Conflictos armados, violencia extrema, emergencias nutricionales y millones de desplazados en todo el mundo: 2016 ha sido especialmente duro para las personas afectadas por guerras y violencia
Sudán del Sur, Malaui, Afganistán, Haití, Mediterráneo, Serbia, Ucrania, Yemen, Nigeria y, por supuesto Siria
Estas imágenes condesan gran parte de lo que ha sido este año para las personas a las que atiende Médicos Sin Fronteras
Durante las campañas de vacunación que MSF lleva a cabo en Malaui, algunos pescadores se acercan al barco de la organización y la vacunación se realiza directamente sobre el agua. El año pasado, Malaui sufrió las inundaciones más graves de las que se tiene memoria: casi 180 personas murieron y más de 200.000 tuvieron que dejar sus casas. Las clínicas móviles de MSF realizaron 40.000 consultas ambulatorias, distribuyeron artículos de primera necesidad a más de 13.000 hogares y suministraron tres millones de litros de agua potable. Con ello se contribuyó a contener una epidemia de cólera que se había declarado en el vecino Mozambique y se había extendido a Malaui. © Aurélie Baumel/MSF
Durante las campañas de vacunación que MSF lleva a cabo en Malaui, algunos pescadores se acercan al barco de la organización y la vacunación se realiza directamente sobre el agua. El año pasado, Malaui sufrió las inundaciones más graves de las que se tiene memoria: casi 180 personas murieron y más de 200.000 tuvieron que dejar sus casas. Las clínicas móviles de MSF realizaron 40.000 consultas ambulatorias, distribuyeron artículos de primera necesidad a más de 13.000 hogares y suministraron tres millones de litros de agua potable. Con ello se contribuyó a contener una epidemia de cólera que se había declarado en el vecino Mozambique y se había extendido a Malaui. © Aurélie Baumel/MSF
Una niña espera en la sala de urgencias del hospital de Boost, en Lashkar Gah, (Helmand), en el sur de Afganistán. Allí MSF cuenta con uno de los tres hospitales de referencia del país y que apoya desde hace siete años. Gracias al personal -700 personas contratadas localmente y 25 de origen internacional-, ofrece asistencia pediátrica y de maternidad, servicios de cirugía, medicina interna, urgencias y cuidados intensivos. Además, apoyan el diagnóstico y seguimiento de pacientes con tuberculosis, enfermedad que constituye una importante amenaza para la salud pública en Afganistán y a la que sin embargo se presta poca atención. © Kadir Van Lohuizen/Noor
Una niña espera en la sala de urgencias del hospital de Boost, en Lashkar Gah, (Helmand), en el sur de Afganistán. Allí MSF cuenta con uno de los tres hospitales de referencia del país y que apoya desde hace siete años. Gracias al personal -700 personas contratadas localmente y 25 de origen internacional-, ofrece asistencia pediátrica y de maternidad, servicios de cirugía, medicina interna, urgencias y cuidados intensivos. Además, apoyan el diagnóstico y seguimiento de pacientes con tuberculosis, enfermedad que constituye una importante amenaza para la salud pública en Afganistán y a la que sin embargo se presta poca atención. © Kadir Van Lohuizen/Noor
Una mujer y su bebé miran por la ventana antes de atracar a tierra. En 2016, más de 180.000 personas llegaron a Italia tras jugarse la vida en el Mediterráneo central. Una de cada 9 fueron rescatadas por los equipos de MSF en del Dignity I, el Bourbon Argos y el Aquarius. No obstante, más de 4.600 personas han fallecido en el intento en esta ruta mortal. © yann Merlin/SOS MEDITERRANEE
Una mujer y su bebé miran por la ventana antes de atracar a tierra. En 2016, más de 180.000 personas llegaron a Italia tras jugarse la vida en el Mediterráneo central. Una de cada 9 fueron rescatadas por los equipos de MSF en del Dignity I, el Bourbon Argos y el Aquarius. No obstante, más de 4.600 personas han fallecido en el intento en esta ruta mortal. © yann Merlin/SOS MEDITERRANEE
Iwath es de origen iraquí pero ha tenido que huir a Serbia. “Queremos libertad y futuro, no tenemos libertad en mi país. Quiero continuar mi viaje, no puedo volver”, explica. Como él, alrededor de 300 refugiados, sobre todo de Siria e Irak, protestan contra los controles fronterizos frente a un centro de recepción cercano a la estación de ferrocarril de Sid, al norte del país. © Alex Yallop/MSF
Iwath es de origen iraquí pero ha tenido que huir a Serbia. “Queremos libertad y futuro, no tenemos libertad en mi país. Quiero continuar mi viaje, no puedo volver”, explica. Como él, alrededor de 300 refugiados, sobre todo de Siria e Irak, protestan contra los controles fronterizos frente a un centro de recepción cercano a la estación de ferrocarril de Sid, al norte del país. © Alex Yallop/MSF
