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Bragas rosas

Carteles de la campaña Pink Chaddi

Irene Milleiro

Estos días la India es noticia por la brutal violación en grupo de una chica de 23 años y las movilizaciones que estos hechos han provocado. Pero el problema es mucho más grave y arraigado: en la India una mujer es violada cada 20 minutos. La violencia verbal y física contra las mujeres es algo cotidiano en el país (y en muchos otros). Y también son muchas las mujeres que se rebelan contra esta situación y han impulsado campañas para romper los tabús que existen sobre el rol de las mujeres y abordar este problema. en la India una mujer es violada cada 20 minutos

2.000 bragas rosas. Eso es lo que recibieron por correo el día de San Valentín de 2009 los miembros del grupo hindú ortodoxo de extrema derecha Sri Ram Sena. Unos días antes, el 9 de Febrero, un grupo de 40 hombres vinculados a ese grupo atacaron y golpearon a varias mujeres en un pub en Mangalore, en la India, por estar bebiendo, fumando, y con ello estar “violando los valores tradicionales indios.” El líder del grupo anunció que si el 14 de Febrero veían por la calle a parejas “expresando su amor” las llevarían a un templo y les obligarían a casarse inmediatamente.

Sus declaraciones animaron a un grupo de chicas a crear un grupo en Facebook: el “Consorcio de Chicas Fáciles y Atrevidas que Van a los Pubs”. En menos de una semana el grupo tenía más de 40.000 miembros. Entonces decidieron lanzar una campaña de protesta pacífica pidiendo a las mujeres de la India que enviasen bragas rosas a la oficina del grupo extremista el día de San Valentín. Pueden ver en la foto de aquí abajo la cara que se les quedó a los señores. Ahí empezó la llamada “Pink Chaddi Campaign” que durante varios meses siguió generando debate sobre la violencia física, psicológica y oral contra las mujeres en la India, un grave problema social fuertemente arraigado en la India más tradicional. Hasta el punto de que la Comisión Nacional para las Mujeres, que constituyó un equipo para investigar el ataque en el pub, culpó al pub y a las chicas atacadas de lo sucedido. Tal cual.

¿Por qué me gusta esta campaña? Porque molestó. Creo firmemente que si una campaña no molesta no conseguirá nada. Y esta molestó tanto que la página del grupo de Facebook fue constantemente hackeada hasta que tuvieron que cerrarla. Molestó también a alguna gente consideró que la campaña banaliza un problema muy grave. Puede ser. Pero justamente dándole al tema un giro de irreverencia y humor las mujeres consiguieron no solo que en todo el país se hablase del problema, sino plantar cara al mismo desde un ángulo inesperado, algo que es un factor de éxito en muchas campañas. Además la campaña supo conjugar muy bien la viralidad que te ofrece lo online con acciones offline que ofrecían a cada persona la posibilidad de hacer algo “físico”.

Pero la del Pink Chaddi es solo una campaña. Son muchas las organizaciones indias que llevan años abordando este tema. Blank Noise está formada un enorme grupo de hombres y mujeres voluntarios que llevan más de 8 años generando debate sobre los límites entre el flirteo y el acoso, e intentando romper el arraigado prejuicio de que la culpa del acoso es de la ropa que visten algunas mujeres. También han recopilado testimonios de cientos de mujeres sobre sus experiencias con el acoso, de nuevo para intentar romper el tabú que existe, el mito de que lo mereces y debes callarte. Y estos días Blank Noise está recogiendo y diseminando en su blog los compromisos personales de mucha gente para acabar de una vez con todas con la violencia contra las mujeres en la India. Porque hacer que las ciudades sean más seguras para las mujeres es una labor de todos. No callar ante las agresiones. Intervenir. Llamar a la policía. Educar a tus hijos e hijas en el respeto por el otro.

Desafortunadamente ha tenido que llegar la brutal violación de Jyoti Singh Pandey hace unas semanas para conseguir que miles de personas se echen a las calles (y a las redes) para reclamar a las autoridades indias que aborden de una vez un problema estructural que afecta a toda la sociedad india. Pero más allá, miles de personas se han dado cuenta de que pueden y deben hacer algo en su vida diaria, que su compromiso personal y sus acciones importan, y mucho.

Ojalá la muerte de Jyoti sea el principio de un cambio definitivo para todas las mujeres en la India.

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