Campaña contra una usuaria del burquini en la piscina municipal de Calp

Es este un caso delicado que abre de nuevo un debate latente que amenaza siempre con resentir la convivencia entre culturas. La concejalía de Deportes de Calp ha recibido hasta 22 instancias presentadas por personas distintas a través del conducto oficial del ayuntamiento quejándose de una usuaria que en la piscina municipal de esa población utiliza el burquini para disfrutar del baño.

Llama evidentemente el alto número de reclamaciones, sobre todo si se tiene en cuenta que se presentaron todas en apenas durante el mes de octubre. Eso sí, todas las protestas anotadas en el registro de entrada llevan la misma redacción, lo que deja entrever que como mínimo se trata de una campaña consensuada y no de acciones surgidas de forma espontánea. La redacción concreta de las 22 reclamaciones es la siguiente: “Queja por asistencia de una persona con burquini a la instalación de la piscina municipal”.

Por el momento, no hay constancia, al menos oficial, de que la concejalía de Deportes calpina haya reaccionado en un sentido o en otro: es decir, aceptando el argumento de quienes han plasmado su descontento o pronunciándose a favor de la bañista que utilizó esa prenda en la citada instalación pública.

El burqini o burkini es un traje de baño femenino que cubre totalmente el cuerpo de la mujer, excepto la cara, las manos y los pies. Es en realidad se trata de una marca registrada, composición de burka y bikini. Aheda Zanetti, diseñadora de ropa deportiva y deportista australiana de origen libanés, lo creó en 2004. Según sus palabras, la idea era que las musulmanas australianas pudieran bañarse en público sin contravenir las obligaciones islámicas. La prenda poco a poco salió de Australia y se extendió por todo el planeta.

Y provocó controversias como la que ahora se ha localizado en Calp. Con dos partes enfrentadas: por un lado, la de quienes advierten de que censurar a una persona por utilizar ese traje en realidad aviva un debate de odio sobre una cultura diferente y cuestiona el derecho de cada cual a vestir cómo quiera siempre que no sea impuesto. Y por otro, quienes arguyen que el burquini es una forma de mantener las restricciones sexistas contra la libertad de las mujeres musulmanas.