que la crisis siga castigando a los colectivos más desfavorecidos, mientras Intermón Oxfam nos saca los colores y alerta de que, si seguimos así, en el año 2025 España tendrá 20 millones de pobres, los políticos locales de Benidorm prefieren mirar hacia otro sitio e intentar alejar la realidad en autobuses pagados por un municipio que cuenta entre sus méritos el haber dado la alternativa a Julio Iglesias, Raphael o Zaplana.

A fin de cuentas, a Benidorm no se viaja para ver miserias. Para eso ya nos quedamos cada uno en nuestra casa.

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