Una de las voluntarias de MSF posa en el interior de una clínica móvil, en Mayorsk, Ucrania. MSF ha establecido puntos de primeros auxilios y suministro de agua para ayudar a la población que debía esperar largas colas, en condiciones meteorológicas extremas (por frío o calor), para cruzar la línea del frente en los puestos de control de Artemovsk-Gorlovka, Volnavakha-Donetsk y Mayorsk. © Christopher Nunn/MSF
Una de las voluntarias de MSF posa en el interior de una clínica móvil, en Mayorsk, Ucrania. MSF ha establecido puntos de primeros auxilios y suministro de agua para ayudar a la población que debía esperar largas colas, en condiciones meteorológicas extremas (por frío o calor), para cruzar la línea del frente en los puestos de control de Artemovsk-Gorlovka, Volnavakha-Donetsk y Mayorsk. © Christopher Nunn/MSF
Varios pacientes esperan para inscribirse en el Centro de Nutrición Terapeútica en Damboa, en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria. Desde julio de 2016, equipos de MSF trabajan en la zona tratando a los pacientes y mejorando la situación del agua y el saneamiento. Tres clínicas funcionan diariamente en tres campamentos diferentes: la mayoría de los pacientes atendidos, especialmente niños, presentan síntomas de malnutrición aguda severa, malaria, diarrea y otras enfermedades relacionadas con la higiene. En Nigeria, 4,4 millones de personas necesitan alimentos. El conflicto entre Boko Haram y el Ejército nigeriano ha obligado a 2,6 millones de personas a huir de sus hogares en Borno. Los desplazamientos de población internos han dado pie a una crisis alimentaria sin precedentes. © Ikram N'gadi
Varios pacientes esperan para inscribirse en el Centro de Nutrición Terapeútica en Damboa, en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria. Desde julio de 2016, equipos de MSF trabajan en la zona tratando a los pacientes y mejorando la situación del agua y el saneamiento. Tres clínicas funcionan diariamente en tres campamentos diferentes: la mayoría de los pacientes atendidos, especialmente niños, presentan síntomas de malnutrición aguda severa, malaria, diarrea y otras enfermedades relacionadas con la higiene. En Nigeria, 4,4 millones de personas necesitan alimentos. El conflicto entre Boko Haram y el Ejército nigeriano ha obligado a 2,6 millones de personas a huir de sus hogares en Borno. Los desplazamientos de población internos han dado pie a una crisis alimentaria sin precedentes. © Ikram N'gadi
Un hombre y su hijo permanecen sentados en una zona devastada por el huracán Matthew cerca de Port Salut, al suroeste de Haití. El pasado 4 de octubre, el huracán devastó gran parte del país. Tres meses después, aún hay pueblos remotos que no han recibido ayuda y el riesgo de cólera es latente. Falta comida, agua potable y refugios: en definitiva, urge más compromiso internacional para ayudar a Haití. © Andrew McConnell/Panos Pictures
Un hombre y su hijo permanecen sentados en una zona devastada por el huracán Matthew cerca de Port Salut, al suroeste de Haití. El pasado 4 de octubre, el huracán devastó gran parte del país. Tres meses después, aún hay pueblos remotos que no han recibido ayuda y el riesgo de cólera es latente. Falta comida, agua potable y refugios: en definitiva, urge más compromiso internacional para ayudar a Haití. © Andrew McConnell/Panos Pictures
Um Abdulramán sostiene a su hijo el pasado 20 de febrero de 2016, nacido durante la guerra y ahora desplazado en el campamento de los desplazados khmer en Amran, en el noroeste de Yemen. La familia tuvo que abandonar su hogar para escapar de los constantes ataques aéreos en la provincia septentrional de Saada. © Rawan Shaif
Um Abdulramán sostiene a su hijo el pasado 20 de febrero de 2016, nacido durante la guerra y ahora desplazado en el campamento de los desplazados khmer en Amran, en el noroeste de Yemen. La familia tuvo que abandonar su hogar para escapar de los constantes ataques aéreos en la provincia septentrional de Saada. © Rawan Shaif
Con solo 5 años, este niño se recupera de una operación de abdomen tras ser alcanzado por la metralla a raíz de varios ataques aéreos en el este de Alepo, en Siria. Desde que comenzó en 2011, el conflicto sirio ha provocado la mayor crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas necesitan desesperadamente ayuda humanitaria para sobrevivir. Además, la situación durante los meses del asedio ha sido de una crueldad sin parangón. Incluso los pacientes, los hospitales, el personal médico y las ambulancias han sido objetivo deliberado de los bombardeos por parte de las fuerzas gubernamentales sirias y rusas. © Karam Almasri